viernes, 9 de agosto de 2019

San Lorenzo es el alba de Huesca.-




Ramón J. Sender en el “Alba de oro” cuenta un amor desbordante a su querido Aragón, narrando el amanecer de su monarquía, en su obra “El Alba de oro”. Empieza por atribuirse a sí mismo un apellido del primer rey de Aragón, a saber Garcés, pues lo llamaban Sancho Garcés Abarca. Fue con su familia a veranear al pueblo aragonés de Sancho Abarca, que se encuentra al lado de Navarra, donde también reinaba el citado Sancho Garcés Abarca y en dicho  lugar  se encuentra una ermita románica y una zona, donde dicen que tenían sus tropas el campamento.
El padre de Ramón J. Sender, era secretario de Tauste, cercano al pueblo de Sancho  Abarca y tal vez por esa razón fueran a veranear a tan histórico lugar.
 María Angeles Campo coincide con el antiguo Padre Maestro Pedro Abarca, cuando dicen creer que el linaje aragonés de los Abarca, tiene su origen en Sancho Abarca, que fue hijo del Rey de Navarra llamado García Iñiguez y de su esposa Doña Urraca Jiménez, que fue hija del Conde de Aragón.
Los hermanos Carrafa se sorprenden del llamativo origen del sobrenombre Abarca, palabra vasco-navarra y entonces también aragonesa. Añaden :”aun admitiendo que hubiese en Aragón un linaje de Abarca anterior al Rey Don Sancho, siempre resultaría que Don Sancho fue el tronco principal y primer ascendiente de este apellido” El nombre de Aragón también es vasco, pues fue un condado hermanado con Navarra, tanto es así que Don Sancho Abarca fue enterrado en San Juan de la Peña. Y siguieron en la historia de Aragón  figurando muchos Abarcas, unos de Bolea y otros de Serué, siendo enterrado, por sentimientos históricos Don Pedro Pablo Abarca de Bolea en San Juan de la Peña, igual que el primer Rey de Aragón, Don Sancho Abarca.
Se han dado en Aragón periodos de abandono de su historia y vemos como San Juan de la Peña, se abandonó miserablemente, llegando el Monasterio Moderno casi a desaparecer. ¡Cuantos libros se perdieron entonces en tal lugar!.Los mismos vecinos de Botaya rescataron alguno de ellos, de los que muchos se han perdido.
Pero el mismo novelista  Sender, recuerda aquellos viejos tiempos y ha tratado de dejar en los aragoneses el afecto por su historia.
Para ello escribe en su libro un pergamino imaginado, que dice”: Prefacio hecho por mí mismo a las ordenanzas de este castillo, levantado según memoria escrita por Sancho Garcés Abarca para que sea leído una vez por mes” y entre otras cosas dice: ”De tres clases de hombres (y mujeres) está hecha la fortuna y la gloria de esta tierra…Los unos que por su buen ánimo para tratar con el prójimo, su corazón amoroso de Dios y de los hombres, su sentimiento del bien y su disposición para ayudar a los demás, han llegado a borrar de su alma todas las pasiones y los malos afectos y viven sin tener más presencia que la sombra de las virtudes. Esta clase de hombres son los santos”. Hay otros hombres y mujeres de los que “ Dios se sirvió…que supieran poner en buena retórica gozos santos y  cantares profanos. A esta clase de seres los llamaremos la de los poetas”. Habla por fin de los héroes y heroínas y saca la conclusión: “los tres hombres (y mujeres) más necesarios al fundamento de la grandeza son los santos, los poetas (y los filósofos) y los héroes”.
Entre ellos se encuentran casi todos los Abarcas, entre los que se está Ana Francisca Abarca de Bolea, de la que estamos celebrando el cuatrocientos aniversario de su nacimiento, gran poetisa en castellano barroco y en fabla aragonesa, en la que dirige una hermosa poesía  a la sierra de Guara. Otra es Doña Francisca Bernarda Abarca de Vilanova, hija de los Señores Barones de Serué y de San Vicente y nacida en Huesca en la calle de Sancho Abarca, en el palacio que se aprovechó para convertirlo en almacenes Simeón. El año pasado lo derribaron y ahora lo están reconstruyendo. Contamos entre otros con los militares Don Bernardo y Don Martín Abarca de Bolea, además de otros guerreros, escritores y poetas.
Por fin espera Sender que en Aragón haya siempre gobernantes ”que  lleven por ese camino a la verdadera gloria de obtener en esta Peña fuerte de Sancho Garcés Abarca, algún hombre que, alcanzando en su más alto estadio las tres virtudes de heroísmo, santidad y saber o poesía, mejore el camino de los demás”, como hicieron Sancho Abarca, Ana Francisca Abarca de Bolea y el Conde de Aranda, nacido en Siétamo. El conde de Aranda está también enterrado en San Juan de la Peña y con él se acabaron en Aragón los nobles Abarcas, pero quedaron los múltiples Abarcas sin nobleza escrita, pero de noble corazón y todos descendientes, como dijo el antiguo escritor Abarca  del Rey de Aragón y de Navarra, Sancho Abarca.
Hemos visto como eran aquellos tiempos de su reinado, todavía se hablaba vascuence en muchos pueblos de nuestro Alto Aragón, pero hay que tener en cuenta que en la tierra habitada por los ilergetes vasco-ibericos,  la influencia romana o latina llegó antes que, por ejemplo a Vizcaya y a Guipúzcoa y con mucha fuerza .Estos no pelearon con los romanos, como por ejemplo los astur-cántabros, los ilergetes, los oscenses y los navarros.
Don Antonio Naval Mas escribe en el Diario del Alto-Aragón el día 30 de Mayo de 1993: ”en los años 84,86 y 87 se hicieron excavaciones en la calle Costa…Los residuos de torres excavados ya estaban ocultos en la Edad Media…las torres exhumadas se remontan a la antigüedad ibero-romana, pues queda ya más que claro que ésta existe como algo posterior”. La profesora Almudena Domínguez dice en el Alto Aragón, que “Osca se originó a partir de un núcleo indígena asentado sobre un cerro elevado de topografía irregular…A pesar de su buena posición estratégica junto al río Isuela, protección segura hacia el norte y levante, dispuso de murallas no conservadas”. Don Antonio Naval Mas acaba su escrito sobre las murallas diciendo:”Las murallas deben decididamente ser incorporadas al marco urbano de la ciudad, haciéndolas hablar con una restauración adecuada y un soporte didáctico fácil, para que todos los habitantes de la ciudad y forasteros que junto a ellas pasen, descubran la huella de una historia que no es sólo la de Huesca sino la de los remotos tiempos de Iberia”. San Lorenzo tuvo que ser conocedor de algún tramo de muralla ibérica, pues en el siglo primero ya había culturizado Sertorio  nuestra  ciudad. Se estaba comunicando Osca con Lérida, con Zaragoza y con Pamplona, “en cuyo rumbo está Sexto (caserío de Castejón de Becha) y posiblemente las quince millas de Quinzano”, tal como indica Agustín Ubieto”. (Domingo Buesa). María Angeles Magallón habla de la antigua calzada de Tolouse-Pompaleón “que iba desde el cerro de la Alegría de Monzón hasta Pamplona cruzando de este a oeste las tierras de Huesca”. Ahora estamos con los mismos problemas que entonces, a saber la creación de las autopistas, cuya ausencia nos está cortando las relaciones con dichas ciudades, cuando en tiempos de San Lorenzo ya estaba hechas las Vías Romanas. Los ilergetes dominaban desde Lérida hasta Huesca y hablaban el vasco-ibérico, como indica el nombre de Osca, que en el diccionario vasco-castellano, pone que Osca quiere decir muesca o apertura y es la muesca que forma el Salto de Roldán la que figura en el escudo oscense. En la Sierra de Santo Domingo está la Osqueta, hendidura a través de la cual se ven las Cinco Villas y nuestros ganaderos cortan en las orejas de sus ovejas unas aperturas, que llaman osquetas, unas a la derecha y otras a la izquierda y mientras unas van delante, otras van detrás, de tal forma que dan lugar a conocer la propiedad de las reses.

Pero Huesca llegó a alcanzar una gran romanización, yendo abandonando las lenguas vascas y celtas. Los celtas entraron en España por el Pirineo de Huesca y por el navarro Roncesvalles y siguieron siendo vecinos, con zonas en las que entendían el vasco, como se ve más tarde, en el periodo del visigodo Wamba, que ejercía una labor de vigilancia de fronteras y algunas veces los vecinos francos o vascones atacaban sus comarcas…y Wamba acometió, el año 672,una gran expedición contra los vascones, ”que dejaron sus palabras, costumbres y ritos brujeriles, como hemos visto que le pasó a Sancho Garcés con el apodo vasco de abarca, que tuvo que preocuparse por la sociedad de los navarro-aragoneses y por su cultura, sobre todo en sus monasterios, como el de San Juan de la Peña y en el de Leire.
Pero en el siglo II y en el III de nuestra era se expansionó la religión cristiana y “las primeras comunidades…muy pronto van a dar el testimonio de su fe en el trágico sucederse de las persecuciones romanas contra unos cristianos que defendían la dignidad del  ser humano en un mundo de esclavos”. (Buesa.
Y ahora volvemos a las teorías del barroco Baltasar Gracián y de Ramón J. Sender, que dicen que lo que hacía falta en la dirección de los pueblos es la Moral, el Arte y la Cultura. Gracián marca como fin de la vida del hombre el  ”llegar a ser  persona”, porque a pesar de su respeto por la vida del hombre, proclama que ésta debe modificar su conducta y observar de un modo nuevo y así será una buena persona, que lo harán héroe, político y discreto. Por eso pone al Rey Fernando, esposo de Isabel la Católica, como modelo de Rey para Aragón. En su obra El Héroe, con su estilo cerradamente barroco, escribe: “Mas apreciando los héroes verdaderos, equivocan en Augustino (San Agustín) lo augusto con lo agudo y en el lauro (Lorenzo) que dio Huesca para coronar a Roma compitieron la constancia y la agudeza”.
Sender en su Crónica del Alba, como he escrito en este artículo, dice: ”De tres clases de hombres (y mujeres), está hecha de fortuna y de gloria esta tierra. Los unos…su corazón amoroso de Dios y de los hombres…su disposición a ayudar a los demás y vivir sin tener más presencia que la sombra de sus virtudes. Estos hombres son los santos”.”Hay otros hombres y mujeres de los que Dios se sirvió…  que supieron poner en buena retórica gozos santos y cantares profanos. A esta clase de seres los llamaron la de los poetas”. Habla por fin de los héroes y heroínas y saca la conclusión: ”los tres hombres y mujeres más necesarios al fundamento de la grandeza son los santos, los poetas y los héroes”.
Estaba definiendo el Alba de Oro de Huesca, con las virtudes de San Lorenzo y todos los que han de gobernar en nuestra ciudad
han de imitarlo. Entre el siglo II y el III después de J, C., la religión cristiana aparece en Osca y sus discípulos los cristianos tendrían que dar testimonio de su fe al ser perseguidos por las autoridades romanas que habían creado un mundo de esclavos, al contrario que ellos que creían en un ser humano digno. Esta es el Alba de oro de la ciudad oscense, en la que aparece San Lorenzo, del que “nos habla Antonio Durán, que debió nacer en la ciudad de Huesca a principios del siglo III, que fue arcediano responsable de la administración de la Iglesia de Roma y que alcanzó el martirio el año258 en la persecución de Valeriano”. Sí, San Lorenzo es el Alba de oro de la ciudad de Huesca, porque “si España sé gloria de haber dado cuna al ilustre mártir San Lorenzo, si hace Italia gloriosa vanidad de haber sido el teatro de su triunfo ,también Francia cuenta entre sus especiales honras la de poseer una parte de sus preciosas reliquias”. (Año Cristiano de Juan Croisset). Y para los oscenses es su primera y más brillante estrella y la admiran y van a contemplarla a la ermita de Loreto, que no dejaron caer y allí mirando con elegancia las llanuras, regadas con las aguas de la alberca del mismo nombre, nos recuerda a sus padres San Orecio y Santa Paciencia, que allí tenían su finca en el campo y cuando subimos por el camino que nos conduce a tal ermita, al llegar a la torre de Farina, echamos piedras, mensajes de cariño en el pie de una Cruz que allí se encuentra.
Y vamos a venerar a San Lorenzo a su iglesia parroquial, que se está reparando a pesar de las dificultades económicas y los danzantes, descendientes de aquellos danzantes vasco-ibéros, bailan y bailan con gran fe y con entusiamo  y se hacen viejos, pero nunca faltan hombres nuevos, que continúan el baile cada día de San Lorenzo.
Cada año se celebran los tormentos que San Lorenzo tuvo que sufrir con “cárcel, azotes con escorpiones, varas y cordeles emplomados, planchas de hierro hechas ascua. Por último fue asado vivo en unas parrillas, donde consumó el martirio”.
Y es que San Lorenzo responde exactamente a las cualidades que exigen a los gobernantes, a los santos y los discretos, Baltasar Gracián y Ramón J.Sender,  pues es difícil encontrar un hijo de padres tan santos como San Orecio y Santa Paciencia.”Padres tan virtuosos y tan santos ,necesariamente habían de dar a su hijo la más cristiana educación. Correspondió a ella Lorenzo admirablemente, tanto por la noble belleza de su índole, como por la docilidad de su genio, y por una inclinación como nativa a todo lo que era virtud. Admiróse desde luego en él un corazón noble, intrépido y generoso”. Estas palabras demuestran que era poseedor de la Discreción, que Gracián exigía a los nobles aragoneses, obedeciendo la moral de San Sixto encantado tanto como asombrado de la inocencia y de los raros talentos que reconoció en nuestro cristiano un héroe”. Y San Lorenzo  demostró serlo ”cuando llegó a sus oídos la prisión del Santo Papa, cuando corrió a la cárcel, resuelto a no separarse de él en los suplicios, como quien suspiraba ansiosamente la corona del martirio”. Y habla Sender de que las tres virtudes que cita, como las nombró Gracián, no se dan a veces solas, sino que se mezclan como armonías de virtud, porque Lorenzo antes de sufrir todos los crueles tormentos a que fue sometido, obedeció a San Sixto que le dijo: ”consuélate, hijo mío, que pronto cumplirá el cielo tus encendidos deseos…anda y sin perder tiempo distribuye a los pobres los tesoros que se fiaron a tu cuidado, y prevente para recibir la corona del martirio…No se detuvo ni un momento .partió  al punto, entregó a los fieles los ornamentos y vasos sagrados, recogió todo el dinero que estaba destinado al socorro de los pobres, encaminose a aquellos parajes de Roma donde estaban ocultos los cristianos y recorrió todas las cuevas y lugares subterráneos, para repartir entre ellos las limosnas…y acabó de repartir entre los pobres todo el dinero que tenía”.
Croisset escribe “la limosna no es una caridad pura y gratuita, puesto que al pobre se le da aquello mismo que se ha recibido por él, con estrecha obligación de emplearlo en provecho suyo; título de justicia, contra el cual peca el rico que no tiene caridad con el pobre. ¿Pues cuánta será la obligación de aquellos cuyas riquezas sólo se componen de las limosnas de los fieles?”. Así lo comprendió nuestro querido obispo Don Javier Osés, que cuando acababa el mes ya no le quedaba ni una peseta, porque lo había dado casi todo.
Como hemos visto san Lorenzo unía a la  fe y la esperanza, la caridad, pero el arte no lo abandonó jamás, porque muchos oscenses hemos visto la romana y de gran belleza basílica, donde se encuentran reliquias suyas, acordándome de una gran piedra de mármol, teñida con la sangre del santo. Además en la misma ciudad se encuentran otras iglesias, que lo recuerdan pero por todo el mundo se halla la devoción a San Lorenzo, como en América, en Europa y dentro de ésta en Huesca, donde se está haciendo de su parroquia, una hermosa iglesia con una fachada que recuerda una parrilla y pasará la procesión por casa de Vilas, donde tal vez san Lorenzo vuelva a ver los restos de la muralla ibérica de Huesca y a lo largo del año vamos a Loreto, donde se encuentra su moderna figura, tallada por el buen artista Larruy. El Rey Felipe II, tuvo la idea de hacer en Loreto el gran Monasterio de El Escorial, pero diversas dificultades, como el terreno húmedo se lo impidieron y esto unido a la cercanía de donde hoy se encuentra con respecto a la Corte Española, lo llevó a realizar las obras de “El monumento más magnífico en honor de San Lorenzo del Escorial, elevado en recuerdo y agradecimiento por la victoria española en la batalla de San Quintín”
Par San Lorenzo se cantaba: ”San Lorenzo, San Lorenzo, en que buen tiempo has venido, en el tiempo de la trilla, que todos tenemos trigo. Trigo,  trigo, lo que sobre “p’al” bolsillo”.
Y el apóstol San Pablo, en su carta a los corintios escribió “el que siembra poco segará también poco, y el que siembra copiosamente, segará…y aquel que suministra la semilla al que siembra ,también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará más y más los frutos de vuestra justicia”.
Y la discreción  de la justicia de nuestro gobernantes hará que se den cuenta de que el agua que recogen del río Guatizalema, es preciso no que la devuelvan, pero si que  busquen los medios para que los pueblos de las orillas del río, no dejen de regar.
Es que según las palabras de Sender, San Lorenzo fue el Alba de oro de los habitantes de Osca y sigue siendo esa misma Alba de oro de los oscenses actuales, para que progresen materialmente y conserven su devoción a San Lorenzo.


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