sábado, 8 de enero de 2022

Sobre los ahorcados en Siétamo, en el Castillo.

 

         


                        

Yo no encontré ningún indicio de que en el Castillo-Palacio de los Condes se ahorcara a algún ciudadano. Había en la parte Este de dicho Palacio, una pequeña celda donde se encerraban diversos ciudadanos, para hacerles cumplir algún castigo. Yo me acuerdo de esa pequeña celda donde se encerraban los ciudadanos castigados por cometer algún delito. Y todavía me llamaba la atención un alto poste, en cuyo extremo superior, colgaba una soga, que indicaba que allí se colgaría por su cuello algún delincuente. Pero en las descripciones que se encuentran escritas sobre la vida culta y pacífica de los Condes se habla del lujo de aquel Palacio e incluso se describen escenas en que los niños del  pueblo,  que jugaban con otros niños  o niñas,  hijos de los Nobles dueños del Castillo, pero nada se dice de la muerte aplicada a algún rebelde o delincuente. Se han leído pasajes en que se  escribieron obras históricas al tiempo que políticas de la Historia en las que participaron, los mismos Nobles de los Abarca de Bolea.

Pero el Mundo está separando las obras de los ciudadanos de limpia conciencia de las propias de ciudadanos , que por falta de formación y de cultura, dedicaron sus vidas a los delitos y ataques a la justicia. Por estas condiciones el Castillo de los  Condes de Aranda estaba erigido al lado mismo de la Vía Romana, que se utilizaba para cuidar la Justicia en el entonces Camino que unía a la Capital de Huesca con el bello y hermoso Pueblo Montañés  de ALQUEZAR. Para vigilar el paso de los caminantes que hacían soportar a los caballos y asnos, su marcha por los Caminos, se alzaba en lo alto de la meseta  el Castillo, para vigilar el continuado paso por el mismo e inferior camino de comerciantes, emigrantes, viajeros y “busca vidas”. Todos los que pasaban por el citado Camino, después de contemplar el hermoso Palacio, y un kilómetro más abajo la sociedad había preparado un Lazareto o “Caseta de los Pobres”. Allí en verano dormían al aire libre y en invierno, llenaban el suelo barones de Siétamo de dicha Caseta, con paja para no pasar mucho frío. En lo alto de la Meseta se alzaba el Castillo-Palacio y más abajo al lado del Camino que llevaba a Alquézar, está aquella Caseta sin tejado , sino cubierta con “buro y paja”. En la Plaza Mayor se ahorcaban los condenados a muerte, en la cruz central de dicha plaza. Y no en el mismo castillo del Conde.

Se recorría el camino desde Huesca capital hasta Alquézar,  por La Vía Romana, por la que se subía o se bajaba andando o montando caballerías. Aquellos edificios notables que se alzaban al lado de la Vía  Romana,  guardaban el orden y el respeto, de los cuales el primero desde Huesca hasta Alquézar, era el Castillo -Palacio de los cuidaban por el bienestar de los caminantes. La primera parada entre Huesca y Alquézar fue el Castillo-Palacio de los Condes de Aranda, que gozaron muchos títulos de Nobleza y eran los responsables del orden y la disciplina en el camino, que pasaba por Siétamo y su Monte hasta el pueblo de Liesa.

En un Lazareto o Caseta de los Pobres, al  que se llegaba a escasos metros por  la bajada desde el Palacio, descansaban los viandantes. Seguían el camino hasta el río  Guatizalema y una vez cruzado dicho río ,se encaminaban al pueblo de Liesa. En él eran abundantes las iglesias y ermitas, donde se cuidaban los caminantes, en un hospital y se cuidaba de su salud, para que siguieran su camino por la  Vía que subía hasta  Alquézar.

Hoy estas vías de comunicación desde Siétamo hasta Liesa son zonas de Somontano ya casi abandonadas, pues se sube a Liesa por la difícil Vía , ya casi desaparecida.

Yo he pasado varias veces por la antigua Vía que comunicaba Siétamo con Liesa, pero su paso para los automóviles era difícil de superar, pero  subí varias veces a Liesa y fui mirando para encontrar, el Fosal donde se enterraron los difuntos de Siétamo, enterrados lejos del cementerio de este Pueblo. Yo no he podido encontrar este triste lugar y estoy esperando a que mi amigo Vicentico de Benedet, me enseñe ese lugar que él conoce, pues conoce casi toda la Historia de Siétamo. De esta tragedia de muertes en nuestro pueblo, ya casi no se acuerda nadie, pero yo quiero ir a este abandonado cementerio a recordar a nuestros antecesores difuntos.  Pero no sólo el recuerdo triste de “pestes” en mi pueblo pues mi padre, nacido en 1.888 me contaba las dificultades que tuvieron que pasar los vecinos de Siétamo, por los años de 1.918,cuando “llegó una peste”, en la que tuvo el trabajo de auxiliar a sus vecinos. El mismo estuvo enfermo , pero una vez salido de estado febril, con varios compañeros del pueblo, se dedicó a socorrer a  sus paisanos enfermos.

Pero cuando paso por la antigua Vía que conducía a Liesa, todavía no he podido encontrar el cementerio de hijos de Siétamo, que ya queda su fecha hace muchos años. Yo no he podido encontrar ese triste cementerio, pero no quiero marchar de este Mundo sin pararme en tan triste lugar y rezar alguna ocasión por los difuntos que causó tal peste, enterrados lejos del pueblo de Siétamo, para evitar muertes a causa de esa peste siniestra, que me recuerda la actual que tiene metido el horror entre los ciudadanos de este Mundo. Cuando vea a  Vicente Benedet  le diré que me acompañe a ver esas sepulturas , de las que ahora ya no nos acordamos.         

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