Me
suena en la cabeza cada vez que oigo hablar de la Bolsa. No me acuerdo de la
canción infantil completa, que alegraba a los niños y ha sido sustituida, por
la canción sino por los gritos de los agentes de Bolsa, que no se MUESTRAN
ALEGRES, SINO CRISPADOS. No sé porque
esa bolsa me recuerda la Bolsa de JUDAS, por la qué, en la Procesión de SEMANA SANTA, calificábamos
al apóstol de Traidor.
Ahora
la Semana Santa, por los dolores del Pueblo, se ha convertido en una sucesión
de años dolorosos y si antes éramos proclives a mirar la bolsa de Judas, ahora
nos pasan por las narices reiteradamente, las subidas y bajadas bolsísticas,
con lo que el pueblo, está ya hasta las bolsas escrotales. Es efectivamente
preocupante la salvaje bajada de la Bolsa, en relación con las finanzas, pero
el noventa por ciento de las gentes se preguntan por otras bolsas que directamente les afectan más.
Reflexionan algunos sobre el chiste que propugna que en las cuentas corrientes, donde ingresan las ganancias de las Nucleares, ingresen paralelos los residuos radiantes y que al pueblo le resuelvan el problema de la Bolsa de la compra y que mejoren su nivel de vida, aquellos que viven en las bolsas de miseria, sin olvidar que está “esculada” la Bolsa en el ahorro de la clase media.
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