Todos
los años, al llegar la Semana Santa, me acuerdo de la parroquia de Santo
Domingo, que fue Convento de los frailes Dominicos y del muy cercano Convento
de Santa Rosa, de las monjas del mismo Santo. Hoy el convento de frailes se ha
convertido en Parroquia y el convento femenino, se convirtió en Colegio y más
tarde en Oficina Pública. La primera vez que me encontré en este lugar
llamado Plaza de Santo Domingo, que casi a su lado exhibe el antiguo
Convento de Santa Rosa, ambos, entonces conventos, con la blanca luz de los
hábitos de los frailes y las monjas y el color claro de sus fachadas, me causó
una impresión profética. Don Ricardo del Arco, escribió que en el Desfile del
Santo Entierro, aparecen Isaac, Abrahan, Melquisedec, Moisés, Aarón y el Rey
David, vestidos con sus magníficas ropas de época, diseñadas por el pintor
oscense, Hermano Jesuita, Martín Coronas. También diseñó los vestidos de
las sibilas, esas jóvenes profetisas paganas. También llaman la atención
las niñas hebreas con sus graciosas ropas.En aquel ambiente de Semana Santa, en
que los profetas, los soldados romanos y los portadores de los pasos de Cristo
y de la Dolorosa, entraban y salían de la Iglesia, me acordaba del Rosario en
sus Misterios Dolorosos, donde además de las rosas místicas y gozosas, las
rosas dolorosas, recordaban a Jesús sufriendo, en la Pasión de la Semana
Santa.Este entrar y salir en la iglesia de Santo Domingo, nos hacía recordar a
todos los vecinos de Huesca, el Paso de Jesús, yacente en el Sepulcro,
pero a varios hombres y mujeres, que conocían la historia de la Fundadora del
Colegio de Santa Rosa, a saber la Madre Berride, les venía su recuerdo, y
miraban la tumba, donde fue enterrada, mi pariente. Era en esta iglesia de
Santo Domingo, donde yacía su cuerpo, objeto de gran devoción. En cierta
ocasión abrieron la lápida y se encontraron, que habiendo caído agua de lluvia
en su rostro, había hecho desaparecer la claridad de su cara. Por esta lluvia
tormentosa, se trasladó su cadáver al cercano Convento de Santa Rosa. Cuando
las monjas de Santa Rosa, construyeron un Colegio Nuevo, vendieron el
antiguo y trasladaron su tumba y las de otras dos Hermanas al nuevo Colegio,
donde están descansando El Convento Beaterio de Santa Magdalena y de
Santa Rosa, se fundó en 1725. Y Sor María Lay, lo hizo una realidad, al morir
la madre Berride. Este Edificio en su parte antigua lo compró y lo edifico el
párroco del pueblo de Santa Eulalia la Mayor, Mosen López de Zamora, pariente
de la Madre Berride y de mi abuelo materno, Don Ignacio Zamora Blasco.¿Qué
relación tenía el Convento de los Dominicos, con el Convento Beaterio de Santa
María Magdalena y de Santa Rosa, hasta el punto de enterrar a la venerable
Madre Berride, en la misma iglesia del Convento masculino de Santo Domingo?;
simplemente eran los Dominicos de la misma Orden Religiosa de Santo Domingo.
Los Dominicos escuchaban las enseñanzas de las Hermanas del Beaterio de Santa
Magdalena y las Hermanas admiraban los Pasos esculturales, que se guardaban en
Santo Domingo, representando todos los sufrimientos de Cristo.El sacerdote Don
Pedro López Franco, hace ya muchos años, escribió sobre la Madre Berride, lo
siguiente:”Sucedió muchas veces, que iba entre siete y ocho de la mañana a la
iglesia de Santo Domingo, se confesaba, oía misa, ponía se de rodillas, en
oración, y en esta misma postura se quedaba estática y arrobada el alma, el
cuerpo inmóvil como una estatua, por muchas horas y a veces hasta la tarde, sin
recordar, ni mover el sentido, ni tomar desayuno”. Esta visión milagrosa todavía
la he contemplado en los rostros de hombres y de mujeres oscenses, que llenos
de fe, entraban o salían por el Pórtico de Santo Domingo.Esta Plaza de Santo
Domingo representa un lugar en la Historia de Huesca, a lo largo de los siglos,
desde la dominación romana, hasta el día de hoy. Frente a la Iglesia, en varias
de las últimas casas del Coso Bajo, han aparecido los restos de un Teatro
Romano, del que se ignoraba su existencia, al lado de la Muralla.
Pero, dicho
Teatro, que estaba oculto por paredes propias de los Almacenes de Escartín y
por la Muralla de Huesca, al ser reformado, ha hecho aparecer, como he escrito,
columnas de un Teatro Romano, con un sótano, donde se guardaban las fieras, que
intervendrían en aquellos espectáculos romanos. Aquel Templo fue, un lugar de
recreo, donde está escrito en lengua latina este nombre pagano:”Genius Loci”.
”Aquí han pasado veinte siglos de historia de Huesca”. Efectivamente, han
pasado XX siglos de Historia, y en aquel Teatro pusieron las Murallas de Huesca
y se batieron batallas entre moros y cristianos. Entonces estaba la entrada en
la ciudad abarrotada por una multitud de hombres y de mujeres romanos, y
hoy, durante la Semana Santa, pasa lo mismo.
Después se abrió una
antiquísima iglesia, donde siguieron los romanos con sus cascos, sus lanzas,
entrando y saliendo de dicha iglesia, como lo hacen ahora por el Pórtico de
Santo Domingo, a hacer guardia al cuerpo yacente de Nuestro Señor Jesucristo.
Ahora, en Semana Santa, entran los oscenses vestidos de romanos en el templo de
Santo Domingo, pero en tiempos pasados, en el citado Templo Romano, debajo de
la Muralla, oscense, dicen que existió una iglesia antigua, donde se veneraba
la Cruz y allí, los participantes en la procesión de Semana Santa, como
soldados romanos, profetas, portadores de pasos, acudían a su alrededor a tomar
su almuerzo, acompañándolo con algún trago de vino.Esto pudo ocurrir antes de
la construcción del convento de Santo Domingo o cuando éste se derribó hacia
1650, para ser bendecido en 1695.
Cerca de Santa Rosa, a
orillas del Isuela, se encuentra la iglesia de Santa María in Foris, que en
otros tiempos perteneció al Convento de Agustinos y más tarde, protegió a la
Residencia del Hospicio. En esta Iglesia, escribió Fray Malón de Chaide, en
1580, el “Libro de la conversión de la Magdalena”, a cuya santa mujer la
denominaban como patrona del Convento de Santa Rosa y del de Santa María in
Foris.
Según Menéndez y
Pelayo, este libro fue el más brillante y compuesto de nuestra literatura
devota”. Fray Malón de Chaide describe la vida de la Magdalena, en la Pasión de
Cristo, elegida como consuelo por sus compañeras de los sufrimientos de Cristo.
En ninguna otra religión se trata con tanto respeto a las santas mujeres como
en el cristianismo. Así se ve en la liturgia de la Iglesia, como se canta y se
escucha con emoción el “Stabat mater Dolorosa, juxta Crucem Lacrimosa,
dum pendebat Filius”, que en castellano dice: “Estaba la madre Dolorosa, junto
a la Cruz con lágrimas en los ojos, en tanto colgaba su Hijo de la Cruz”.
¡Cuántas mujeres se encontraban, con María de Cleofás y María Magdalena,
sufriendo los mismos dolores que la Virgen Dolorosa.
¡Cuántas mujeres han
sufrido en esta vida, los mismos dolores que Jesús sufrió en su Pasión!. Pero
no fueron sólo las mujeres, las que tuvieron un interés místico por la Pasión
de Cristo, sino que el Santo Oscense y Patrono de Huesca, San Lorenzo, antes de
entregarles a los paganos de Roma, el Santo Grial, lo mandó a Huesca, donde en
el Monasterio de San Juan de la Peña, sobre un altar, se exhibe una
reproducción de dicho Santo Grial.
En la época romana,
por los años trescientos cincuenta, una monja gallega, llamada Etheria, que era
Abadesa o Superiora del Monasterio del Bierzo, hizo una peregrinación a Tierra
Santa. España fue uno de los países que en aquellos antiguos tiempos, se
hicieron cristianos. Basta ver, como la monja Etheria, siguió su devoción a
Cristo e hizo una peregrinación a Egipto.
Escribió un
libro que tituló “Itinerarium ad loca Sancta”, que hoy lo llaman “Peregrinación
a Tierra Santa”. También es conocido como “Viaje de Etheria”. Dicen que
Santiago Apóstol evangelizó Galicia desde Palestina y Etheria le devolvió, la
peregrinación desde Galicia a Jerusalén y por todo el Oriente Medio. En el
camino que conducía al Oriente medio, dominaba la “Pax Romana” y Etheria se
alojaba, tal vez en algún monasterio, de los que en aquella época, se conoce
muy poco, pero existían muchos anacoretas ,entre los cuales vivía Etheria, que
recorrió el mar Rojo, el Monte Sinaí, Alejandría y Tebas y más tarde recorrió
Antioquía, Edesa, Mesopotamia, el río Éufrates y Siria, de donde volvió a
Constantinopla. Etheria encontraría facilidades, en ocasiones, por tener
antecedentes romanos, pues en algunos documentos, se le atribuyen parentescos
con nobles del poder romano. El recuerdo de Roma todavía se conserva en Huesca
y en otros muchos puntos de España, como en el pueblo navarro de Mendigorría,
cercano a Pamplona.
Cada año, este pueblo
por el mes de Junio, saluda al César Romano, diciendo: ¡Ave Caesar, yo te
saludo!. Se viste una gran parte de la población con túnicas romanas y celebran
una cena, en la que lo hacen postrados en sus literas, como lo hacían los
antiguos romanos. Además preparan luchas entre gladiadores y representan obras
de Teatro Romano. En un pueblo de Galicia, celebran cada año la llegada de los
romanos a la tierra en que nació Etheria. En Huesca y en gran número de
poblaciones españolas, en Semana Santa se ven por las calles caballeros e
infantes romanos. Llegaron los bárbaros y más tarde los musulmanes y estallaron
las Cruzadas y aquella “Pax Romana, desapareció. Pero esperemos que de la misma
forma que los de Mendigorría se acuerdan de la Paz de los romanos, los pueblos
del Este y del Sur del Mar Mediterráneo, se olviden del fanatismo religioso y
podamos venerar en paz a Etheria en Palestina y en Egipto. Pero han vuelto a
salir romanos por toda España, incluidas Huesca y Mendigorría. En este pueblo
se puede subir a cruzar los Pirineos, para llegar a Francia y seguir los
caminos que llevan a Tierra Santa. Es fácil que la Monja Etheria, cuando
fue desde el Convento de el Bierzo a Jerusalén, pasara por Mendigorría, cerca
de Pamplona.
En Huesca, la Cofradía
de Santiago Apóstol o de la Enclavación, venera el paso de Coscolla, que se
inauguró el año de 1928.Cada Cofrade es portador de una Cruz de madera, con una
pequeña vasija de calabaza y una vieira o concha, que representa a Galicia.
Van caminando detrás
del Paso de la Enclavación, obra de Felipe Coscolla, que representa todos los
detalles de la enclavación de Cristo. Son cerca de los dos mil años, que hacen
recordar la peregrinación de la Monja Etheria desde Galicia a Jesusalén y las
procesiones de Semana Santa, a lo largo de los siglos, en los que intervienen los
peregrinos de Santiago es admirable la conservación de la Fe, a través de
tantos siglos. Etheria tenía ya grandes conocimientos bíblicos, ya que estuvo
en el Monte Sinaí, igual que algunos oscenses actuales. También visitó la Tumba
de Job. Entonces llegaría a Palestina a visitar a los distintos lugares
sagrados, unas veces andando y otras montada en algún asno o en algún
camello.Pero los recuerdos que expone en su libro titulado “Peregrinación a
Tierra Santa”, sobre la muerte de Cristo, unos en ciudades, otros en montes o
en ríos y otros litúrgicos, con los que conmemoraban la Muerte de Cristo, eran
iguales a los que se celebraban en el Monasterio del Bierzo o en la ciudad de
Huesca, como lo siguen siendo ahora. La tierra gallega del Bierzo y las Vías Romanas,
por las que han recorrido y siguen peregrinando los romeros, para reflexionar
sobre la Pasión de Cristo, han colocado vieiras metálicas en el suelo , para
recordar los pasos de los peregrinos.
Hay aspectos antiguos
en las Procesiones de Semana Santa, que hacían acudir a los fieles a contemplar
los romanos montados en caballos como las chispas que brotaban de las
herraduras de los animales, cuando chocaban con los adoquines que pavimentaban
los Cosos. Lo mismo ocurría con los romanos que iban a pie, que también
coincidían en hacer saltar chispas, con las conteras de las lanzas, al golpear
el suelo de los mismos adoquines. Ahora ya no es tan frecuente el contemplar
como saltan las chispas de los pavimentos. Pero han aparecido el año de 2010 sistemas
para contemplar, no las chispas que saltaban del suelo de las calles, sino lo
que yo mismo he visto, desde la Plaza del Museo, a saber, Nubes Artificiales,
ancladas en el cielo.
Y ahora, que se
quieren hacer desaparecer las imágenes bellas, como las mismas de Cristo, que
antes eran colocadas en crucifijos, en los pechos del pueblo y en las paredes
de las habitaciones. Pero unos en lugar de odiar a Cristo, buscan por medio de
esas bellas imágenes, que se veneran en las procesiones de Semana Santa,
ponerlas en las nubes, para que nos indiquen a los cristianos españoles,
el Camino por el que llegaremos a Santiago de Compostela. En la exhibición en
los cielos de esas nubes que nos señalan el Camino de Santiago, se encontraban
cofrades de la Cofradía del mismo Santiago, en la plaza del Museo y con
los que tuve la suerte de comunicarme. Esas nubes artificiales, sobre las que
aparecen relatos audiovisuales, permitiéndonos recorrer el Camino de Santiago,
se veían en Huesca, como se ven en otras nubes, que suben hacia arriba,
colocadas por otros amigos de Santiago y de la Semana Santa. Unas
se ven en Vic, otras de Logroño, en Pamplona, Vitoria, Oviedo, Vigo, en
León y en Santiago de Compostela. El día once de Julio de 2010, encontré a
varios amigos de Huesca, instalando la “amplia memoria de una nube”, en la
Plaza del Seminario, del Viejo Hospital y del Majestuoso palacio de los Reyes
de Aragón, hoy convertido en Museo. Allí contemplé nubes de material plástico
blanco, que iban a elevarse y a “caminar sin piernas”, por el aire, todas ellas
con imágenes del Camino de Santiago y de sus caminantes. Ahora, desde la visión
de la nube, me acordaré de los peregrinos que van a venerar a Santiago Apóstol
y contemplan como las nubes crecen, se deshacen, haciendo que multipliquen los
sueños, las imágenes, que hoy exponen en sus reproducciones de plástico,
a todos los que por aquellos Caminos Sagrados, van en busca del porvenir
eterno. Me acorde, al contemplar aquella nube de plástico de la poesía de Juan
Ramón Jiménez, que dice así: “Mi amor tiene un ritornelo del agua, que sin
cesar, en nubes sube hasta el cielo, y en lluvia baja hasta el mar”. He
recordado a León Felipe, cuando habló de la “repulsa y el distanciamiento entre
la España peregrina y la oficial”. No hay que olvidar a esos sencillos
peregrinos, que elevan la mirada de sus nubes a los cielos, otras veces
observan como los campesinos recogen el trigo y alimentan el fuego en el
invierno, y son esos peregrinos, los que elevan la canción. Se ven imágenes de
grandes Catedrales y de Aspas de Orfeones, como se ven las marchas de los
peregrinos, haciendo sonar guitarras y tambores, txistus, bandurrias y gaitas
por los caminos de los peregrinos. Por eso, en Huesca, en la Procesiones
de Semana Santa, podemos ver y escuchar a los Ministriles con sus caras
ocultas, que hacen sonar sus clarinetes, acompañados por el ruido de un tambor,
anunciando la llegada de la muerte de Jesús.
Y aquí estáis los Hermanos
de la Cofradía de Santiago, Apóstol de la ciudad de Huesca, que no os
conformáis, como escribe Antonio Machado, ”con ir pidiendo escaleras- para
subir a la Cruz”. Y como aquel que canta su poesía, no os conformáis con
permanecer inactivos, sino que cantáis “No puedo cantar, ni quiero- a ese Jesús
del madero,- sino al que estuvo en el mar”. Y ahora, vosotros ya estáis
buscando caminos por las nubes.
Desde que la Abadesa
Etheria, hace unos veinte siglos, peregrinó a la Tierra Prometida, hasta el día
de hoy, los cristianos hemos venerado a Cristo, con ceremonias de la Semana
Santa, que todavía hoy celebramos los cristianos y todavía se sigue
persiguiendo a nuestros hermanos en el Oriente y en la misma Europa. Los
cristianos nos hemos preocupado de ampliar esa veneración a Cristo,
estudiando su amor, allá arriba, por medio incluso de las nubes, en tanto
siguen cayendo en el suelo, los mártires y sus almas subiendo al cielo. Todavía
quedan en el Mundo “dioses -hombres”, que en sus turbias mentes se creen todopoderosos,
intentando en el ya antiguo cristianismo, apagar la fe. Pero los olivos dan
Paz, los cipreses reflexión en los cementerios, que nos defienden la fe, y las
columnas, mantienen el equilibrio de Cristo en las Catedrales, por casi todo el
Mundo. A lo largo de los siglos, se van sucediendo doctrinas opresoras de los
hombres, pero nuestra Doctrina Cristiana, permanece en los corazones de los
Hermanos de las Cofradías y brotan las lágrimas de las santas mujeres
y en los de las buenas gentes y los niños, aunque no se hace caso de ellas, en
los corazones de los poderosos.
Aquel comportamiento
de ridiculización de la Doctrina de Cristo y de otras Religiones, con el
“permiso” de la Libertad de Expresión, ha producido un execrable atentado en
París. El Papa “condenó inmediatamente y sin paliativos”, la muerte de
aquellos periodistas del humor. Esta sentencia del Papa no se la han
criticado, “pero cuando se ha hecho mención al respeto que se debe tener a las
creencias religiosas (a todas, no sólo a las suyas), ha faltado tiempo para
rasgarse las vestiduras, escandalizarse y arremeter contra él”. Todos condenan
la muerte de los asesinados, pero los innumerables fieles, han lamentado y se
quejan de los insultos que ha lanzado alguna revista contra la Religión y
contra otras religiones, que no practican todos los hombres y mujeres. Se ha
sentido y se siente en la Europa Cristiana una vuelta a la Fe, que si no se
vuelve a amar a Cristo, volverá el Mundo a las terribles guerras invasoras, y
derramamientos de sangre. Estas procesiones de la Semana Santa son muy
antiguas, pero son comprendidas por el pueblo, que siente su necesidad.
Pero, a pesar de
estas persecuciones a la fe en Cristo, ese paso de Procesiones y Peregrinaciones,
durante veinte siglos, ha hecho que siquiera esa fe en Cristo, dirigiendo el
comportamiento de las gentes sencillas, que están cada año, peregrinando
y viendo pasar las Procesiones de Semana Santa, disminuya su devoción, a
Jesucristo. Pasa la Coronación de Espinas y me acuerdo del respeto de los niños
a las golondrinas; no dejábamos de niños, ni un nido sano, hasta que nuestros
viejos padres nos advertían de que era un pecado atormentar a tan bellas aves.
Eran veloces esas
aves, como seres sagrados, las amábamos porque nos contaron nuestros
antepasados, que habían liberado a Cristo de las crueles espinas que se habían
apoderado de ellas, cuando intentaban quitárselas a Cristo de su cruel
Corona de Espinas.
Esas sencillas
peregrinaciones, durante siglos, aquella caridad con el prójimo, han hecho que
la fe cristiana se conserve durante siglos y ahora, que parecía que iban a
acabar con el Cristianismo, todo el pueblo cristiano europeo ha reaccionado,
contra el hecho de producir nuevos mártires, para terminar con la Fe del pueblo
sencillo, es decir con la Fe en Cristo.
Son en el Cristianismo
iguales en su amor a Cristo, los hombres y las mujeres, pero en esta Pasión de
Cristo, aparecen las mujeres más numerosas en demostrar ese amor a Cristo. Pero
el amor a Jesús lo demuestran también los hombres que se han unido en la
Cofradía de Santiago Apóstol, que con un espíritu peregrino, han unido a todos
los que por venerar a Cristo, han facilitado la llegada de romeros desde
Europa a Santiago de Compostela.
Estaba la Virgen
Dolorosa, junto a la Cruz lacrimosa y Magdalena a su lado, cuya vida escribió
Fray Malón de Chaide, en la iglesia de Santa María in Foris. Y la Escritora
Etheria, una de las primeras peregrinas a la Tierra Santa, en los principios
del Cristianismo, describe la Semana Santa, que transmitió de Jerusalén a todo
el Mundo. También acompañó a Cristo, la Dominica Madre Berride con sus hermanas
Son María Lay y Sor Victoria de Leza, con el hábito de Santo Domingo, en la
Iglesia de Santa Rosa, en que estuvo enterrada, después de haber orado tanto en
la Parroquia de Santo Domingo.
Pero cerca de la Cruz
de Cristo no sólo estaban, su Madre Dolorosa, la esposa de Cleofás y María
Magdalena, sino que estaban también, muchas mujeres humildes y piadosas, como
la Verónica, que se acercó a limpiarle el rostro, en tanto que los hombres
huían, como por ejemplo algunos discípulos de Cristo o unas veces los
maltrataban algunos soldados romanos y otras le daban consuelo, acercándole el
agua en un paño mojado, a su boca. Es seguro que había no sólo algunas mujeres,
sino muchas, que trataban de un modo o de otro, de ayudar a Cristo en su cruel
camino. Unas lloraban, otras le daban agua para calmar su sed o limpiaban su
rostro y sus manos ensangrentadas. A través de la Historia se ve como las
mujeres, teniendo más ternura y más valor que el hombre, han sido
maltratadas por él.
Esta tradición nos ha
proporcionado obras de piedad y de arte, como el Velo de la Verónica, con el
rostro de Jesús grabado, al limpiarle el rostro. Pero no hay que excluir a los
hombres del amor a Cristo, pues también aparece un hombre ayudando a Cristo a
soportar el madero de la Cruz y a levantarlo, cuando se le caía. Este simón
Cirineo fue forzado a ayudar a Jesús y con esa ocasión profunda, se encontró
con el dolor de Cristo y lo amó para siempre.
Se van contemplando estampas en la apoteosis del dolor, pues van pasando el Ecce Homo, tallado por Marqués y pasa el Nazareno del escultor Orduna, oprimido por el peso de la Cruz. Los claros clarines quieren anunciar la muerte del condenado, y no saben que están anunciando su triunfo sobre la muerte, a pesar de la crueldad del furioso golpear de conteras de lanzas sobre el pavimento de las calles. Y golpea, reiterativo, el dolor a Cristo, que cae en la Cruz a cuestas y la masa humana que contempla su dolor, aquellos hombres que hace tan sólo cinco días, lo aclamaban con ramos y con palmas, ahora callan. Cristo ha empezado a reinar en nuestros corazones y el Cirineo le ayuda, a pesar de exponerse a ser mal visto por el poder, en tanto que Verónica, pone su delicada nota femenina, que alivia la existencia de los hombres y Cristo, además de Dios y de hombre verdadero, poeta ensangrentado, artista e inspirador de artistas, que deja plasmado su rostro, dejándole a ella y a nosotros un recuerdo,Pende Cristo del Árbol de la Cruz y parece que está diciendo:”Pueblo mío, ¿qué te hice o en qué pude contrariarte?. A lo largo de la Historia parece que el pueblo, en ocasiones, no responde, lo que hace sentir sólo a Cristo, pero hay en el Mundo golondrinas, que vuelven cada Primavera, y muchas de esas golondrinas están abandonadas, que son como otros Cristos, que cada día recorren su Calvario. Pero otras de esas “golondrinas” humanas son sencillamente algunos Cirineos y muchas Verónicas, que responden al dolor de Cristo.
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