Hay una comarca de aspecto abrupto,
ocupada por Sierras que no son muy elevadas y en otros tiempos abundaba en ella
la ganadería trashumante, hoy casi desaparecida y sus tierras están escasamente
cultivadas. Por el norte limita con la cuenca del río Aragón, que se introduce
en Navarra por Yesa, encima de Sangüesa y de Sos del Rey Católico y por el Este
la recoge el río Gállego, que baja a Ayerbe cerca del pueblo de Agüero y de
Salinas de Jaca, el nuevo, pues el viejo ya desapareció hace algunos años.
Salinas se despobló y uno de sus habitantes, Sebastián Grasa, vive hoy con sus
ciento y un años en la Villa de Siétamo, como se están quedando casi sin
habitantes Sos del Rey Católico y Longás. A Longás se puede ir por la carretera
de Jaca, desviándose a la izquierda por un camino, poco antes de llegar a la
ermita de Santa Bárbara. La Sierra de Santo Domingo con su cumbre a mil
quinientos veintitrés metros de altura, arranca cerca de Salinas todavía en la
provincia de Huesca y tiene en su vertiente Norte él pueblo zaragozano de
Longás. En su monte nace el río Onsella, que pasa por Lobera de Onsella y por
Isuerre. Es un casco urbano situado en la orilla izquierda del río Onsella y
con un fondo de valles, hondonadas y montañas. Se encontraron en su monte
materiales arqueológicos, que se exhiben en el museo de Pamplona. Más al Oeste
pasa el río por Navardún y por Gordún, donde se eleva un castillo, que fue
erigido a consecuencia de las invasiones de los navarros durante los siglos XIV
o XV. Debajo del río Onsella, entre Isuerre y Navardún se encuentran situados
dos enclaves navarros, con el pueblo que los preside de Pitilla de Aragón.
Antes de llegar a Navarra, donde desemboca en el río Aragón, pasa por encima de
Sos del Rey Católico. Esta villa fue en tiempos la capital de las zaragozanas
Cinco Villas, pero ha ido poco a poco perdiendo sus habitantes y conviviendo
con la próxima e industrial izada Villa navarra de Sangüesa. En 1452 se
encontraba en dicho pueblo navarro la madre de Fernando el Católico y al darse
cuenta de que luego iba a dar a luz, se trasladó urgentemente a Sos, para que
su hijo naciese en Aragón. Llegó a casarse Don Fernando con Isabel la Católica,lo
que traería la unidad a España.
Es una Villa con notable arquitectura civil y religiosa, donde se encuentra la
iglesia de San Martín de Tours, que fue la capilla privada de los señores
navarros de Sada.
La conversación con el señor Grasa, me ha obligado a pensar y a escribir esta
pequeña descripción del Valle de Onsella y su comarca oscense, zaragozana y
navarra, pero leyendo el Diario del Altoaragón del domingo veintisiete de Junio
del año dos mil cuatro sale un artículo sobre “La escultura románica, seña de
la identidad del Pirineo”, he visto cómo desde Olorón hasta Sangüesa estamos
pisando el Camino de Santiago, que pasa después de Olorón, por Jaca, por San
Juan de la Peña, por Sos del Rey Católico y por Sangüesa. La tradición señala a
dicho camino de Santiago como un medio de comunicación, en aquellos tiempos,
que condujo a que llegaran a España las tradiciones nórdicas, entre las que se
encuentra la del hombre que luchaba con un león. Entre los capiteles
fotografiados Pierre-Louis Giannerini en la Exposición expuesta en la Casa de
la Cultura “María Moliner” de Jaca, figuran dos de la iglesia de San Esteban de
Sos, “uno de los cuales representa a dos mujeres acuclilladas con la falda
levantada, las piernas abiertas y mesándose los cabellos, el otro, una pareja
de aves con los cuellos enlazados que se picotean las patas”.
Están nuestros archivos y bibliotecas llenas de datos sobre la Historia de esta
Comarca, incluyendo las Guerras Carlistas durante el siglo XIX, pero la memoria
de las gentes ha perdido los datos que vivieron sus padres y abuelos; por eso
me causó impresión lo que dijo el señor Sebastián Grasa, que ya tiene ciento un
años de edad, sobre un caso ocurrido en su pueblo natal, ya desaparecido,
Salinas de Jaca el viejo y desarrollado después por la ribera del río Onsella y
terminado en la navarra Sangüesa. Yo había escuchado a mi padre relatarme
algunos sucesos ocurrido en el siglo XIX, pero ya casi no me acuerdo de ellos,
en cambio cuando oí hablar al señor Sebastián, tomé mucho interés por lo que
contaba, porque este hombre conserva las tradiciones históricas, que ninguno de
los actuales habitantes puede recordar, porque no las vivió ni oyó hablar a
nadie de ellas. Para recordarlas haría falta que fuéramos más viejos que “los
caminos” y como no lo somos hay que preguntarles por el pasado a aquellos que
se aproximan a esa vejez. Por eso yo escuché con interés el relato de Grasa,
que
comenzó diciendo que un día llegaron a Salinas de Jaca unos carlistas que
debían ir a Navarra y su padre que los vio, decía que apresaron al cura del
pueblo y ataron a su casera en la cocina, en el mismo suelo, diciéndole que no
gritara. Se llevaron al cura y cuando en el campo llamado Castillón encontraron
a un hombre labrando con una vaca y un caballo, le quitaron el caballo y en él
acomodaron al cura y se fueron hacia Navarra por el Valle del Onsella. El señor
Sebastián no perdía detalle. en su narración y nos recordó a los que lo
escuchábamos que él conoció al hijo del dueño del caballo robado. En la Sierra
de Santo Domingo, donde se encuentra el pueblo zaragozano de Longás,
abandonaron al cura. Este se encontró solo, pero se topó con un “pecero” apodo
con el que llamaban a los habitantes de Longás, donde “la pez” se usaba
abundantemente para marcar los ganados estaba el hombre cortando plantas de
boj, para hacer cucharas de “palo” y al ver al mosen, lo llevó a Longás, donde
se juntó con su párroco, que lo atendió y ya se marchó a Salinas, donde
encontró a su casera todavía viva, cuando ella creía que el cura ya estaría
muerto.
Se preguntaba Sebastián: “¿para qué querrían al cura?, porque no lo mataron
pero lo abandonaron en la Sierra de Santo Domingo”. Y o le dije que tal vez se
lo llevarían para que no los persiguieran, ante el temor de que si lo hacían,
matarían al capturado mosen. Además, le dije al Señor Sebastián: aquellos
carlistas, hartos de cantar “Somos los voluntarios del Rey Don Carlos, ¡vivan
sus fueros y religión!”, no podían resistirse a practicar la violencia ,que
consigo llevan las guerras.
El caballo lo utilizaron hasta que llegaron a Sangüesa, donde lo dejaron
abandonado, pero unos pastores lo vieron y dieron cuenta. Avisaron los de
Sangüesa a los pueblos vecinos y se fue corriendo la voz, de tal manera que el
dueño del caballo fue a buscarlo y se lo entregaron. Parece ser que tardó bastante
tiempo en aparecer el caballo.
Cuando acabó el relato de los hechos ocurridos en el Valle de Onsella, me
insistió en contarme la cantidad de contrabandistas que iban por Navarra y
Aragón, diciéndome que durante las Guerras Carlistas pasaban mucho por aquella
zona las partidas militares y guerrilleras y los contrabandistas, que tenían un
control en el pueblo de Milagro en Navarra, donde estaban cuarenta carabineros.
Traficaban con oro y con seda que traían de Francia. Cuando eran pocos los
contrabandistas, los carabineros los cogían, pero en cierta ocasión iban cien
machos, cada uno con su carga, para repartirla a partir de Zaragoza. Iban
conducidos por hombres que llevaban un trabuco cada uno. Los vieron los
carabineros, pero dijeron :”Esto vamos a dejarlo porque si no, convertiremos
esto en un reguero de sangre”.Es que los contrabandistas con sus trabucos no
tenían miedo.
Vi confirmada la idea tradicional de Grasa al leer en el libro del Doctor Ramón
Guirao, titulado El Altoaragón durante la Guerra Realista (1821), en el que
trata de los contrabandistas de Naval y dice: “En esta época el contrabando es
un medio habitual de vida y de él no escapan los habitantes de Naval... en la
que gran parte de sus autoridades son de ideas realistas y están asociadas para
la práctica del contrabando”.En esta época de guerras, cuando un hombre no era
guerrillero, se convertía en contrabandista.
El padre de Sebastián murió en 1927, a los cincuenta y ocho años de edad lo que
nos indica que nació en mil ochocientos sesenta y nueve. La última Guerra
Carlista acabó coincidiendo con la apertura de las Cortes con el fin de debatir
la Constitución de mil ochocientos setenta y seis. Decía Sebastián que su padre
entonces era un “zagal” y si nació en 1869 y la Guerra acabó en el año 1876,
tendría entonces unos siete años.
Pasó el señor Sebastián más guerras durante su larga vida y todavía andan los
hombres luchando unos contra otros.¿Cuándo llegará la paz al mundo?
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