lunes, 30 de julio de 2018

El Cántico de San Juan de la Cruz



La belleza ha dejado de ser un ideal para los hombres y mujeres, pues vemos como muchas tendencias y modas tratan de acabar con el concepto de esa belleza. Humberto Eco en el libro “Historia de la fealdad” escribe que “también el arte contemporáneo practica la  fealdad y la celebra”. Pero Lynch dice: “Si no hay nada trascendente y divino allí fuera, no hay nada bello que reproducir”, es decir que si Dios no existiera, no habría nada bello que representar.
Esos que se dicen sabios y no creen en un Ser Supremo se creen que ellos son los que han de dictar donde está el arte y donde no está.
Pero la poesía de San Juan produce un efecto literario entre los lectores creyentes, que aman a Dios y a sus hermanos, igual que lo produce entre los que no creen  porque no tienen fe.  Dice Humberto Eco que muchas veces “ la atribución de  belleza o fealdad se ha hecho atendiendo no a criterios estéticos, sino a criterios políticos y sociales” y en estos tiempos, los que se llaman a sí mismos modernos, dictan que el arte ha de liberarse de reproducir la belleza. En este mundo hay cosas feas y cosas bellas, pero la poesía trata de hacer del mundo el reflejo de las cosas bellas. Hace poco tiempo escuché la letra de esta jota, que dice así: ”Como los pájaros cantan- las penas de mis amores- así canto yo la jota-para aliviar mis dolores”. Si esta jota me llena de emoción,  ¡cuánta brotará dentro de cualquier lector al leer el “Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por la fe”, cuando escribe: “Que bien sé yo la fonte que mana y corre,-aunque es de noche!”. ” Su origen no lo sé pues no le tiene- mas sé que todo origen della viene- aunque es de noche”.. ”Sé que no puede ser cosa tan bella, -y que cielos y tierra beben della -aunque es de noche”. ¡Cómo inunda su alma la poesía que acaba este Cantar” y que así dice: ”Aquesta viva fuente, que deseo, en este pan de vida yo la veo, aunque es de noche”, pues efectivamente la falta de fe, hace que sea de noche para los partidarios de la fealdad y del mal. Pero  en tanto a San Juan de la Cruz, el mirar el Pan Bendito del Cuerpo de Cristo le hace ver la viva fuente que el Señor nos ha dado, los que sois fieles a la Adoración Nocturna, podéis cantar aquellos versos  de San Juan de la Cruz, cuando escribía: “Vivo sin vivir en mí y de tal manera espero que muero porque no muero” y “Cuando me empiezo a aliviar - de verte en el Sacramento- háceme más sentimiento- el no poderte gozar- todo es para más pensar- por no verte como quiero- y muero porque
no muero”.
La voluntad de San Juan de la Cruz, llega, como vemos, a desear su muerte para gozar de la auténtica presencia de su amado Jesús, junto a sí mismo, pero se consuela al ver la hermosura de la naturaleza, como un reflejo o como un recuerdo del amado, que al mirar los sotos los ha embellecido con su mirada. Así lo afirma el Santo, cuando escribe: “Mil gracias derramando-pasó por estos sotos con presura;-y, yéndolos mirando, con sola su figura-vestidos los dejó de su hermosura”. Y San Juan de la Cruz escribe de los sotos, que son zonas próximas a los ríos y donde se contemplan árboles de distintos frutos y formas, como por ejemplo el manzano, del que escribe Santa Teresa: ”Entiendo yo por manzano el árbol de la Cruz” y gozo “del fruto que sacó Jesucristo Nuestro Señor de su Pasión, regando este árbol con su sangre preciosa”, porque en un manzano cometieron Adán y Eva el primer pecado, como dice Pagán en su poesía: ”En el árbol fue cometido- lo que pecaron los dos,- y el castigo desto ha sido-que en el árbol muere Dios-de humana carne vestido”.
Muy próxima al manzano del Paraíso, reptaba la serpiente, buscando el mal entre los hombres, que hicieron que en el árbol muriera Dios. En el Padre Nuestro, pedimos “venga a nosotros tu reino”, porque el demonio, unas veces en forma de serpiente y otras, vestido de hombre bueno está haciendo el mal en este mundo de tal forma que los cristianos nos veamos en la necesidad de pedir a Dios que “venga a nosotros tu reino”
En la Historia de la Humanidad, siempre se ha dado la lucha entre el Bien y el mal y como el Señor ha hecho al hombre libre, se dan toda clase de enfrentamientos y contradicciones. San Juan de la Cruz llegó a desear su propia muerte para gozar de la presencia de Jesús, pero se consoló viendo la hermosura de la naturaleza, como se ve en sus versos: ”Mil gracias derramando –pasó por estos sotos con presura;- y, yéndolos mirando, con sola su figura-vestidos los dejó de su hermosura”.
Otros hombres, tentados por el demonio, representado por la culebra, no quieren el lado de la muerte para sí y han generalizado la visibilidad de la violencia, de la muerte y lo desagradable. Todos sabemos que nos llegará la muerte, aunque muchos no la quieren aceptar y quieren prolongar la belleza, sin darle importancia a la alteración del envejecimiento de nuestro físico. Total que han creado una belleza que se ha convertido en fealdad. Esa sociedad está enferma porque quiere modificar la estética con una belleza inarmónica, pues hasta las palabras groseras se pronuncian en público y se pintan las fachadas de los edificios.
 ¿Cuánto tiempo durará el reinado de la fealdad?. Entre los años 1927 y 1930,un padre jesuita llamado Georges Lemaître, dijo que el universo comenzó por la explosión de un átomo primigenio, fenómeno al que llamaron el Big-Bang. Desde esa explosión empezó a nacer la vida, pero Francis Crick, premio Nobel, descubridor del ADN, decía que “ Un hombre honesto, equipado con todo el saber que hoy está en nuestras manos, habría de afirmar que el origen de la vida parece, actualmente, un hecho milagroso”.pero cuando ya no quedé nada por destruir vendrá un fenómeno opuesto al Big-Bang y así como éste produjo una enorme explosión ,en el Big- Crunch, al ser un fenómeno contrario, vendrá una implosión del universo. Hace pocos días escuché a Stephen Hawkings, el sabio que sufre disminuciones físicas, que decía:  en doscientos años el hombre tendrá que viajar a otro planeta, porque las condiciones de vida en este mundo, se hacen imposibles.
Los Adoradores Nocturnos, le pediréis a Cristo en el Santísimo Sacramento “y mándame ir a Ti, para que con tus Santos te alabe por los siglos de los siglos”.

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