Ayer, día seis de Mayo, estando
contemplando el horizonte y la arboleda del
Parque, observé como desde el cielo,
una Luna redonda, que me pareció que estaba mirando, como buen satélite
de nuestra Tierra, su marcha hacia la noche. Me fijé en sus ojos, que da la
impresión de que lo miran todo, con su forma redonda y parece que sonríe con
unos labios montañeses, dibujados o levantados por sus zonas más o menos creadas
por una geografía, lejana de nuestro mundo. Yo observaba la Luna y ella me daba
la impresión de que se estaba mirando en mí, pero yo no podía apreciar si me
miraba por una curiosidad, humana como la mía o por una capacidad de
observación, de lo que se posaba en esos momentos, delante de sus “rocas
oculares”. Me causaba su mirada una demanda del satélite, que yo no comprendía
si eran unos ojos vivos o era una mirada que hacía pensar a mis preguntas, y yo
no sabía si era una mirada real o era una
“tomadura de pelo” por parte de la Luna, que si estaba pensando en los
lejanos seres humanos, que la hacían
sonreír o era una “mirada pétrea” indiferente a la humanidad.
Es la identidad de la Luna un
misterio, porque los niños les cantan coplas, como: “Ay, Luna, Luna lunera,
cascabelera-debajo de la cama tienes la cena-Luna lunera, cascabelera,- cinco
pollitos y una ternera- Luna, lunera cascabelera- toma un pedazo, para comerlo”
y piensan en ella como si fuera un “abanico inmenso y rocáceo”. atmosférica, y dice: “La Luna vino
a la fragua-con su posición de nardos.-El niño la mira mira.-
Además Federico García Lorca,
escribió su Romance de la Luna y hace pensar en su labor al niño que está mirando.-
En el aire conmovido-mueve la luna sus
brazos-y enseña, lúbrica y pura,- sus senos de duro estaño.- Huye luna, luna,
luna.- Si vinieran los gitanos,-harían con tu corazón- collares y anillos
blancos.-NIÑO, DÉJAME QUE BAILE.-CUANDO VENGAN LOS GITANOS, TE ENCONTRARÁN
SOBRE EL YUNQUE- CON LOS OJILLOS CERADOS.-El jinete se acercaba- tocando el
tambor del llano.-Dentro de la fragua el niño,-tiene los ojos cerrados.-Por el olivar
venían,-bronce y sueño, los gitanos.-Las cabezas entornadas- y los ojos
entornados.- ¡Cómo canta la zumaya,-ay como canta en el árbol!. Por el cielo va
la Luna-con el niño de la mano.- Dentro de la fragua lloran,-dando gritos los
gitanos.-El aire la vela, vela.- el aire la está velando.”
A mí, me hace pensar la Luna, en
su destino por parte del Señor, pero a los niños la Luna los está cuidando, y
estos le cantan coplas, como las que acabo de escribir, y que le dicen: ”Ay, Luna, Luna, lunera cascabelera-debajo de la cama tienes la
cena.- Luna lunera, cascabelera, cinco pollitos y una ternera.- Luna, lunera
cascabelera, toma un pedazo para comerlo”. Y el niño piensa en ella como si
fuera un “abanico inmenso y rosáceo”.
Parece que la luna no tiene vida
propia, pero “a los niños la Luna los está cuidando y cantan coplas”.
Pero no se cuida la redonda Luna
solamente de que los niños jueguen y se alimenten, sino que la aman y se fijan
en ella por las noches, los gitanos, como el gran poeta Federico García Lorca,
nos hace conmover nuestros corazones, con su “Romance de la Luna”.
Pero, ¿qué tiene la Luna? que por
la noche nos hace ver en ella unos ojos misteriosos y unas veces nos inspira
que nos sonríen y otras nos parece que lloran. Pero son los niños los que
cantan ¡Ay Luna, Luna lunera, debajo de la cama tienes la cena!. Y los gitanos
que describe García Lorca, se están
mirando, como el niño que espera la muerte “mira, mira, el niño se está
mirando”. “Niño déjame que baile -cuando
vengan los gitanos,- te encontrarán junto al yunque-con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna huye, si vinieran los gitanos.-te encontrarán sobre el
yunque-con los ojillos cerrados”. ¡Como el Poeta mezcla la vida del gitanico
con la muerte, en el yunque andaluz, que golpeaban en sus sonoros
martillos!. ¡Cómo aquellos gitanos andaluces, cuando lleguen a su herrería, se
encontrarán sobre el yunque, al gitanico, muerto, con los ojillos cerrados!. Y el poeta
exclama: “¡Niño, déjame que baile!.” Pero ¿qué baile sueña Federico, que habrá iniciado el gitanillo?,
tal vez sea el que todos los hombres hemos de emprender de la vida a la muerte.
Porque “cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque- con los
ojillos cerrados”.
El Poeta Federico García Lorca,
era un gran poeta que admiraba las virtudes de los gitanos y en esta poesía,
describía con un gran amor las cualidades que tenían, trabajando en Andalucía
el hierro, pero conservando sus viejas
tradiciones y tenía un corazón humano muy sensible, que sentía el dolor del
gitanico, muerto en su forja, que hace llorar al lector sentimental y humano.
La Luna hace pensar a los humanos
en todos sus pensamientos, cuando la miras no te responde inmediatamente, pero los
niños le piden los alimentos que apetecen y parece que si esa Luna, siente en sí misma, un ardiente amor,
que les canta en sus corazones “ mira, mira ,debajo de la cama tienes la cena”.
Y los gitanos se sentían protegidos por la Luna, porque ellos tienen un amor a
esa bella y redonda cabeza con la que se aman, aunque no comprendan, cuando la
miran, sus ”mudas palabas”. Los que miran hacia la Luna no comprenden lo que
les dice, pero la Luna no los abandona, porque el poder imperial del Sol sobre
las mareas, es inferior al de la Luna, que los mira con un gran amor, como ellos la
adoran amorosamente.
Pero la historia y la geografía
nos explican que la Luna produce las mareas, que en el mar suben y bajan. La cara
de la Luna cuando mira hacia el Mar, se entrega hacia ella y a la altura máxima
la llaman “pleamar” y cuando disminuye su altura, la llaman “bajamar”. Las
mareas se producen por un “desequilibrio gravitacional”, que hace perder la
compensación del agua del Mar a lo largo de todo el Planeta. La Luna no es la
que tira del agua hacia arriba, porque si lo hiciese, también aparecerían
mareas en las lagunas, en los estanques e incluso en las piscinas. Las tareas que
son más efectivas, aparecen en la Luna Nueva, porque en ellas apoya la gravedad
del Sol a la de la Luna, que hacen su fuerza en la misma dirección.
El Satélite lunar se encuentra en
la Luna Nueva, ayudado por la fuerza del Sol. Influye la Luna en los niños.
El influjo de la Luna en los gitanos,
lo demuestra, con el lamento del poeta Federico García Lorca, que horrorizado
del encuentro de los gitanos con el cadáver del gitanico, escribió:” Huye luna,
luna huye, si vinieran los gitanos, te encontrarán sobre el yunque, con los
ojitos cerrados”.
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