Siempre los hombres han cantado
al Señor, y ahora más en estos días dolorosos, en que su Justicia , se ha
extendido por todo el Mundo, siguen los hombres pidiendo la salud de sus
cuerpos. Y los hombres recuerdan su Justicia y al ver con qué rapidez mueren
miles de personas por todo el Mundo,
piden al Señor que “perdone nuestras
deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Los hombres estamos
en esta vida en el mundo de un modo temporal, porque Adán y Eva, a nuestros
primeros padres, los creó el Señor y pensó en hacerlos felices en el Paraíso Terrenal,
pero estos dos seres humanos, pecaron, fueron separados de Dios y expulsados
del Paraíso. Se sabe por la Historia Sagrada que una serpiente fue la que sugirió
a Eva que se comiera la fruta del árbol
del conocimiento del Bien y del Mal. Dios le había dicho a Adán que tenía libertad
para comer cualquier fruto del Paraíso, menos la fruta del árbol que daba el
conocimiento del bien y del mal. Este árbol que producía esta sagrada fruta en
el Edén, era producida por dicho árbol, del que nos ofrece “una versión corta
de este jardín, en la Biblia, que aparece en el libro de EZEQUIEL”. No se
conoce ninguna cita de le la montaña sagrada en el Génesis y sin embargo, su
libro “describe en esta cita de Ezequiel a un rey que camina por una montaña sagrada de
Dios en el Edén”. “Dios le dijo a Adán que podía comer cualquier cosa del
jardín, menos la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal”. Y muy
pronto fue tentada Eva por una serpiente y comió de la misma y le dio a Adán esa
manzana para que comiera de ella.
Adán y Eva, que recibieron el
mandato de Dios y lo rechazaron de que no debían comer “ el fruto del árbol del
conocimiento del bien y del mal”, desobedecieron, cometiendo una falta
importante contra Dios y fueron castigados de inmediato, lo que los llevó a “la
caída de la Humanidad”. Por la que el pecado y la muerte entraron en el
Universo por primera vez. Adán y Eva fueron expulsados del Jardín del Edén,
para no volver jamás esa vida feliz y obediente a Dios.
Me miro en el misal que usé
siendo todavía un niño y me encuentro con el Salmo 150, de los judíos, que
cantaban : “Alabad al Señor en su Santuario; alabadle en el firmamento de su
poder. Alabadle con sus prodigios; alabadle por su inmensa grandeza. Alabadle
al son de clarines; alabadle con el salterio y la cítara. Alabadle con panderos
y a coro; alabadle con instrumentos de cuerda y el órgano. Alabadle con
timbales sonoros; alabadle con timbales de júbilo. Todo espíritu alabe al Señor.”
Después de este Salmo 150, que está
escrito en mi viejo Misal: Haz, Señor, que se apaguen enteramente en nosotros
las llamas de los vicios, pues diste al bienaventurado San Lorenzo fuerzas para
superar el incendio de las llamas, y los tormentos.
El hombre está formado por
espíritu y por su cuerpo, como un animal, de los que Dios ha formado multitud
de cuerpos. Cuando muere llevan sus restos corporales al cementerio, pero su espíritu
sube al cielo a la diestra de Dios Padre. ¡ Cómo, ahora ignoramos nuestra ruta
celestial, que los profetas, en la Historia Sagrada, investigan la vida de los
hombres, como el Profeta Ezequiel y desaparecen de la Tierra, en un vuelo
misterioso!.
El hombre tiene una doble vida,
la espiritual y la material. La parte humana física del hombre,
ha llenado el Mundo de sepulturas y la espiritual, nos da la esperanza de la
subida de nuestro espíritu hacia el cielo, porque Jesucristo Dios y hombre
verdadero, resucito al tercer día y “está sentado a la diestra de Dios Padre”. Cuando
muere el hombre en multitudes, su cuerpo se va al cementerio y el espíritu sube
al Cielo.
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