Ignacio
Almudévar Bercero ha recibido el lunes, día 11 de este mes de Mayo del año de
2.020, el alta, 50 días después de haber ingresado en el hospital San Jorge,
con síntomas de coronavirus. Se ha dado cuenta del regreso de su salud y ha
exclamado en su despedida de la sala del Hospital: ”Me habéis devuelto la vida,
muchas gracias a todos. Os habéis jugado vuestras vidas y las de vuestros familiares. Muchas gracias a todos, de verdad, me
habéis vuelto a la vida, 48.000 infectados profesionales como vosotros, 27.000 muertos, que no
pueden contarlo como yo y saborear el cariño que me está dando todo el mundo,
no lo han podido hacer. Gracias de todo”. Este es el emotivo mensaje, entre
lágrimas y aplausos que ha dejado este lunes el empresario oscense IGNACIO
ALMUDÉVAR BERCERO, de 56 años, al abandonar por su propio pie el HOSPITAL SAN
JORGE de Huesca, donde ha recibido el alta, después de haber permanecido
ingresado 50 días por coronavirus, 35 de ellos en la UCI.
Leyendo este relato se da uno cuenta de la
sensibilidad de su esposa y su hija, afectadas ambas, como todo el pueblo por
esta enfermedad sufrida por la humanidad y encontrarse a IGNACIO ALMUDÉVAR
BERCERO, con la lucha entre la vida y la muerte.
El día doce de
Marzo de este año de 2.020, empezó el sufrimiento del coronavirus sobre su
salud, que fue aumentando entre otras molestias estomacales, que fueron
aumentando hasta que se vio obligado a refugiarse en la cama con una fiebre que
se le apoderó. Estaba acompañado por su esposa y su hija y teniendo miedo por
su salud, se refugió en una sala exenta de contacto con sus seres queridos en
la casa de Coscullano, pedanía de Loporzano y se aisló
de las habitaciones. Escribió Ignacio, en esta
habitación: “Me daban comida por el balcón y tenía mi propio baño”. Pero le confundieron los peligros que le comunicaron los teléfonos “habilitados por el
gobierno de Aragón” y como se expresó mi hijo Ignacio, después y después de decenas de
intentos, consiguió una respuesta “aunque me dijeron que los síntomas no
correspondían con el coronavirus”. “Aquel
fin de semana nos llegó a todos un vendaval que les pudo pillar
desprevenidos, pero poner sólo dos teléfonos disponibles fue un fallo garrafal.
Nunca sé qué hubiera pasado si me hubieran contestado antes”, opina Ignacio.
“Siguió durante nueve
días confinado en
su habitación a base
únicamente de paracetamol
pero al ver que la fiebre seguía sin bajarle, su mujer y su hija
contactaron con el Centro de Salud y una ambulancia lo trasladó al hospital San
Jorge de Huesca el 23 de Marzo y al día siguiente lo ingresaron en la Unidad de
Cuidados Intensivos, donde estuvo 35 días, 20 de ellos intubado con respiración
artificial y sedado. De hecho, le tuvieron que hacer incluso una traqueotomía.
Hace un año le diagnosticaron parkinson y ha estado luchando contra la
enfermedad haciendo mucho deporte”. “Y creo también que he podido salir de esta
por eso, porque he llegado muy fuerte físicamente, afirma”.
Ignacio salió de
la UCI “y después de dos semanas en planta estabilizándose, este lunes ha recibido
por fin el alta”. “Y me ha hecho “muy feliz porque lo he podido contar, algo
que no han conseguido hacer las casi 27.000 personas que han fallecido en
España, y saborear todo el cariño que me está dando a mí la gente”. Añade Rubén
Darío Núñez: "ahora le quedan muchas semanas por delante para lograr la
recuperación total (ha perdido 14 kilos y se ha quedado prácticamente sin
fuerzas) pero no tiene ninguna prisa". Esta semana me tengo que quedar en casa
y la que viene ya podré salir a pasear un poco. Pero va a ser cuestión de tener
mucha paciencia”, reconoce mi hijo.
Mi esposa, mi hija Pilar y yo, hemos recibido cartas de dolor de la hija del entonces enfermo Ignacio
Almudévar Bercero; Piluca copió a
continuación su texto: “Hola. No sé que escribir ni como empezar, sólo sé que estoy destrozada, abatida e inmersa en una enorme pesadilla. Lo positivo, de esta situación, es que hoy por hoy, se valora cada minuto que nos regala la vida. PAPÁ, NO DEJES DE LUCHAR. Hoy es el cumpleaños de yaya y queremos que su regalo sea que te pongas bien lo antes posible. No te rindas, sigue, sigue por nosotras y por toda esa gente que tanto te quiere. Todos sabemos lo cabezón que eres y las ganas que tienes de seguir viviendo. Adelante papá, eres un hombre fuerte y estás en las mejores manos. Agradecer al personal del Hospital San Jorge, el trato que está recibiendo mi padre. No vamos a perder la esperanza ni la fe. TODO IRÁ BIEN. Eres mi héroe papi. Belén”.
Su hija siempre le decía desde el pueblo de
Coscullano: padre no dejes de luchar. Estos
sentimientos de Belén, y efectivamente todo fue maravilloso. Después de perder catorce
kilos, Ignacio se sintió muy feliz diciendo :” Esta semana me tengo que quedar
en casa y la que viene ya podré salir a pasear un poco. Pero va a ser cuestión
de tener mucha paciencia”.
Ya se estaba
aproximando el momento en que tendría que salir vivo del Gran Hospital de San
Jorge, mi hijo Ignacio, pasando por aquellos lugares desinfectados
y limpios como en el Templo de Jerusalén, estaba la “multitud” que hace siglos ocupaba las calles de Jerusalén. Entre
aquella multitud de hombres y mujeres estaban esperando el paso hacia la
crucifixión de Cristo, aquellas mujeres santas, como María, la madre de Jesús, María
Magdalena, una de las discípulas curadas por Jesús, María de Betania, hermana
de Lázaro, María de Cleofás, seguidora de Jesús y María Salomé discípula de
Jesús. Y en este último año, en que ha llegado otra “Peste”, estaba otra
multitud de mujeres, una Doctora en Medicina, Doña TERESA OMISTE, seguida por
todo el personal sanitario y no sanitario del Hospital, especialmente de la UCI. Porque
como escribió IGNACIO ALMUDÉVAR BERCERO “he vuelto a la vida gracias al trabajo
de todos ellos, que son un equipo de diez en profesionalidad, en humanidad, en
unidad de acción…”. Ante aquel conjunto de mujeres, todas vestidas de blanco
sanitario, Ignacio pronució aquellas palabras a todas las mujeres y hombres que
allí, en la salida de la Sala de Salud, estaban, para despedirse de mi hijo
Ignacio.
Después se ve
aquel selecto grupo sobre todo de mujeres y hombres sanitarios y mujeres de la limpieza y de la higiene. En
medio de ellas aparece mi hijo Ignacio, como un recién sanado enfermo, al que
está llegando la humildad y el agradecimiento de aquellas mujeres, que acuden
de todo el Hospital a despedirlo felizmente con la salud devuelta. Sintiendose humildemente agradecido a aquella “multitud de Mujeres”, que le aplauden,
mi hijo Ignacio, se ve obligado a ponerse de rodillas delante de aquel coro,
principalmente formado por mujeres, como aquellas que acudieron a acompañar a Cristo
en su marcha hacia el monte de Getsemaní. Aquellas modernas y santas mujeres, unas
lloraban y otras aplaudían la salida del enfermo de la muerte.
Ignacio , de rodillas en el suelo, dice a aquel grupo de mujeres y hombres sanitarios “palabras
de agradecimiento, para todo el personal sanitario y no sanitario”.
Al salir caminando
por la puerta de la Sala en que abundan la muertes de muchos ciudadanos, se
encuentra con su esposa Paz y se abrazan
con cariño, para unirse con su hija Belén.
Suben al coche y
se van a su piso oscense, pasando por
delante de la casa donde viven su madre
Feli y yo. Bajamos todos a la calle y nos felicitamos y lloramos dando gracias al Señor y al grupo sanitario del Hospital Oscense
de “San Jorge”. Desde el primer piso su prima Isabel y su sobrina Jimena le enviaban besos de
alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario