lunes, 2 de enero de 2023

La blanca nieve y la oscura muerte. (2ª Parte)

 


El francés Lucien Briet con su escritura ha iluminado la soledad de Guara y de todo el Pirineo. Los hermanos VALERO abandonaron su casa y algún visitante de Used la quemó, pero ellos no podrán jamás olvidar cuando participaban en la ruta del vino y del aceite, que subían desde Los Molinos de Sipán. Desde este pueblo iniciaban el ascenso hacia Santolaria ,Cuello Bail, paso de ganado por el que subían los hombres y sus caballerías, por una Costera, que rodea el monte Bail. La  Costera empezaba a ascender desde las Managuas y llegaba al Mesón de Santolaria. A la derecha se veían allá abajo, el Pantano de Vadiello y el río Guatizalema, que baja desde Nocito. Llegados al Mesón, se encontraba más allá el monte perteneciente a Santolaria, al que llamaban el Camerage, en una de cuyas laderas se encontraba la caseta de Bruna. Es un monte alto, en cuyas laderas se criaban patatas, que luego se vendían en el Somontano para sembrar.

Me acuerdo que un año que llovió mucho, Faustino Valero, cuando tenía catorce años y con otro muchacho, se vieron apurados para llegar a Used y durmieron en la caseta de casa Bruna. En Castejón de Arbaniés vive el señor Nicolás Fañanás, que es descendiente de casa Bruna de Santolaria. En aquella caseta pasaban temporadas vecinos de  Santolaria e incluso  los hermanos  Valero, participaron en el pastoreo de ganado lanar por aquellos montes.

En la ruta del vino y del aceite, bajaban patatas para sembrarlas, sobre los lomas de esas caballerías , aparejadas con sumo arte, con las que podían presumir. En el Somontano, aquellas patatas probaban muy bien y daban buen resultado. Vendidas las patatas en el Somontano y con su dinero compraban aceite y vino, de los que unas veces cargaban con dos boticos de vino por macho y otras veces con  dos boticos de aceite.

Siguiendo el camino a Used, pasaban por el Monte Camerage de  Vallés de Castilsabás, y desde el que tenían necesidad de bajar a cruzar el río Guatizalema, para llegar a Used.

¡Cuántas veces los hermanos Valero  encontraron  nieve en sus expediciones por la Sierra para llevar el aceite y el vino a su casa de Used!.   

En una ocasión  era tal la cantidad de nieve que dificultaba su marcha, que tuvieron que soltar los ramales que unían la cola de un mulo con el cabestro del siguiente y dejarlos caminar solos.

Aquellos animales, además de tener una figura artística, eran inteligentes porque llegaron sanos y salvos a las cuadras de Used.

Pero no sólo cuento lo que hicieron durante siglos, los hermanos Valero y sus antecesores, sino que se me brinda la oportunidad de escribir sobre la nieve, que cae en la misma Sierra en abundancia  y la  qué con menos fuerza, cae en las laderas del Somontano e incluso, a veces, en la Tierra Baja.

Ahora están construyendo la Autovía que ha de subir a Francia por Canfranc y en el pueblo de Arguis, se ha creado una carretera que sube al pueblo de Belsué, que se encuentra en el Valle de Nocito. Cuando yo era veterinario de Bolea, no podía ir a Belsué con mi moto, por una carretera, que no existía. Cuando lo fué, tuve que subir a Belsué por la Ermita de Santa María de la Peña, entre Bolea y Apiés. ¡Ya han pasado muchos años desde entonces!,  pero a pesar de haber pasado más de sesenta años, todavía me acuerdo de los habitantes de Belsué, amables y cuidadores de sus animales, que eran cabras, ovejas y caballerías.

Han pasado, desde entonces unos sesenta años y mi nieto Pablo   conoció a un pastor jubilado de Belsué, que se acordaba de mí como aquel que recuerda su trato,  en años jóvenes. Mi nieto, Pablo, estudiaba en Pamplona la Carrera de Cine, que trata de la Comunicación Audio Visual y el pastor José María Aquilué , al explicarle mi nieto  la necesidad que tenía de escribir sobre el oficio de pastor, se le ofreció y le hizo vivir, con sus esquillas ,con  sus aperos pastoriles y con los perros de pastor, las obligaciones, que toda su vida había realizado con sus ovejas y cabras.

Poco tiempo después de presentar mi nieto, su trabajo, tuvo que ir a recibir un Premio en Urrea de Gaen, donde lo llevó su tía Pilar. Han sido numerosos los premios recibidos por mi nieto Pablo en cuestiones de Cine, pero hoy me limito a éste, qué según su corazón agradecido, le obligó a visitar y a agradecérselo al Pastor José María Aquilué, que le premió con las viejas riquezas del Pastoreo.

La distancia entre Huesca y el típico pueblo de Belsué es moderada y a mi yerno Santiago y a mi sobrino Pablo, a pesar de que se veía la Montaña de color blanco, no les dio miedo, subir en el coche para llevarle al sabio pastor José María un saludo de agradecimiento. Estábamos en el mes de Enero, pero el ambiente no parecía de que iba a nevar.  A mí me colocaron en el coche y me subieron al pintoresco pueblo de Belsué, para agradecer al pastor, ya jubilado, las lecciones que le había dado a mi agudo nieto, Pablo Adiego Almudévar.

Subimos ,pasando por Arguis hasta un túnel cerrado, desde el que había que bajar al pueblo de Belsué. Amenazaba el cielo con mandar la nieve sobre nuestra ruta, pero llegamos a encontrarnos con el pastor José María Aquilué, en su pequeño pueblo. Al vernos, se alegró enormemente y nos hizo subir a su casa, a la que escasamente pudimos llegar, porque patinaban las ruedas del coche. Bajamos del coche y subimos a su elevada casa. Allí nos sirvió “laminerías”, acompañadas por un buen café.

Estábamos felices, pero el cielo se iba cerrando con nubes espesas, cogimos y miedo, los tres visitantes, nos tuvimos que subir al coche, para volver a Huesca.

José María estaba un poco triste de ver que se estaba cortando la inesperada visita, pero desde lo alto del pueblo, se quedó mirando la dificultosa marcha del coche, que se había aumentado con la nieve, que caía sobre el pueblo.

Subimos  con dificultad la cuesta que nos separaba de la carretera alta, al lado del antiguo túnel, llegando a pararse el coche, en algún tramo, pero al llegar al túnel, se disolvieron las dificultades para llegar a Huesca.



Allá abajo estaba mirándonos el pastor José María y nosotros a él y fue un tanto triste esta despedida obligada por la nieve. Gracias a  San Urbez, se quedó el pastor en su pueblo montañés y nosotros pudimos, ya sin dificultades, bajar a Huesca. Esta ciudad está muy cerca de la nieve y los oscenses la contemplamos con cariño, pero a veces, nos acordamos, como hicieron los hermanos  Valero de la dificultad que tuvieron para llegar a su pueblo de Used . De esa ocasión se acuerdan mucho los hijos de la Sierra de Guara.

La última vez que nos pasó a mi yerno , a mi nieto y a mí, fue hace escasos días ,subiendo y bajando con rapidez a Belsué, para volver a Huesca.



Mi nieto Pablo reflejaba en su rostro la pena que le dio tener que abandonar a su Maestro-Profesor , pero al llegar a Huesca exclamó: el próximo día que venga a Huesca tengo que ver a Jose María, mi profesor durante mi carrera , sobre el pastoreo en la Sierra de Guara.

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