Continúan su carrera la Sagrada Familia de Egipto para Belén- “Con un Niño entre los brazos- Que es un cielo de lo ver- A mitad de su camino-El Niño tenía sed- No pidas agua mi Niño-No pidas agua mi bien-Que están turbios los arroyos-Y no se puede beber- No muy lejos del camino- Hay un rico naranjal- El hombre que lo cuidaba- Era un ciego que no ve. -Dale ciego una naranja- Para aliviarle la sed- Ciego mío, ciego mío…-Si una naranja me dieres – Para la sed de este Niño - Un poquito entretener- Cójalas usted señora- Coja una, coja dos-Coja ocho, coja diez-No quería más que tres – La Virgen se va alejando- Y el Niño marcha contento- La Virgen va caminando- Y el ciego comienza a ver- ¿Quién era aquella Señora- que me hecho tanto bien?- Esa es la Virgen María- Que camina hacia Belén.
Yo creo que esta respuesta pudo ser dada por un coro de ángeles, que gritara: “Otra no podía ser!. En la posada andaluza, el posadero malo resulta castigado y en la que acabo de recitar, el posadero o ciego hospitalario y generoso, recibe el premio de la luz.
La pastorela tiene un origen etimológico en la Provenza y su contenido equivale al de las conocidas pastoradas, pudiendo ser en ambas ya religioso, ya profano, como ocurre con las de Capella, Rolda y Tolva.
Para encontrar el significado de la palabra que me ocupa, he recurrido a un libro de mi amigo JULIO BRIOSO, que dice textualmente, “la mayor pervivencia en la Catedral oscense, hasta principios de este siglo, en que fue suprimida por el Obispo, es la de la Misa Pastorela, que se celebraba con instrumentos y cánticos pastoriles” (Panderichuelo y gaita).
Me gustaría hablar con alguno de esos oscenses mayores y amigos de las tradiciones, que me confirmara la intervención de los pastores en la Pastorela catedralicia, como intervinieron hasta hace unos cuarenta o cincuenta años en tantos pueblos, como Colungo, Siétamo, Castejón de Arbaniés y otros de los que tengo testimonios.
Desapareció la Misa Pastorella de Huesca y las tres misas de Navidad, que se, celebraban una a las doce de la noche y que ahora llamamos Misa de Gallo, otra al Alba, que sería la auténtica Misa de Gallo, porque al alborear es cuando cantan los gallos y siguen lanzando su Ki-ki-ri ki, esos orgullosos animales y la tercera, que se celebraría ya avanzada la mañana del día 25, se suprimió primero la Misa del Alba y ahora, en muchos casos, se ha suprimido la Misa de las doce de la Noche.
De la misma forma que variaron los usos litúrgicos, se modificaron las costumbres populares; en algunos pueblos desparecían las celebraciones que llegaban al amanecer, al suprimirse la misa del alba, aunque algunas continuaron según testimonios escritos de Vicente Gracia de Sinués y orales de Colungo y más tarde desaparecerían las Pastorelas de la Misa de Gallo. Violant y Simorra en su libro “El Pirineo español”, que las cita someramente, pero gracias a Antonio Andreu se conoce lo que pasaba en Colungo. Cuando llegaba la Sanmiguelada, entre los corderos, que nacían más precozmente, escogían los pastores el mejor para ofrecerlo en la Noche Buena al Niño Jesús. Lo dejaban mamar de varias ovejas para, llegado el día, presentarlo más blanco, más lustroso y manso. Al llegar el momento de pasar a adorar a adorar al Niño, lo hacía primero el Mairal o Mayoral, luego los pastores, el “bacibero”, el repatán y a continuación los demás hombres y los niños.
El Mayoral llevaba en sus manos el cordero, que en Siétamo cargaba sobre sus hombros, adornando con cascabeles, campanillas, cintas de colores en el cuello y el tronco cubierto con una aparejada, que se guardaba de un año para otro y que se abrochaba por el vientre. En SIÉTAMO todavía vivía doña Isabel Acín, que por traición familiar se encargaba de engalanar el cordero, que por ser manso ni balaba ni estorbaba durante la ceremonia.
Después de adorar, venía la Pastorela o Pastorada, de cuyo contenido cantado o hablado, nadie se acuerda; bailaban en Siétamo al ritmo de “Saltan y bailan los peces en el río…” y “representaban una cena ficticia en la que cortaban del pan seco unas finas tajadas para preparar migas, como rememorando lacena que hacían en su día, ante el Portal de Belén y aunque no podían comer allí las migas, simulaban hacerlo, siendo el Mayoral el que con su cuchara de madera de boj, empezaba, siguiéndoles los demás según su categoría pastoril, para acabar con los repatanes, esos traviesos por su edad, hacían como que cogían dos veces, igual que el Lazarillo de Tormes cogía dos gramos de uva, en lugar de uno, al tocarle su turno.
El mayoral debía poner orden y le daba un coscorrón al atrevido con el “gayato”, lo que hacía reír a los asistentes, convirtiendo la misa en una celebración realista, como si de Belén se tratase.
Añadan a esto los villancicos y la bota de vino que circulaba durante el ofertorio, en que sintiendo la liturgia, la ofrecían al pueblo, levantándola y diciendo:” En querez, pos no en beberez”. Reinaba la alegría en estas celebraciones, llegando a soltar en la iglesia pajarillos, que antes habían cogido en a bardas del corral, como queriendo recrear el ambiente natural del primitivo Belén. Se admitían las bromas, como la ficticia comida de las migas y el ofrecimiento picaresco de la bota, pero en cierta ocasión un bromista se pasó, soltando en la iglesia, en lugar de un jilguero, una urraca que asustada apagó velas y tiró a suelo un candelabro, que por suerte no le cayó en la cabeza al sacristán.
Poeta, escritora y religiosa española, estudiada por Angelines Campo directora de la Escuela Normal de Huesca.
En Castejón de Arbaniés, me declaró el señor el señor Francho, pastor de toda la vida y casado con la señora Josefa Almudévar, que bailaba con otros pastores durante la misa.
Tengo que someter a la consideración de Doña Angelines Campo, la Doctora que más sabe de Ana María Abarca de bolea, Abadesa Mitrad de Casbas, si el “Baile Pastoril al Nacimiento” estaría concebido para estos casos, siendo que los pastores hablaban en nuestra lengua aragonesa, en tanto que los ángeles lo hacían en castellano. No cabe duda de que esta baile es una Pastorela, que se encontraba en la civilización pirenaica, como lo demuestran las bearnesas, queme proporcionó Rafael Ayerbe, en que los ángeles cantaban en francés.
El Cordero Divino nació en Belén para nosotros ( Puer natus est nobis), para todos. ¿No vendría el cordero pascual ofrecido en la Misa de Gallo un destino común para todo el pueblo?, está claro que sería para sacrificarlo y comérselo al Alba todo este pueblo en una representación más, al aire libre o en un pajar, pero últimamente, ¿a qué cocina iba a parar?
En Colungo el cura invitaba a las autoridades y pastores a una chocolatada, después de misa y el pueblo acudía a su casa a tomar la colación, pero algunos seguían toda la noche celebrándola, incluso, como he dicho, alguna esposa de pastor y a veces un pastor, que se , a veces hacían, recargaba la faja con ropas para simular su preñez; a veces hacían como que lloraba el niño y al amanecer cantaban albadas.
La albada ¿no se cantaría o recitaría con esa monótona música romance al Alba después de la autentica Misa del Gallo?, cuando reunidos los pastores en la fiesta, hasta a los ángeles les hacían cantar en fabla al hacerles decir “¡ Gloria a Dios en los cielos y paz en la tierra a todos!”.
De aquella imaginación creadora, que lleno la América hispana de belenes de iglesias, de posadas y de pastorellas, ha quedado un continente que a los españoles nos dio siempre posada y ahora nosotros, hipócritas se la negamos a los hispanos. Si en el mundo rural el ambiente de las cuadras era pobre, era sin embargo encantador y humano.
Si el olor a estiércol en las cuadras se amortigua con la periódica limpieza y llegada a ser agradable por el predominio del olor a paja seca y a heno, el olor de las alcantarillas brasileiras y colombianas, en que se refugian como ratas multitud de niños, se envenena con los detergentes, ácidos y residuos de las ciudades millonarias y más con la ausencia de amor y afecto, porque allí no solo no se encuentra la Sagrada Familia. Sino ninguna.
Si al nacer Jesús, Herodes degolló a los niños inocentes, ahora resurge masacrando niños en América, en Somalia y en ¡tantos lugares!
Si a unos ciento treinta y dos años de la muerte de Jesús. Adriano quiso borrar su recuerdo en Belén, nuevos Adrianos por medio de los sistemas modernos de comunicación de masas , como la televisión , amenazan el desarrollo de la intimidad familiar , como dice Rof Carballo, atenuando el contacto físico entre la madre y el niño , determinando la disminución de “esa confianza básica que el hombre necesita para su normal desarrollo”.
Surgen otros nuevos híbridos de Herodes, Adriano y el becerro de Oro, dios del consumismo, que estimulan a llamar a llamar por teléfono a unos falsos Reyes Magos.
Parece llegado el momento, que, ante esa invasión de la imaginación Destructora, renazca una nueva imaginación Constructora que la contrarreste.
Los belenistas ya trabajan en ello, tratando de introducir un belén en cada casa, como hacía Santa teresa, tocando los corazones de cada persona.
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