La verdad es que a todos nos suena el nombre de esa Sociedad, pero
son pocos los hombres y mujeres que en Huesca trabajan por ayudar al desarrollo
de los necesitados, para asistirlos socialmente, para que se vistan y alimenten
y en breves palabras, para aliviar su soledad. Son pocos, para realizar la
tarea de amar al prójimo, que aman con
todo su corazón. Sin embargo no son pocos, porque forman parte de la
humanidad los que ayudan y los que reciben esa ayuda, ya que son muchos los necesitados, como los
inmigrantes, los ancianos, los gitanos y en general los que más sufren en los
días de esta cruel crisis. Pasando por
la calle Espinosa de los Monteros, hace escasos días, en un local estaba el
nombre de Federico Ozanam, que obtuvo el título de Doctor en Leyes, en París. Nació el
veintitrés de Abril del año 1813. En su labor de profesor de literatura, brilló
el genio de Federico, que fue nombrado profesor de la Sorbona en 1844. Fue seglar o laico, pues se casó en Junio de 1841. Murió muy
joven, ya que día a día, año tras año había dedicado su vida a proteger a los
débiles, el día ocho de Septiembre de 1853. Víctor Hugo, en la novela Los Miserables,
escribió en 1862, la situación de Francia en el siglo diecinueve; su gobierno
pasó de la monarquía a la república, al imperio
y otra vez a la república. Decía que “los ricos se hacían cada día más
ricos a causa del trato preferencial que recibían del gobierno y a impulsos de
la avaricia que les obsesionaba”. Pasó
entonces en Francia la crisis que está ahora ahogando a España, pues ”el
pauperismo se extendió grandemente, el desempleo y la falta de vivienda
cundieron como una epidemia; los pobres vivían al día”. En España los que son de
mi edad hemos conocido la Monarquía, la
República, la Guerra Civil, la Dictadura y nuevamente la Monarquía. Así como
antes he dicho que son pocos hombres y pocas mujeres los que trabajan en la
Sociedad de San Vicente de Paul, para ayudar a los necesitados, pasaba lo mismo
en Francia, pues Víctor Hugo escribía: “Pocos miembros de la clase alta
querían manchar sus manos asistiendo a
los “miserables” en sus fétidos y sucios suburbios, pocos ricos querían correr el riesgo de introducir cambios en las
estructuras de la industria”.Al pasar por la calle Espinosa de los Monteros,
debajo del nombre del gran Ozanam, que
buscaba con pasión el retorno del bienestar al pueblo, siendo un intelectual, pero no rico en dinero, alguien había
escrito: “Que la crisis la paguen los ricos”. Llegué al número 56 de la Calle
de San Lorenzo a las seis de la tarde y
me recibieron en una sala, seis miembros de la Sociedad de San Vicente de Paul.
Todos ellos eran hombres sensatos, con inquietudes sociales, pero como yo,
próximos a la madurez. Tenían la inquietud de aprovechar los locales del gran
edificio, cuyo uso les han devuelto los Hermanos de la Cruz Blanca , a los que
se lo dejaron como residencia de ancianos. Todos ellos coincidían en que los
jóvenes no venían a participar e incluso a dirigir las obras en favor de los
necesitados. ¿Qué pasa con la juventud? Tal vez se ha convertido en una porción
del consumismo, pero hace falta que se den cuenta de que ellos son responsables
del porvenir de la Humanidad. Dice la poesía :”Oh, jóvenes amables –que en
vuestros tiernos años, al templo de la Ciencia dirigís vuestros pasos”, no
olvidéis que, como dijo el escritor oscense José María Llanas
Aguilaniedo:”Desde la moral primitiva a la moral del tiempo presente, llamada
independiente o científica, desligada de la moral religiosa, no es extraño que
la generación actual, conforme con esa moral provisoria, prescinda con tanta
frecuencia de la ética o moral pura”. Los miembros de la Sociedad , ya mayores,
soñaban con incorporar a jóvenes hombres y mujeres, que hace falta que se den
cuenta de que son necesarios en esta Sociedad, pues como dice la Biblia :
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Al acabar la reunión nos dieron a cada uno una hoja de papel, en el que decía:
Infunde confianza y decisión en el corazón de los niños y de los jóvenes, para
que respondan a la llamada y entreguen su vida al servicio de Dios y de los
hermanos”.
lunes, 25 de noviembre de 2024
La Sociedad de San Vicente de Paúl.-
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