En estos días, las impactantes imágenes de las recientes inundaciones en Valencia nos recuerdan la importancia de estar preparados y organizados, tanto en lo personal como en lo colectivo. Las consecuencias de estos desastres no sólo exponen nuestras vulnerabilidades ante la naturaleza, sino también la necesidad urgente de mejorar nuestra capacidad de respuesta. Para afrontar estas situaciones de forma eficaz, hay una asignatura pendiente en nuestra sociedad que necesitamos abordar: la organización.
Organizar nuestra vida no es sólo una cuestión de conveniencia; es una necesidad. La organización del tiempo, de las tareas y de los recursos es lo que nos permitirá ser resilientes y efectivos. Este valor debe forjarse desde las primeras edades, ya que formar a las generaciones futuras en organización y coordinación es clave para un futuro mejor. Y junto a la organización, debemos enseñar algo esencial en el trabajo colectivo: la disciplina. Cuando formamos parte de un equipo, la disciplina es esencial para actuar con agilidad, asumir responsabilidades y acatar las directrices que nos guían. Sin ella, nuestra capacidad de responder en equipo se ve debilitada.
No obstante, para alcanzar esta organización y disciplina, necesitamos resolver un inconveniente que a menudo frena nuestras iniciativas: el exceso de burocracia. Los trámites interminables ralentizan los procesos, dilatan las decisiones y, en última instancia, debilitan nuestra capacidad de actuar con rapidez y eficacia cuando más se necesita. Para que la organización florezca, necesitamos una administración más ágil y centrada en servir a los ciudadanos.
Y no podemos olvidar una tarea crucial: la optimización de nuestros recursos. Debemos aprender a compartir y aprovechar al máximo lo que tenemos, poniendo en común los medios y apoyándonos mutuamente. Así, conseguiremos sacar adelante todas las tareas, desde las más cotidianas hasta las más extraordinarias.
Hago un llamado a todos nosotros, como pueblo, para reflexionar sobre la importancia de la organización y del compromiso en nuestro día a día. Nuestra capacidad de actuar juntos, de manera disciplinada y eficaz, es lo que hará la diferencia en los momentos críticos.
Unamos nuestras fuerzas y empecemos a construir una sociedad más preparada y solidaria. Sólo así estaremos listos para afrontar los desafíos del futuro, juntos y mejor.
Ignacio Almudévar Bercero
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