He contemplado tu Cortometraje, no sé si tuyo, o que te lo ha proporcionado
un buen amigo, sobre la jubilación, y que tú, creo que habrás hecho tuyo, igual que yo lo he
convertido en mío, con humor, con el fin
de pasar bien, el fin de mis días. ¡Perdona!,
yo no sé si te has jubilado o estás a
punto de hacerlo, pero en tu programa veo que entiendes profundamente, ese
comportamiento, que se apodera de un
hombre jubilado. Y me doy cuenta de que el problema te preocupa y estás meditando sobre tu
situación en la jubilación y estás preparándote como un novicio, para vivir tu porvenir con alegría y conformación con los
problemas que se presentan al hombre, cuando ya no tiene nada que hacer, o más
bien, estudia la forma de ocupar el tiempo que le queda de vida, para vivirla con júbilo, durante el
tiempo que le queda de estar
vivo. Desarrollas con un gran sentido del humor, diversas
situaciones que se te presentan y no tienes
más remedio que exclamar: “Santa Ana, buena muerte y poca cama”. Y si no
conocías esta jaculatoria, de ahora en adelante, la recordarás. Es un deseo,
que cuando me encuentro con alguna persona mayor, que pertenece a la gente
educada o con algún viejo, como yo, con
nuestra educación problemática, siempre
te manifiestan su deseo de ¡buena muerte y poca cama!.
Está claro que las personas que
salen en tu cortometraje, lo pasan bien y tienen unas enormes ganas de vivir con alegría, sentados en buenos
sillones, o pasando un buen rato en un tresillo, dándose
algún beso con su amada esposa, mejor que acostados en una cama pasando largos días,
meses o años sufriendo los dolores previos a la muerte. ¡Qué alegre es la
escena en que la pareja de jubilados, están sentados y mientras ella se va
tomando poco a poco, un café con leche, el abuelo la va mirando!. Parece que en el viejo jubilado resurgen
llamadas de amor, mientras el pequeño perrito, los está acompañando, sentado en
el suelo, junto a los pies de la pareja. Suena una alegre música, para hacernos
ver con su sonido, a los que nos hace ilusión la escena de amor de los
jubilados, que ¡tararí, tarará!,
soñaremos pero no nos podremos comer ¡una rosca de amor!. ¿Qué le pasa al
jubilado?, pues sencillamente lo mismo que canta, puede ser que otro jubilado,
que dice acompañado por la bella y alegre música: “¿Qué le pasa, qué le pasa a
mi camión, qué le pasa, que no
arranca?”.
El camión, por lo visto, ya no puede rodar, como el jubilado, tampoco
puede correr, a pesar de gozar de descuentos en numerosos locales, en
transportes y vacaciones en la playa. De su torpeza en los movimientos surge el
mayor fastidio para el jubilado, que
consiste en carecer de tiempo suficiente
para usar cualquier cosa, por ejemplo los cordones de sus zapatos, para
atarlos bien.
¡Qué fácil me resulta escribir la vida de un retirado, simplemente
copiándole al autor del cortometraje,
las aventuras de un jubilado!, porque su mejor definición de un jubilado, la
hace el autor de dicho cortometraje, diciendo, que es ”Eterna persona para el
café”. ¡Qué razón tiene cuando uno observa como toma su café un hombre que no
tiene otra cosa que hacer!. Porque efectivamente, ¿cuál es la faena que ha de
cumplir, un jubilado en toda una semana?. Sencillamente, porque el sábado y el
domingo, como todo el mundo guarda fiesta, para descansar, el resto de la
semana ya tiene bastante tarea, con tomarse sus cafés, atarse sus zapatos y
pensar en lo que hará cuando tenga tiempo. Pues en efecto, durante toda la
semana bastante trabajo tiene con mirar la televisión y estar tumbado en el sofá,
durante más de tres horas, cada día.
Eliseo, yo no sé si te has jubilado, pero ¿estás
pensando en jubilarte o en esperar que pasen varios años, trabajando, para ser
feliz?. Ten cuidado pues a los que les gusta trabajar, no quieren jubilarse y
todos los que lo conocen, dicen de él que es un “tonto del haba”.
Eliseo, eres un hombre de un
cerebro activo y de una generosidad espléndida, porque ,tienes una cualidad
selectiva , para recoger los artículos interesantes en el ordenador, pero tu
generosidad te inclina a hacerlos llegar a mi ordenador y compruebo tu
inquietud intelectual y artística, que quieres que vuele entre los hombres.
Para ti la felicidad radica en viajar con tu moto por el mundo, no está basada
en un destino y yo me alegro de imaginarte montado en alguna de tus
motocicletas, haciendo viajes que te llevan a ser feliz. Pero me acuerdo de
otro de tus cortometrajes, que dice:” Había una pareja de ancianos, que se
fueron al cielo”. Allá arriba el esposo, se encontró tan feliz, que, por no perder la costumbre, que tenía en la
Tierra, de echar broncas a su esposa, le dijo: ”Sin ti y tus cereales de mierda, podríamos haber
estado aquí hace unos diez años”. ¡Qué
bien se encuentran los jubilados de la Tierra,
en el Cielo!.
Hablando contigo, me di cuenta de
que además de inteligente y generoso, eres feliz montando tus motocicletas,
pero sobre todo que tu espíritu siente dentro de sí mismo, una llamada
profética. Tú mismo fuiste el que me habló del profeta Elías y de su segundo
discípulo y también profeta ELISEO. El profeta Elías, fue recogido en presencia
de su discípulo Eliseo, por un carro tirado por caballos, que eran de fuego o
tal vez que se desplazaban por la energía solar. No se sabe dónde, ahora, se encuentra el profeta Elías, si en el cielo
o en el espacio eterno, pero dejó a su
discípulo Eliseo triste, compungido y
preocupado. Y esa preocupación la ha heredado ELISEO CARRERA, porque me ha
revelado que igual que Elías , subió tal vez al cielo, en un carro de energía
de fuego, él se siente feliz, sobre su moto MONTESA, que por el tubo de escape,
lanza pequeñas llamaradas, y, puede hacerlo mucho más feliz, cualquier día,
abandonando este mundo, con el fin de ser eternamente feliz allá arriba.
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