Mi sobrino está cumpliendo el Servicio Militar en Cádiz, en
un cuartel situado al lado de faro y cerca de la sonora sirena del puerto. Está
encantado, pero como la felicidad nunca es completa, se queja de que entre el
ruido de la sirena, la luz del faro y el
calor, no lo dejan dormir. Yo, por medio de estas líneas, quiero hacerle ver
que su desgracia es bien pequeña. En primer lugar, aquí también pasaría mucho
calor, pero no podría bañarse en el mar
y a este paso, puede ser que no pudiera hacerlo ni en la piscina, porque estamos
padeciendo una sequía enorme, bíblica. Las fuentes y pozos se secan, pero el
mar, yo creo, que todavía puede aguantar. En cuanto se refiere al ruido de la
sirena, encontrará la solución leyendo a los clásicos griegos. Cuando las
sirenas de verdad, habitantes del Mar Egeo, pretendían con sus cantos
melodiosos seducir a los argonautas, éstos para defenderse de sus encantos, se
taponaban los oídos con cera. Si hacían esto para no escuchar dulces melodías, mejor
puede hacerlo mi sobrino para no escuchar el escándalo de la sirena mecánica. Él
todavía lo tiene más fácil, porque como hoy las ciencias adelantan que es una
barbaridad, venden unos cómodos tapones de goma para los oídos. Con respecto al
faro, me parece que se queja de vicio, porque, ¿qué hay más romántico que vivir
debajo de un faro de luz, que ilumina los mares del Sur?. Así podrá ver, de día y de noche, ese barquito velero, que
cruza la mar serena y del que unos dicen “que va pa Cádiz y otros que pa
Cartagena”. Reconozco que alguna vez puede verse rota esa ilusión romántica,
porque dicen que estos días, ha pasado secuestrada una lancha guerrillera del
Ayatollá Jomeini. Pero luego seguirán pasando barquitos de vela, vela,
barquitos de vela, va. También supongo que tendrá ocasión de distraerse, porque
dicen que en Cádiz, hay muchos “entre curas y frailes y marineros” y aunque
según algunos, esta palabra encierra un segundo sentido, no hay que
escandalizarse porque tampoco conocerá a los curas y frailes, ya que éstos
visten de paisano, a no ser que se trate de los de Palmar de Troya. Marineros
auténticos, tal vez, vea muchos en tierra, a causa de los apresamientos que
sufren nuestros pesqueros por parte de las patrulleras de Hasán. En fin que
donde él se ve, quisiera verme yo, entre otras razones porque no he estado nunca en Cádiz. Además un
muchacho tan aseado como mi sobrino, tiene que encontrarse muy a gusto en la Tacita
de Plata. ¡Querido sobrino, acuérdate de que el que no se consuela, es porque
no quiere!.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Mosen Iván Castillo Mainer
El pintor frente a Novales Iván es el nombre que precedido por la palabra Mosen, que en aragonés tiene el significado de Monseñor, adorna e...
-
Siétamo es un municipio en la provincia de Huesca, que pertenece a la comarca de la Hoya, situado en la N-240 sobre una suave colina cerc...
-
Con la colaboración de Angel Hernando del Cura y de mi yerno Santiago. Yo no sólo me acuerdo de esta elegante Casa-Palacio de Hu...
-
El leñador observaba todas las mañanas, desde su chabola, como una “rabosa”, que así llamamos los altoaragoneses a las raposas o zor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario