Convento Carmelitas Descalzas de Huesca. |
Conventos de Santa Teresa de
Jesús los hay en España con una gran proliferación y Huesca no podía ser menos
porque yo me acuerdo, de haber estado en
dicho convento en varias ocasiones. Una, cuando mi tía Luisa, hermana de mi
padre, me llevaba con ella a visitar a las Teresianas Descalzas, que seguían
el ejemplo de Santa Teresa de Jesús en ese
Convento, localizado en la Plaza de Zaragoza, que fue construido entre los años
de 1641 y 1704.Quedaba yo impresionado en aquella iglesia de estilo barroco,
con sus imágenes impresionantes y sus pinturas en los muros. Más tarde tuve que
ir en alguna ocasión a llamar a las monjas, con una campana, cuyo badajo tenía que mover
con una cadena. Acudían a abrirme monjas
con sus rostros tapados con velos y me conducían al gallinero, donde yo tenía
que visitar a los gallos y a las
gallinas. Las monjas, para verme actuar con los gallos, se levantaban el velo y
cuando yo levantaba la vista, hacían volver al velo a ocultar su rostro.
Tenían costumbres antiguas,
porque Santa Teresa de Jesús, va a hacer quinientos años, que nació. Hoy las
Teresianas Descalzas, han abandonado el
antiguo Convento y se han trasladado fuera de la ciudad de Huesca, en la
carretera de Zaragoza. En ese lugar, lejos del “mundanal ruido”, se dedican a leer las obras de la Santa y a
estudiarlas, otras veces, en otras ocasiones consideraban, por ejemplo aquellos viajes, que montadas en
carros se trasladaban a fundar nuevos conventos o moradas. En muchas ocasiones
se dedican a leer y reflexionar sobre
los escritos de la Santa.
El viejo convento de la Plaza de
Zaragoza inspira un respeto imponente y ahora, atendido por los Padres
Carmelitas, sigue siendo visitado por muchos oscenses, que asisten a misa y a
pensar en los problemas espirituales. Pero aquel histórico convento, como he
dicho construido entre 1641 y 1704, se ha visto rodeado por edificios civiles,
que casi impedían a las Carmelitas contemplar la Naturaleza por sus lados y
tenían que mirar siempre hacia el cielo. Gracias a los Carmelitas se van
conservando, por ejemplo la imagen de la fachada de la iglesia, que representa
a Santa Teresa de Jesús, a la cual las palomas iban destruyendo poco a poco. A
la derecha de la Iglesia se entra en un claustro, en el que en Navidad se exponen Belenes y en
Semana Santa se recuerdan las procesiones, que hacen vivir a los fieles, la muerte de Cristo.
Pero las monjas querían salir de
aquellos apretados muros para contemplar al Señor en un ambiente libre del
mundo y cercano a la gloria del cielo. Leyendo a Fernando Patxot, en “Las
Ruinas de mi convento” y mirando la alegría de su arquitectura, leo “Parece una habitación levantada en medio de
un campo verde y frondoso. Por donde menos dista del poblado es una legua. En
los inviernos rigurosos, aquel verde de diversos matices, se cubre de una blancura
brillante”. La nieve vuelve blanco el paisaje y parece que las almas de las
monjas, derraman un brillo de sus almas.
Las Carmelitas, cuando
abandonaron el convento del centro de la capital, se llevaron consigo el
mosaico, de 1792, que adorna el recibidor, y
que colocaron debajo de la reja. Es una reja luminosa, que no está, como
las de los antiguos conventos, oscurecida por cortinas que impedían verse a los
visitantes con las hermanas visitadas. Ahora esos mosaicos, transmiten la
antigua alegría que transmiten sus flores y sus pájaros y que, cuando las
monjas vinieron de la Plaza de Zaragoza, quisieron llevarse consigo el placer
que les producían, y que siguen produciéndoles. Ese placer las unía con Dios.
No me extraña que esos mosaicos
alegrasen a las Carmelitas Descalzas, porque a mí, que me siento, frente a la reja del
recibidor, cuando los miro me llenan de contento el corazón, porque exponen ante mí, un color blanco y
azul, convertidos en vida. Una vida que viene de muy lejos porque en medio de
la escena de los ciervos, los pájaros, la gran variedad de flores y un jarrón,
pone la fecha de 1790,en que todavía vivía el Conde de Aranda en Siétamo y de
donde saqué, después de destruido su castillo, unos mosaicos ingenuos, que
también alegraban el corazón. La fecha de la muerte del conde es la de 1798 y
la fecha que preside los del convento de las monjas descalzas del Carmelo, es
la de 1790. Proceden los alegres y artísticos adornos del año de mil setecientos
y pico y la vida de esos ángeles que acompañan a las flores y a las aves,
vienen todavía desde más lejos que de la fecha de mil setecientos.
El fondo de los mosaicos es
blanco y el color de los ciervos, de las aves y de las flores, es azul, como el
color del cielo. Al otro lado de la reja se divisan las sillas en que se
asientan las carmelitas, que no tienen necesidad de ver tales dibujos tan
alegres, pues sus almas limpias, sienten alegría sin ver las flores y los
pájaros, en cambio en mi mente esas flores y esos animales, purifican la
conciencia de mis pecados en este mundo.
La Madre Superiora, me hablaba
del origen de todas las hermanas carmelitas, unas españolas, otras africanas,
otras asiáticas y muchas americanas. Y
me explicó como Santa Teresa de Jesús, cuya figura presidía el recibidor, acompañada por San Juan de la Cruz, vivía en
una época, en la que existían muchos mayorazgos y valoraban mucho el ser
personas de sangre limpia. Santa Teresa nunca consintió que se supieran los
apellidos de las familias de cada monja, para ayudar a todas las demás. Han
pasado muchos años y hoy se aprecian en plan de igualdad, la patria o la raza
de cada una de las hermanas del Convento de las Teresianas Descalzas. Todas son
hijas de Dios. En prueba de este pensamiento, se divisan escudos del Carmelo
entre todos los animales y flores que están representadas en los mosaicos. Para
la Madre Superiora todas las monjas del convento son Hijas de la Virgen del
Carmen y hermanas de Cristo. Sigue diciendo la Madre, prescindir de la
humanidad de Cristo, es un fracaso, porque la humanidad es la que te abre las
puertas de la Divinidad. Jesucristo es Dios y hombre, pues dijo Cristo: “Quien
me ve ha visto a mí, ha visto al Padre”.
Muchos ateos dicen que no creen en Dios porque no lo han visto y
ahora que se están estudiando las Partículas de Dios o bosones de Higgs, que no se sabía que existían, porque no se veían, pero ahora ya se ven. Dios es Todopoderoso y
el hombre es su criatura. ¡Qué fe tiene la Madre Superiora de las Carmelitas
Descalzas de la carretera de Zaragoza!
Ahora se están preparando las
monjas carmelitas para celebrar el quinientos aniversario del nacimiento de
Santa Teresa, el 28 de marzo de 1515. Todas las monjas de Santa Teresa del
mundo, se reúnen en comunidad, porque todas son Hijas de Dios, discípulas de
Santa Teresa y por tanto Hijas de la
Virgen del Carmen y Hermanas de Jesucristo.
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