Asistieron algunos amigos de
Siétamo a uno de los cuatro entierros que se celebraron en Angüés, durante el
mes de Diciembre del pasado año de 2001. ¡ Dios mío,cómo mueren los habitantes
de nuestro Somontano,con sus planas, laderas y honduras debajo de la Sierra de
Guara!. Ahora a este Somontano lo llaman falseando su geografía, Hoya de
Huesca.Son sus habitantes ya viejos y mayores y llevan en su cerebro una
protección de paja,que les hace guardar sus usos y costumbres, para morir y
acabar en ellos. ¡Qué bien le vienen a la auténtica Hoya de Huesca estas formas
de pensar de los somontaneses, que no se acuerdan de regar, ni de hacer la
Concentración Parcelaria!. A esa capa de paja , que les hace respetar sus
tradiciones,les ha añadido la Hoya de Huesca otra capa, pero no de paja sino de
pajuzo,es decir de paja no fresca,sino empezada a podrir. Cuando la
Confederación Hidrogeográfica del Ebro
lanzó el anuncio de que se podían pedir las aguas del Pantano de Calcón, no las
pidieron los somontaneses,sino que las solicitó Castellón de la Plana,situado
todavía más lejos que la Hoya de Huesca..menos mal que al darse cuenta de este
abandono, las solicitó el Alcalde del Somontano de Loporzano.
Mis amigos de Siétamo, que
asistían al citado entierro observaron
que por allí también estaba presente un
auténtico aragonés, un modelo antiguo,porque llevaba puestas sus abarcas,con
peducos y rellenos de paja , para aislar sus pies del intenso frío reinante en
aquellos momentos.Es un hombre mayor,que quiere conservar las costumbres
antiguas y no hace caso a los que le dicen que arregle su casa,porque él lo que quiere es tener leña para su hogar,sus sopas
de ajo y sus judías con chorizo y con patatas.Además no tiene hijos.Es como un
símbolo de los pocos habitantes que quedan en los pueblos del somontano, porque
ellos , cada día que pasa,van quedando menos y más viejos y más
solitarios,aislados del mundo oficial por una paja antigua,obtenida de la
trilla en las viejas eras, donde sólo quedan unos pajares, ya con goteras.
Tienen en la zona de Angüés el
pantano de Calcón y de la misma forma que un día no pidieron sus aguas, para
regar, ahora tampoco piden las del caudaloso río Alcanadre, que deberían bajar
desde allá arriba,desde Pedruel hasta Calcón,donde convertirían en huerta
aquellos montes.¡Qué desprecio le hicieron al gran Joaquín Costa, cuando a la
carretera o calle Mayor de Angúés, la bautizaron con su nombre, pero sin agua!.En
Siétamo y en Loporzano tenemos las aguas del pantano de Montearagón y las del
río Guatizalema, de las cuales tenemos Escritura Pública de Comprar, que
hicimos a Santa Eulalia la Mayor y al pueblo de Sipán. Y ahí estamos sin
reclamarlas porque nos hacemos viejos y la paja nos aisla como al auténtico
aragonés de Angüés de los peligros actuales,por una parte del frío del cuerpo y
por otra del frío del alma, que evita el mojarse con las aguas, que en otros
tiempos tantas veces nos negaron.
La paja es natural que cause
perjuicios a los hombres del somontano, a los que tres veces nos quitaron el
riego, pero el pajuzo es cruel, odioso, incomprensible, porque trata de
mantener la ignorancia de estos pueblos, que tienen dercho al riego con sus
propias aguas y no se les informa. Se quieren llevar el Ebro, pero nuestros
ríos ya se los llevaron a los aragoneses hace muchos años.Hay un divorcio,como
en Argentina, entre el pueblo soberano y el poder.
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