Tunel internacional del Canfran. |
Yo tengo ochenta y tres años,
pues nací el año de 1930 en Siétamo y en todos esos años de vida, conocí la Dictadura de Primo de Rivera, consentida
por la Monarquía, la República, la
Guerra Civil, y la Postguerra y ahora, la Democracia. La política prometía y el
comunismo, la anarquía y el fascismo, también prometían la felicidad de los
hombres, pero en lugar de crear puestos de trabajo fijos, igualaban en la
pobreza al pueblo. Los grandes dirigentes, por ejemplo del Comunismo eran cada
vez más ricos, mientras al pueblo le decían que llegaría a vivir bien. Entre
tanto, también el capitalismo subía y
subía y el pueblo aguantaba y aguantaba. El fascismo con Hitler y Musolini,
fueron la causa de la segunda Guerra Mundial. España tuvo la suerte de no
entrar en ella, pero vivió unos tiempos duros. También Francia vivió un período
de tiempo duro, a causa de la parte francesa, gobernada por De Gaulle, a parte
de los dolores y miserias de una guerra cruel. Allí participó el sucesor de
Casa Almudévar de Barluenga,que luchaba en la Resistencia francesa y que por
fin pudo regresar a España.
En España, entre tanto, vivían los
ricos y malvivían los pobres, pero llegó un periodo, en que comenzó la
fundación de Industrias, que daban la esperanza de que el pueblo viviera una
vida feliz. En Huesca funcionaron, en
aquel progreso, la Fábrica de Sembradoras de Labad Mur y Compañía, la Fábrica
de Albajar, que llenó el mundo rural de cosechadoras, las Fábricas de Harinas
de Porta y de Villamayor y las Industrias de Luna, cuyas grúas se
hicieron famosas, no sólo en España sino también en países extranjeros. En
Almudévar, en la fábrica de Luna, trabajó un hijo de Paulina Grasa, de
apellidos Bergua Grasa, pero al
final, al llegar la crisis industrial
regresaron a Francia. Aquí soñábamos con qué España se había industrializado
como Francia, pero los franceses, como la
familia de Bergua Grasa, tuvieron que regresar a la “Douce France”. También
alcanzó Porta Labata un nivel nacional
en los piensos para los animales, que vivían en granjas recién construidas. Alcanzó un nivel
extraordinario, pero siguiendo la labor de otras industrias, abandonó los
piensos compuestos. Su fundador Don Antonio Porta Labata, dos o tres meses
antes de llegar la Crisis Económica, me expuso, en su despacho, el horror que
le causaba su llegada.
Este pueblo del Alto Aragón, ignorante
de la llegada de tal crisis, ante aquella visión futura de felicidad, hizo que se modificara su población, que abandonaba los pueblos y
aumentaba los habitantes de las ciudades. Sus costumbres, como por ejemplo las
de las fiestas populares, han variado y las jotas ya casi no son cantadas por
el pueblo con espontaneidad, sino formando parte de grupos, que se dedican, ¡de
corazón!, a su cultivo. Se ha perdido casi en los pueblos la convivencia
pacífica entre sus habitantes, pues ya casi no se hablan unos con otros con
aquella confianza anterior, que los hacía ser felices. Esta situación llegó
antes a Francia, donde los de Siétamo, cuando fuimos a Roma, al nombramiento de Cardenal del hijo de Siétamo, el salesiano Javierre,
observábamos por el Perpignan francés,
enormes viñas, por las que no se veía a nadie. Cuando tuvieran que vendimiar,
buscarían obreros, muchos españoles, pero el resto del tiempo vegetaban
solitarios. A mí aquella soledad del campo, me producía tristeza, pero ahora, me
pasa lo mismo en nuestro Somontano.
Y ese fenómeno que yo estoy
comprobando y me hace pensar si está cambiando la forma de comunicarse los
hombres, unos con otros o es que cada uno busca su propia felicidad, olvidando
la de los demás. Me ha explicado Luis
Bergua, que lo mismo ocurre en su País, en el Midi francés. Le ha llamado la
atención ese enfriamiento de la comunicación entre los sietamenses y le ha
hecho sentir una especie de soledad, que en el pasado era una comunicación
amistosa y dulce, primero con su padre politico el Montañés Sebastián Grasa,
que murió a los más de cien años, se acordó de su tío Joaquín, al que quiso llevárselo con él a Francia; de
su tío, por mal nombre “El Bizco”, que
me cavó un pozo de agua en la Plaza Mayor del pueblo. Este se comunicaba con la
gente, a pesar de los malos ratos que pasaba, recordando las barbaridades de la
Guerra Civil. En ésta, lo cogieron
prisionero y lo metieron en un tren de mercancías, sin poderse comunicar con
nadie de este mundo y sin poder pedir ayuda a los otros hombres. Durante la
Guerra Civil, allí, en Castilla, se prendió fuego el vagón, en el que iba encerrado y en medio
de un aire humeante, tuvo que romper tablas de dicho vagón, para poder escapar
de la muerte. No se pudo comunicar, dentro de aquel viejo vagón, pero este
recuerdo es un mensaje de este Bergua, esclavo de la incomunicación entre los
hombres, pero que él nos comunica desde las alturas: ¡que seamos solidarios!.
Cuando hacíamos el pozo, él estaba en lo profundo y yo arriba, subiendo la
caldereta en que depositaba la tierra,
que iba cavando. En aquel ambiente, por un lado profundo y por otro con
la esperanza en ver el agua, hablábamos y él me contaba sus aventuras de la
Guerra Civil, en que los hombres se comunicaban por medio de balas de fusil y
de fuego. Luis Bergua Grasa, derivado del vasco Garasa, se ilusiona cuando
viene a Siétamo y la ilusión se engrandece en su mente, porque cree que
convivirá con sus antiguos convecinos de Siétamo. Pero se da cuenta de que aquí,
igual que en Francia, no se comunica la gente. Antes, cuando llegaba la tarde, lo
mismo en Francia que en España, salían los vecinos de las casa a la calle y allí, acomodados en sillas, silletas y en bancos, se
sentaban y alternaban con alegría y esperanza en el futuro.
Luis Bergua Grasa, nieto del
Montañés de Salinas de Jaca, que vino a vivir a Siétamo y que murió de ciento
tres años, se acordaba de él y recordaba a su madre Paulina, hija del Montañes.
Luis nació en Francia y allí fue educado, pero se lamenta de la pérdida de
confianza entre los vecinos, tanto en España como en Francia, que ha hecho que
no se comuniquen unos ciudadanos con otros. Él se acuerda de aquella
convivencia y sueña con hacerla volver, haciendo propaganda de aquella
situación, que hacía feliz al pueblo. Pero
él mismo reconoce que es una labor difícil, porque requiere un esfuerzo por
parte de todos los ciudadanos y ahora al llegar la crisis económica a Francia, reflexiona
sobre los problemas que aumentan la
falta de comunicación entre los miembros del pueblo. Y él se siente dolorido de
este hecho, pero lo consulta y lo observa.
Se acuerda Luis de la dulce
comunicación con su abuelo Sebastián Grasa y se acoge a la amorosa comunicación
con su madre Paulina y con sus hermanos, que se han educado en Francia y se
encuentra con dicha falta de comunicación, por la pérdida de la confianza entre
los escasos vecinos de Siétamo. Y en su
pecho le brota un deseo, que expresa
así: ¡tiene que volver esa confianza!. Pero
reconoce que es una labor difícil, porque requiere una labor de todos los que
quedamos. Aquí ya no nos comunicamos con cariño, como tampoco en Francia, donde
los sietamenses ya observaron este fenómeno en Perpignan, cuando iban a Roma, donde elevarían a Javierre
al cargo de Cardenal.
Ahora la indiferencia entre los
humanos, ha llegado aquí y Luis se da perfectamente cuenta de este hecho, que
aleja unos de otros a los hombres y mujeres.
Luis se da cuenta de este hecho
de indiferencia entre unos y otros y piensa en este caso de incomunicación, que
se da en estos tiempos y consulta sobre él, lo comunica como ha hecho conmigo y
lo observa. Y piensa sobre el comportamiento de los políticos, que al pueblo le
comunican la verdad que le da optimismo, pero esa verdad no es total porque los
políticos se olvidan de comunicar al pueblo, los problemas que se le van a
presentar. Tiene Luis, allá en Francia un hermano político y al exponerle este
problema, le contesta que ellos no callan voluntariamente, sino que exponen
sólo las ideas optimistas, para que el pueblo les dé el Si, en las elecciones. Pero
entre tanto se callan otros problemas, que son inmediatos y que los callan, causando
un perjuicio al pueblo. Si , porque en lugar de llegarle al pueblo, después de
las elecciones ,las ideas optimistas, le llegan las profecías calladas por los
políticos y caen en la crisis económica, social y moral del pueblo.
Eric Froom escritor nórdico dice
que esa comunicación es una “comunicación incomunicada” y el pueblo la sufre
como antes sufría las órdenes de los superiores,sin chistar. La señora Joaquina
de mi pueblo de Siétamo, dice que antes
éramos más pobres, pero se vivía mejor que ahora.
Joaquín Costa era Político, Historiador
y Regeneracionista. Propuso el riego de Angüés, Velillas, Siétamo, Loporzano y
Huesca, pero los políticos, desviaron hacia el Sur el Canal y aún estamos
esperando, que llegue el agua a estos pueblos , donde ya no quedan casi
habitantes.
A mí me consuela ver el comportamiento comunitario de mi nieto Pablo Adiego, que por todas las partes por las que pasa,se comunica con todo el que encuentra, lo invita a comer, a pesar de no disponer de dinero y los hace dormir en su casa.
A mí me consuela ver el comportamiento comunitario de mi nieto Pablo Adiego, que por todas las partes por las que pasa,se comunica con todo el que encuentra, lo invita a comer, a pesar de no disponer de dinero y los hace dormir en su casa.
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