miércoles, 8 de agosto de 2018

Los osos y los lobos en la Naturaleza




 Contra  estos  animales, que ocupaban la misma tierra que los hombres y que se mantenían con los despojos de los animales salvajes y domésticos que mataban, el hombre luchaba contra ellos para poder vivir tranquilamente, hasta conseguir hacerlos casi desaparecer de la Naturaleza.   En la memoria de muchos vecinos de Canfranc, se recuerda con verdadero terror lo que pasó con los lobos, los osos y los jabalíes, que todavía impresiona los recuerdos de los citados vecinos de Canfranc.
Un señor, nacido en la Estación de Ferrocarril de Canfranc, que tiene unos sesenta años, me ha contado lo que recuerda escasamente, por los cortos cuatro años que tenía al sufrir la invasión de  lobos,  y jabalíes. Él lo recuerda ayudado al escuchar las conversaciones que se repitieron en su casa y no ha podido olvidar en el resto de su vida.
Cuenta el canfranero, que llegó un invierno sobre la fronteriza localidad, de una crueldad muy fría y los animales de los Pirineos, como los lobos, los jabalíes y los osos, empujados por sus necesidades alimentarias, bajaban de “los Altos Pirineos”, impulsados por su necesidad de ir a alimentarse;  bajaron de lo alto de la  Montaña  durante  el día, a buscar alimentos en el mismo pueblo de Canfranc.
Todos los habitantes de Canfranc, empezando por la Guardia Civil, siguiendo por los Militares y los Carabineros se defendieron, tirándoles tiros, consiguiendo matar a varios de los osos, jabalíes y lobos, con peligro para los humanos.
Un oso logró derribar la puerta de entrada en una casa, así como una puerta de un piso de esa misma casa, con riesgo evidente para las personas. Varios habitantes, unos Militares, Guardias Civiles y Carabineros y paisanos, mataron al oso.
En aquellos tiempos, en  Canfranc  vivían unas siete mil personas que formaban el Cuerpo del Ferrocarril.
Aquella invasión del Pueblo por esos animales enfurecidos, fue debido al malísimo estado helador del clima, que  empujó   a  los  animales  rústicos  a  convertirse en fieras.
Este    suceso,  yo  no  recuerdo cuando tuvo lugar, aunque un hijo de  Canfranc  me calculó que del año de 1958 al de 1960.  
Este problema de convivir los seres humanos con las “fieras”, se ha presentado en el Mundo, desde sus orígenes, unas veces por las necesidades humanas y otras por rivalidad, unas veces cruel y otras por lograr vivir felices los hombres en su medio ambiente.
Mi padre que nació el año de 1885  y  murió el año de 1.973,  me hablaba de los perros mastines que custodiaban a las ovejas de los lobos. En la Torre de Casaus, en Huesca, cuando yo era niño, siempre disponían de un perro Mastín, de gran talla. Laureano Ciprés que dirigía el cultivo de la Torre oscense de Casaus, siempre disponía de algún perro mastín, que se lo proporcionaban sus parientes de Sallent en la Montaña  Pirenáica. Conservaba un collar, llamado carlanca, ancho y fuerte, fabricado con hierro con puntas del mismo metal, en su superficie, que preserva a los mastines de las mordeduras de los lobos y que ya no es usado, pero tendrá que volver a serlo. Lo que ahora está pasando es que se están dejando libres algunos lobos por los montes, y habrá que poner otra vez en uso las carlancas. Los dueños de ganado lanar, se ven impulsados a considerarse como ESCLAVOS, al recibir ofertas de dinero para ser los hombres útiles del campo, a cambio de aceptar que sus ovejas sean destruidas por los dientes de los lobos. Es una la forma de vida de los dueños y pastores de las ovejas y de éstas. ¡Y van a estar esperando que se las mate y se las destroce, como si fueran unos mártires de la Sociedad!. Ya quedan pocas especies de animales viviendo en nuestra tierra, porque en mi pueblo yo he visto desaparecer muchos caballos, mulas e incluso asnos  y  bueyes,  estos  porque  ha  desaparecido la forma de labrar la tierra.
Pero no sólo han sido los animales de labor los desaparecidos, sino que se ha perdido la alegría que reinaba en el ambiente, producida por los vuelos y los cantos de los jilgueros o cardelinas, por los verderones, por los ruiseñores, las alondras o alodas,  los  petirrojos  o  papirrois, gorriones, estorninos y otras especies que alegraban al pueblo. Parece mentira como están desapareciendo gorriones, estorninos, perdices y mochuelos. Dicen que hoy vuelan sobre nosotros 421 millones de pájaros menos de los que volaban antes y que esta disminución corresponde a las especies más comunes en los países europeos.
Hace ya varios años que un montañés, me vino a ver a mi casa de Siétamo, para hablarme de ideas, que corrían entre los ganaderos de la provincia de Huesca. El escuchaba conversaciones sobre una vuelta al temporal de los lobos, libres por la provincia y me vino a consultar sobre la posibilidad de que esta persecución del ganado bovino, se hiciese realidad. Él se sentía horrorizado por esta idea y vino a consultarme sobre ella. Yo no sabía nada de tal idea y me gustaría saber, si piensa todavía en dicha idea terrorífica o si se ha muerto.
Los pastores aman a sus ovejas, destinadas como  todo  el  ganado  que  cuidan  los humanos a ser sacrificadas, para alimentar a los hombres. Aman a sus ovejas y corderos, que como ellos mismos están destinadas a morir; pero vida es eso, una continuación de la vida y  de  la  muerte,  porque  los mismos hombres, nos comemos el Cuerpo de  Cristo. Es una crueldad sacrificar a las ovejas con las uñas y los dientes de los lobos.
 Pero los que quieren romper el amor de los pastores a sus rebaños, quieren la destrucción violenta de las ovejas, con los lobos asaltando sus parideras.  ¡Qué belleza la destrucción de las ovejas y corderos con los afilados dientes de los  lobos!.  ¡Oh, qué espectáculo de gran belleza demoniaca, ver destrozar a los lobos los cuerpos pacíficos de las ovejas y  corderos!.
Cada vez me acuerdo de aquel ganadero, que vino a consolarse del dolor que le iba a producir, el martirio violento producido por las mandíbulas de los lobos a las ovejas. No le dolía el dinero perdido, sino el cruel fin de aquellas pacíficas ovejas. Tenía un corazón sensible propio de la especie humana.
Pero no sólo existen los sentimientos humanos en los hombres actuales, sino que es muy fácil encontrar Fábulas, que recuerden a “Un lobo y un cordero que estaban sedientos coincidiendo en un mismo arroyo para beber, pero el lobo estaba aguas arriba y el cordero mucho más abajo. El lobo siempre atento, dispuesto a saciar su apetito, dijo al cordero: ¿Por qué ensucias el   agua   cuando  yo  bebo?. El corderillo, todo tembloroso, explicó: ¿Cómo puedo yo hacer eso si  el  agua  viene  de  arriba?. Pero no me negarás que hace seis meses que me insultaste, insistió el lobo. Eso no puede ser cierto porque yo no había nacido aún, replicó el corderillo…Entonces sería tu padre quien me injurió, dijo el lobo furioso.   Y sin más, se lanzó contra el cordero.”
El   señor  Allué  en el Diario del Alto Aragón, escribe: “La convivencia de la ganadería extensiva con el oso y el lobo es imposible”.  Por esta razón “rechazan cualquier ayuda o subvención encaminada a paliar sus daños y exigen la retirada de estos animales (más bien fieras). Añaden: “no hay otro escenario posible si se quiere garantizar la SUPERVIVENCIA de los GANADEROS”. Su Plataforma pide a los ganaderos que no acepten las ayudas del Gobierno de Aragón, porque “supondría aceptar a la fiera”. “Esperamos que el consejero deje de envolver, disfrazar y manipular la realidad del lobo”.
Hay otras especies animales que al hombre le conviene proteger, porque el camino de su disminución, puede hacerles llegar la destrucción al bovino, equino y a las abejas, animales a las que ha hecho llegar un ataque de los osos. Están disminuyendo las especies animales en nuestra provincia pues ya casi no se oyen los cantos de los pájaros ni se observan los colores de sus plumajes. Las ovejas están disminuyendo, pues yo mismo las he cuidado con pastores de Siétamo y de Ansó, a los que recuerdo con agrado y con el sentimiento de haberlos perdido. Los conejos, liebres y perdices están disminuyendo de tal forma que ya no quedan en nuestra Tierra. 
La DGA dice “que compensará los sobrecostes económicos”, pero la Alcaldesa de Montanuy contesta: “A un ganadero no es el euro lo que le hace feliz, lo único que quiere es vivir tranquilo” con sus trabajos. Ester Cereza, Alcaldesa de Montanuy,  dice : ”A un ganadero no es el euro lo que le hace feliz, lo único que quiere es poder vivir tranquilo”. ¡Con qué espontaneidad  exponen que las ayudas que se pagan por la presencia del oso y del lobo “no solucionan” el problema a los ganaderos.
En el Mundo el Señor gobierna a los buenos y el demonio a los malos. Este Señor de la vida, en el  Génesis  I:28, dijo : “ Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la Tierra”. Con esta frase se concluye que Dios ha hecho a los hombres superiores a los animales. Dios quería que a los animales se les alimentara bien y que los dejaran descansar, como manifiesta en el Exodo( 23:4,5) y en el Deuteronomio. E incluso pide que el séptimo día,, deben los hombres descansar a los animales, el séptimo día( Exodo 23:12).
Pero hay animales que son fieras como el lobo y San Francisco de Asís, buscó a uno de ellos que había hecho daño a un animal doméstico y lo evangelizó, de tal modo que ya no volvió a perseguir a animales domésticos. 
Pero ahora, algunos políticos quieren esclavizar a los hombres que poseen la razón y quieren convencerles   ofreciéndoles dinero, para que dejen libertad a los lobos para que maten ovejas y corderos y a los osos, que sacrifiquen las colmenas de las abejas, cuya miel, hace que los hombres conserven su inteligencia, en unos tiempos en que existe el peligro de que las colmenas, puedan desaparecer por otros motivos.
Yo creé un rebaño de ovejas en el patrimonio de mi familia, en Siétamo y escribí el artículo LOS PASTORES, en el que expongo: “Yo tengo un recuerdo sagrado de los pastores con los que he convivido y es que SILESTRE BARA, ya difunto, estuvo de pastor en Casa Almudévar de SIÉTAMO antes de la Guerra Civil, y durante la misma, tuvo que separarse del dueño del ganado, que fue mi padre. Silvestre, aunque apartado del dueño, no se separó del rebaño, para que una vez acabada la trágica lucha, pudieran reunirse otra vez en Siétamo con el dueño, el pastor y las ovejas. Pero en aquellos tiempos en que las vidas humanas peligraban, las de los animales desaparecían rápidamente por el hambre que envolvíaa las tristes vidas de los ciudadanos. ¿Qué hizo a Silvestre volver, después de una guerra, a la antigua “tiña” o paridera de su amo, rodeado de ovejas?. Tenía Silvestre  un gran sentido  de la responsabilidad, una gran fidelidad a su “amo”, que tenía que demostrar cuidando sus ovejas, a las que amaba enormemente, llegando a identificarse con ellas, que formaban un cuerpo colectivo o un rebaño y él se constituía en su cabeza, para buscarles alimento ,cuidarlas ,esquilándolas en su momento y apartándolas del peligro de ser robadas y sacrificadas por los que apetecían sus carnes, ( ahora por los lobos). En nuestra era, en la que se trillaba, quemaron todos los pajares y cuando estaba pasando el fuego a través de un grueso madero a la paridera, Silvestre se dio cuenta y en lugar de huir, apagó el fuego echando cubos o pozales de agua. Todos los pastores tenían alguna oveja preferida, con la que se entendían hasta casi identificarse, pues cuando ellos comían sentados debajo de una carrasca, le daba a su amiga algún trozo de pan. Como he dicho, a las ovejas les combatían las pulgas y les quitaban las “caparras” o garrapatas, que chupaban su sangre. Cuando llegabas a hablar con el pastor Silvestre, junto a él se encontraba una alguna oveja  “panicera”. Esto de mimar a las ovejas, me recuerda a un señor de Huesca, que llegó a fabricar alimentos para millones de animales, ya que siendo todavía un niño que vivía en un Molino al lado del río, donde poseían una docena de ovejas, escuchaba las palabras de su padre y de su madre, que le decían al pastor, que él, como todos sus compañeros, siempre tendrían un pan encima de su mesa. Tal vez ese pan, no sea siempre tierno, pero no les faltará decían los abuelos”.   
Este niño que vivía al lado del río Isuela, debajo de Huesca, era Don Antonio Porta Labata, gran fabricante de piensos para el ganado. En su molino, al lado del río Isuela, sus padres tenían ovejas, cuidadas por un pastor de todas las ovejas del pueblo y a las que amaba porque me contó en cierta ocasión, que a veces ordeñaba a una oveja y se bebía su apetitosa leche.
El molinero Porta y sus hijos admiraban el poder de observación del pastor y de tanto hacerlo, se convirtió, como me contó el señor Porta, en un sabio. No sólo era el pan y la morcilla lo que querían el “amo” y el pastor, sino que tenían necesidad de comunicarse entre ellos y hablaban, unas veces del tiempo, al que el pastor seguía su curso, cuando en el monte ojeaba el horizonte, miraba la Sierra y las nubes del cielo. Algunas veces pronosticaba que las boiras iban a echar el agua sobre los campos, porque veía como se movían las nubes en la Sierra y los aires que soplaban por allá arriba, les proporcionaban humedad. El pastor demostraba su inteligencia cuando,  después de pronosticada, la lluvia mojaba los campos y las casas y refrescaba los rostros de las personas y la lana de las ovejas, que no dejaban pasar el agua hasa su piel, porque se sacudían la lana y el agua caía. El molinero y sus hijos admiraban el poder de observación del pastor y de tanto hacerlo se convirtió, como dice mi  amigo,  en un    sabio.
Yo sigo pensando y aparecen inquietudes en mi cabeza, que me hacen reflexionar sobre el porvenir de la humanidad. Ya casi no quedan pastores y las ovejas van disminuyendo y aun así los ganaderos del Alto Aragón, se ven ofendidos por la amenaza del lobo y del oso. Y ven como los que rigen el poder, quieren sustituirles los mimos que los ganaderos dan a sus ovejas, por los crueles dientes de los lobos.
Estamos en una época de crisis del ganado lanar y parece que se quiere hacerlo desaparecer para que las zonas despobladas de España se conviertan en un recreo de las fieras del lobo y del oso.
Unos piensan de una forma y otros de otra. Hemos visto como San Francisco de Asís consiguió amansar a un lobo, pero el diablo vuelve  a intentar tornar crueles a los que aman a las ovejas y a sus corderos mansos y pacíficos.   

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