jueves, 6 de septiembre de 2018

La niñera mía y de mis hermanos




La “Siña Concha” o Concheta, para los parientes y amigos, era una mujer pequeña de cuerpo y grande de espíritu. Sus ropas también eran antiguas, pues tapaba su cabeza con un pañuelo negro, que la cuidaba del sol y del viento. Cubría su tórax con una blusa de estilo antiguo, y acababa en el suelo su ropa, con unas enormes faldas negras, de la misma negritud que el resto de su ropa con unas enormes faldas negras. Calzaba sus pies con unas alpargatas también negras, sobre las cuales subían por sus piernas, unas medias también negras. Toda su persona estaba cubierta de negro, pero su alma era blanca y amaba a todo el mundo.
Le gustaban los pequeños animales, como los conejos chinos de colores variables y jugaba con ellos como una niña con sus juguetes.
Cada día, antes  de  la  Guerra, nos acompañaba a dormir en nuestras camas, pero algunas  veces, antes, nos llevaba a comer a su  casica con un sobrino sin padres que  era “corneta” en el  Ejército y como no tenía vivos a sus padres, amaba con locura a su tía Concha.
¡Qué cariño nos tenía la señora Concha, porque interpretaba la  Guerra  Civil, que ella estaba viendo venir. No sabía  sí serían unos u otros los que entrarían a gobernar. Ante aquella lucha que veía venir, porque rascándome las espaldas, gritaba: ¡ay,” jo mío,” ladrón de Gobierno, tú serás un rey con lo que saques del Gobierno”. La señora Concha, no tenía estudios sobre economía, pero se daba cuenta de que había personas que hacían vivir a todo el mundo y otras que querían destruir la vida de muchos, para crear un “mundo feliz”, en qué serían otros dirigentes de la Sociedad los que dominarían el gobierno del Mundo. Yo,  entonces no me daba cuenta de los problemas sociales, que se presentaban en la mente de una “mujer antigua, vestida con sayas y alpargatas”, que sufría por el problema del bienestar de la Humanidad. ¿Qué pensaba de mi porvenir la señora Concha?. Ella quería que viviese cómodamente “siendo ladrón de gobierno”, pero de ¿qué gobierno?, ¿del democrático o de alguno de los dictatoriales?.  No, ella no quería que yo fuese “ladrón de gobierno”, sino como ella, trabajadora y honrada.
Pero esta circunstancia no se dio en el pueblo de Siétamo, sino que en Siétamo aparecieron la guerra, el fuego y la sangre.  Y fue Concheta la que impidió que ardiera el total del pueblo de Siétamo. Cuando el Gobierno Republicano  según algunos, dominó en  Siétamo y según otros, los luchadores sindicalistas y en realidad la confusa mezcla de unos y de otros, estaba ya el pueblo de Siétamo  semidestruído, pero un grupo de “creadores de nuevos pueblos “, alegres y contentos “con su afán constructivo de nuevas poblaciones, pasaban por la Plaza Mayor de Siétamo ,con botellas de gasolina, destinadas a encender la casa grande, que se encuentra al lado de la Iglesia. Es Casa Almudévar, que querían abrasar y todos contentos y felices, se encontraron con la Señora Concha o Concheta, que les preguntó que dónde iban. Ellos le contestaron que a quemar Casa Almudévar. Concheta, que estaba satisfecha de cuidar a los hijos de Almudévar, se llenó de dolor y les dijo: “si hacen la quema de esta casa de  Siétamo, donde tantos hijos de este pueblo han trabajado y se han alimentado en ella, nos echaremos a llorar, déjenla sana y fuerte, donde vuestro jefe Durruti, establecerá su vivienda” .Aquellos hombres reflexionaron y dijeron:  Vamos a dejar de que se queme la casa para que aquí dentro podamos dormir, cuando llegue el frío. Y a escaso tiempo llegó Durruti a Siétamo y con gran satisfacción se instaló en la casa, que dejaron sin abrasar. Durruti no tendría la crueldad de otros “Guerrilleros”, que parecían hacer la Guerra por su cuenta particular, pues empleaba como su ayudante a un sacerdote, de los que en el frente de Huesca mataron a cada clérigo que podían coger prisionero.     


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