viernes, 7 de septiembre de 2018

Paco Giral.- Presentación de los Reyes del Deporte




La pintura, es el arte que mueve a los hombres a representar objetos sobre superficies planas, por medio de líneas y colores, tratando de ofrecer a los que tales representaciones contemplan, las tres dimensiones del espacio. Y los pintores movidos por ese arte y por el deseo de dejar emocionados los  corazones de los hombres,  con esos recuerdos del pasado, siempre han pintado obras a lo largo de la Historia. Y a Paco Giral  le ha tocado hacerlo en los momentos actuales y con sus pinturas  realistas, vinculadas a la modernidad y haciendo, en ocasiones, el papel de simbolistas. ¿Acaso sus pinturas no simbolizan el espacio interminable?.  Participa en la Historia, fijándose en la pintura de la Cueva de Altamira y en esos cuadros de Goya y de Velázquez, para luego él, pintar cuadros de la cultura de estos tiempos, pero que  se derivan y se unen con la antigua cultura prehistórica de la Humanidad. Empezó ésta  por las pinturas rupestres, que dejaron en las paredes rocosas y en las bóvedas de la citada Cueva de  Altamira, un comienzo de la pintura, en periodo prehistórico. Aparecen los hombres con sus armas primitivas y próximos a los caballos, parecidos a los actuales, pero entonces y ahora pequeños caballos gallegos, asturianos y santanderinos. Con  esas armas  cazaban aquellos rumiantes parecidos a los  bisontes y relacionados con nuestros toros de lidia. ¡Qué casualidad que hoy estemos contemplando la obra de un artista moderno, pero que sigue la misma afición que aquellos hombres que nos precedieron en tiempos pasados!, ya que  en sus cuadros abundan los toros y en esta Exposición los caballos, que hoy expone aquí, Paco Giral.  ¿No será la cuarta dimensión, es decir el tiempo, la que influye en la unión de los pintores pasados y el actual pintor Paco Giral ?. Porque los hombres vivimos en un espacio cuatridimensional, con las tres dimensiones clásicas, más la  del tiempo, pensada por Einstein en su Teoría de la Relatividad.

Pico de Gratal.

Los elementos esenciales para obtener una obra pictórica  son: dibujo,  colorido y composición  El dibujo acompañado por una buena composición, puede constituir por sí mismo una obra de arte, porque la composición está basada en la habilidad para situar y combinar  con buen gusto, los trazos y los distintos colores  del dibujo.
Paco es un gran dibujante, como se demuestra al contemplar, auténticos retratos de caballos. Me dibujó en un velador, un centauro, con su parte humana derramando inteligencia y su parte equina mostrando ganas de correr y elevando su cola, como aquel que quiere hacer un movimiento elegante. La figura del centauro  simboliza su afición a los modernos caballos, en que interviene junto a la inteligencia del hombre, el genio de los caballos.
Hace dibujos, que sólo ocupan una superficie, ya que tienen dos dimensiones, la longitud y la anchura, a las que falta la tercera dimensión o la profundidad, para convertirse en cuadros.   Pero Paco no tiene ninguna dificultad para convertir los dibujos en cuadros, añadiéndoles la tercera dimensión y la cuarta, que hace pensar en la unificación de los tiempos de Altamira, de Velásquez, de  Goya y de sí mismo.
Estas pinturas se aproximan  a las esculturas en las que su volumen se exhibe por todos los espacios. Y los pintores tratan de conseguir, cuando pintan con sólo tres dimensiones, dar la sensación de volumen, como el de las esculturas,  como pasa con los cuadros de Goya, por ejemplo y con los de Paco Giral, que al   introducir una tercera dimensión  han creado un volumen, sobre una superficie. Esta inquietud ya la tuvo Llanas con la fotografía en relieve, que ahora dicen que alguien, quiere realizarla.
Contemplando, por ejemplo “El Incendio”, un cuadro de Goya,  parece que te invita a volar por los cielos, que se extienden sobre un enorme montón de  cuerpos humanos, abrasados y  tal  espacio celeste aparece iluminado por   la  luz  terrorífica de las llamas, que se van convirtiendo en humo, ya por las alturas, para acabar en espacios muertos. Lo mismo ocurre  con el cuadro de Paco Giral, “Salto bajo Gratal”, porque cuando mirabas el paisaje de encinas de una dehesa,  te daban ganas de pasear por el volumen, que logró representar  el pintor Paco Giral, para crear el cuadro, al tiempo que gozar de la sombra de dichas encinas, como la gozan los toros, en aquel arbolado verde oscuro,  pero bañado por  la luz.
Dicen que fue Einstein el que añadió la cuarta dimensión, a saber: el tiempo y aun hay quien dice que existen otras dimensiones, que tal vez sean  la claridad, la  oscuridad   o las tinieblas con la correspondiente escasez de luz, como ocurre con el cuadro de “El Incendio de Goya”, en el que la luz flamígera no llega a todos los rincones del cielo. En cambio en los cuadros de Paco Giral, la luz lo ilumina todo.
Esto nos explica la aparición de escuelas de pintura nuevas y que a veces confunden las mentes de los hombres y mujeres. Y el tiempo, como dimensión de la pintura, hay que verlo al observar los caballos y los toros de la Cueva de Altamira y compararlos con los mismos luminosos animales pintados por Paco Giral. Son diferentes por su pequeñez, que  los identifica como antecesores  de los que ya, más crecidos, aparecen pintados en la llanura que se extiende debajo del Gratal.
Si, se pueden comparar los toros y caballos, que Paco Giral expone en sus cuadros, con  “el tropel de los lanceros” montados a caballo, que corrían por los caminos conduciendo   toros bravos.  Don Quijote de la Mancha cabalgaba por aquel camino y uno de los lanceros, que corría adelantado a los demás, le gritaba a Don Quijote: “¡Apártate, hombre del diablo, del camino;  qué  te harán pedazos estos toros!…y  así, el tropel de los toros bravos y el de los mansos cabestros, con la multitud de los vaqueros y otras gentes que a encerrar los llevaban a un lugar donde otro día habían de  correrse,  pasaron sobre Don Quijote y sobre Sancho”.
¡Cómo representa Paco Giral escenas que coinciden, no sólo con las de la Cueva de Altamira, sino con el cuadro de los “garrochistas”, que recuerdan  a  los lanceros del Quijote. Paco hace soñar al que contempla el salto de la yegua sobre las vallas de la Llanura de Gratal, que parece intentar alcanzar su cumbre, con la aventura que siguieron  Don Quijote y Sancho en el magnífico caballo “Clavileño”, de madera.
Después de ser arrollados Don Quijote y su escudero Sancho Panza por el “tropel de los lanceros”, montados a caballo, que conducían una manada de toros bravos y de mansos, un Duque los llevó a su castillo, donde los introdujo en el maravilloso caballo de madera ”Clavileño” y “dentro de él, amo y escudero creyeron volar por los aires”. Todo fueron sueños dentro del caballo Clavileño, como le pasa a Paco Giral en su Sala de Estudios, que también le acuden sueños, como el del muchacho senderiano Froilán, que según el gran escritor altoaragonés Sender, está volando por el espacio sobre el cometa Halley. Es bueno soñar que vuelen los hombres por el espacio y que sean arrastrados por las aguas del río Flumen, los testículos del caballo del francés Roldán, que cayeron sobre sus aguas, cuando saltaba desde la Peña Amán a la de San Miguel. Y Paco con su cuadro del Salto del Caballo debajo de Gratal, sueña con hacer del hombre un pájaro volador, que se aproxime a la cumbre del Gratal.
Paco Giral,  en el palacio por una parte de ladrillos y por otra de cuadros, de su estudio, representa a los caballeros y a las amazonas, que con sus caballos, tienen sueños que les hacen vivir despreocupados de sus tareas ordinarias y les relajan de las prisas, con las que ahora se ven  excitados. Paco Giral  “es un hombre optimista y sin dejar de hacer pensar en los misterios del mundo, nos los recuerda con un realismo impresionante, con un caballo y su jinete, que van por el aire y recreando a los que contemplan su cuadro, con el verde de la Hoya de Huesca, tan relacionada con los caballos”. Observa la Historia y ve como el salto del caballo lo realizan “hombres y caballos juntamente”. Huesca también recuerda al caballo ibérico, que aparece en aquellas antiguas monedas de los íberos y lo exhibe en la ciudad, aunque no con las formas curvilíneas, que le dan un encanto especial, sino como si se tratara de un animal rígido, de la misma forma  que si  su figura estuviera creada con líneas rectas. No es lo mismo lo que ocurrió con los caballos a través de los tiempos, en que los primitivos tienen igualado el vientre con el pecho, luego el caballo español lleva el cuello y la cola arqueados y los caballos europeos, como su yegua Athena, son seleccionados para participar en las carreras con figuras longilíneas,  con amplio pecho y vientre estrecho, como ocurre con los elegantes galgos. Tal vez por esta selección de los caballos para las carreras, como las que corren los galgos, ha bautizado a esta exposición como “Deporte de Reyes”.
Paco, como ya he dicho, me dibujó en un velador un centauro, con su parte humana derramando inteligencia y su parte equina mostrando ganas de correr y  elevando su cola,  como aquel que quiere hacer un movimiento elegante. Como he dicho Paco es simbolista y eligió al Centauro como un dios de la caballería, que haría que en los tiempos modernos,  los caballos de carreras con sus jinetes, fueran los Reyes del Deporte.
En estos tiempos modernos, parece que el mundo se acuerda de la realeza de los caballos, porque si en Goya aparecen numerosos cuadros de Reyes y de nobles cabalgando, hace poco contemplé en la Televisión un “centauro moderno que era un caballo blanco de porte distinguido, montado por un caballero español vestido con un traje y cubierta su cabeza con un  sombrero goyesco. Me pareció que los Reyes habían organizado una fiesta de caballos propia de su alta dignidad, porque en una playa de arenas claras, habían colocado un negro piano de cola,  al  que un artista arrancaba bellas notas, que resonaban en el cielo, en el horizonte, en la playa y que ¡milagrosamente!,  escuchaban  al unísono, el caballo blanco y el caballero goyesco. Estos danzaban con elegancia, con arte, con dulzura y giraban el uno sobre el otro, al mismo compás 
Cuando conocí a Paco, me llamó la  atención su elevada estatura, en medio de la amplitud de la llanura que se extiende debajo del Gratal y observé  como se montaba sobre la horizontal yegua Athena. La representó en varias ocasiones y estaba complacido por la belleza  de los dibujos, pero le faltaba la tercera dimensión, para convertir dicho dibujo en un maravilloso cuadro, en el que lo convirtió. Basta  ver a la yegua y al caballero sobre sus lomos, saltar sobre las vallas y combinarse la horizontalidad de la yegua con la flexibilidad de Paco, que se inclinaba hacia delante, para penetrar en el espacio, en cuyo fondo se divisaba el Pico de Gratal.
 Me parece adivinar dimensiones extra, que parecen unir la Naturaleza, como si las cuatro dimensiones y alguna más, también extra, manifestaran tramos de una única fuerza.
¡Qué  enorme volumen  se adivina en el cuadro de Paco, cuando su yegua salta sobre las vallas de  madera, pues  parece alcanzar la cumbre del Gratal,  pero no puede, porque queda un volumen espacial enorme entre la yegua,  que  salta cerca de mis ojos y el cielo azul que cubre  aquella extensa llanura, dominada por el pico puntiagudo, que señalaba el infinito volumen de la tierra y el  más allá de los  cielos.
Es este un cuadro realista, que une lo que puede alcanzar la capacidad de visión de los ojos humanos, al tiempo que te  hace pensar en la capacidad del volumen infinito del Creador.
La línea casi recta que corresponde a la figura de la yegua, es una representación del optimismo y la curva abatida del jinete, todo inclinado hacia delante, refleja la flexibilidad.
El color completa la imagen de realidad y de vida del dibujo dimensional, dándole la sensación de volumen, porque aquellos claroscuros hacen presente la perspectiva aérea.
Es decir que el color da la impresión de que ha aumentado la distancia entre los distintos planos, creyéndose uno la posibilidad de moverse entre los objetos allí representados. ¡Qué ilusión la de poder volar entre el inmóvil pico de Gratal y el dinámico salto de la yegua, sobre las vallas de madera!.
Titula Paco Giral esta exposición:  “Deporte de Reyes”, que como vemos en los cuadros expuestos, se refiere al deporte hípico. Efectivamente, mirando cuadro por cuadro, se notan todas las dimensiones, que unidas en la Pintura le dan impresionante belleza. No sólo entran las dimensiones, de las que se habló tanto tiempo, pero se callaban la dimensión del tiempo, que descubrió Einstein en su obra Teoría de la Relatividad y tantas otras de las que escribió Eduardo Punset, que dice: “el descubrimiento de nuevas dimensiones y la cuantificación de la gravedad, serían el primer paso para la unificación de todas las fuerzas”. Unas dimensiones son reales con la erre minúscula y otras son Reales, con mayúscula, porque dejan deslumbrados nuestros ojos. Parece que en una de esas carreras, pintadas por Paco, se proclama en el ambiente la Realeza de este deporte sobre todos los demás, ya que en éste, entran juntamente los caballeros y los caballos, que unidos fueron en otros tiempos mitificados por el Centauro.
A estas carreras asisten, acomodados en altas galerías desde los Reyes de Inglaterra, de España y los Presidentes de las Repúblicas europeas y americanas, representados por el Caballero Don Quijote de la Mancha, hasta un variado público sanchopancesco, que se entusiasma hasta el punto de jugarse su dinero.¡Qué emoción produce en sus corazones el ver a esos deportistas, que son la unión del hombre y del caballo!.
Como habéis podido comprobar, Paco ha hablado de la realidad de los caballos y yo he hablado de la Realeza, que imprimen las diversas dimensiones, que están impresas en esos centauros.
Ante estos momentos de duda y de interrogaciones, o le hago caso a Paco, mirando y admirando sus cuadros.

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