La pintura, es el arte que
mueve a los hombres a representar objetos sobre superficies planas, por medio
de líneas y colores, tratando de ofrecer a los que tales representaciones
contemplan, las tres dimensiones del espacio. Y los pintores movidos por ese
arte y por el deseo de dejar emocionados los
corazones de los hombres, con
esos recuerdos del pasado, siempre han pintado obras a lo largo de la Historia.
Y a Paco Giral le ha tocado hacerlo en
los momentos actuales y con sus pinturas
realistas, vinculadas a la modernidad y haciendo, en ocasiones, el papel
de simbolistas. ¿Acaso sus pinturas no simbolizan el espacio interminable?. Participa en la Historia, fijándose en la pintura
de la Cueva de Altamira y en esos cuadros de Goya y de Velázquez, para luego
él, pintar cuadros de la cultura de estos tiempos, pero que se derivan y se unen con la antigua cultura
prehistórica de la Humanidad. Empezó ésta
por las pinturas rupestres, que dejaron en las paredes rocosas y en las
bóvedas de la citada Cueva de Altamira,
un comienzo de la pintura, en periodo prehistórico. Aparecen los hombres con
sus armas primitivas y próximos a los caballos, parecidos a los actuales, pero
entonces y ahora pequeños caballos gallegos, asturianos y santanderinos.
Con esas armas cazaban aquellos rumiantes parecidos a
los bisontes y relacionados con nuestros
toros de lidia. ¡Qué casualidad que hoy estemos contemplando la obra de un
artista moderno, pero que sigue la misma afición que aquellos hombres que nos
precedieron en tiempos pasados!, ya que
en sus cuadros abundan los toros y en esta Exposición los caballos, que
hoy expone aquí, Paco Giral. ¿No será la
cuarta dimensión, es decir el tiempo, la que influye en la unión de los
pintores pasados y el actual pintor Paco Giral ?. Porque los hombres vivimos en
un espacio cuatridimensional, con las tres dimensiones clásicas, más la del tiempo, pensada por Einstein en su Teoría
de la Relatividad.
Pico de Gratal. |
Los elementos esenciales
para obtener una obra pictórica son:
dibujo, colorido y composición El dibujo acompañado por una buena
composición, puede constituir por sí mismo una obra de arte, porque la
composición está basada en la habilidad para situar y combinar con buen gusto, los trazos y los distintos
colores del dibujo.
Paco es un gran dibujante,
como se demuestra al contemplar, auténticos retratos de caballos. Me dibujó en
un velador, un centauro, con su parte humana derramando inteligencia y su parte
equina mostrando ganas de correr y elevando su cola, como aquel que quiere
hacer un movimiento elegante. La figura del centauro simboliza su afición a los modernos caballos,
en que interviene junto a la inteligencia del hombre, el genio de los caballos.
Hace dibujos, que sólo
ocupan una superficie, ya que tienen dos dimensiones, la longitud y la anchura,
a las que falta la tercera dimensión o la profundidad, para convertirse en
cuadros. Pero Paco no tiene ninguna
dificultad para convertir los dibujos en cuadros, añadiéndoles la tercera
dimensión y la cuarta, que hace pensar en la unificación de los tiempos de
Altamira, de Velásquez, de Goya y de sí
mismo.
Estas pinturas se
aproximan a las esculturas en las que su
volumen se exhibe por todos los espacios. Y los pintores tratan de conseguir,
cuando pintan con sólo tres dimensiones, dar la sensación de volumen, como el
de las esculturas, como pasa con los
cuadros de Goya, por ejemplo y con los de Paco Giral, que al introducir una tercera dimensión han creado un volumen, sobre una superficie.
Esta inquietud ya la tuvo Llanas con la fotografía en relieve, que ahora dicen
que alguien, quiere realizarla.
Contemplando, por ejemplo
“El Incendio”, un cuadro de Goya, parece
que te invita a volar por los cielos, que se extienden sobre un enorme montón
de cuerpos humanos, abrasados y tal
espacio celeste aparece iluminado por
la luz terrorífica de las llamas, que se van
convirtiendo en humo, ya por las alturas, para acabar en espacios muertos. Lo
mismo ocurre con el cuadro de Paco
Giral, “Salto bajo Gratal”, porque cuando mirabas el paisaje de encinas de una
dehesa, te daban ganas de pasear por el
volumen, que logró representar el pintor
Paco Giral, para crear el cuadro, al tiempo que gozar de la sombra de dichas
encinas, como la gozan los toros, en aquel arbolado verde oscuro, pero bañado por la luz.
Dicen que fue Einstein el
que añadió la cuarta dimensión, a saber: el tiempo y aun hay quien dice que
existen otras dimensiones, que tal vez sean
la claridad, la oscuridad o las tinieblas con la correspondiente
escasez de luz, como ocurre con el cuadro de “El Incendio de Goya”, en el que
la luz flamígera no llega a todos los rincones del cielo. En cambio en los
cuadros de Paco Giral, la luz lo ilumina todo.
Esto nos explica la
aparición de escuelas de pintura nuevas y que a veces confunden las mentes de
los hombres y mujeres. Y el tiempo, como dimensión de la pintura, hay que verlo
al observar los caballos y los toros de la Cueva de Altamira y compararlos con los
mismos luminosos animales pintados por Paco Giral. Son diferentes por su
pequeñez, que los identifica como
antecesores de los que ya, más crecidos,
aparecen pintados en la llanura que se extiende debajo del Gratal.
Si, se pueden comparar los
toros y caballos, que Paco Giral expone en sus cuadros, con “el tropel de los lanceros” montados a
caballo, que corrían por los caminos conduciendo toros bravos. Don Quijote de la Mancha cabalgaba por aquel
camino y uno de los lanceros, que corría adelantado a los demás, le gritaba a
Don Quijote: “¡Apártate, hombre del diablo, del camino; qué te
harán pedazos estos toros!…y así, el
tropel de los toros bravos y el de los mansos cabestros, con la multitud de los
vaqueros y otras gentes que a encerrar los llevaban a un lugar donde otro día
habían de correrse, pasaron sobre Don Quijote y sobre Sancho”.
¡Cómo representa Paco Giral
escenas que coinciden, no sólo con las de la Cueva de Altamira, sino con el
cuadro de los “garrochistas”, que recuerdan
a los lanceros del Quijote. Paco
hace soñar al que contempla el salto de la yegua sobre las vallas de la Llanura
de Gratal, que parece intentar alcanzar su cumbre, con la aventura que
siguieron Don Quijote y Sancho en el
magnífico caballo “Clavileño”, de madera.
Después de ser arrollados
Don Quijote y su escudero Sancho Panza por el “tropel de los lanceros”,
montados a caballo, que conducían una manada de toros bravos y de mansos, un
Duque los llevó a su castillo, donde los introdujo en el maravilloso caballo de
madera ”Clavileño” y “dentro de él, amo y escudero creyeron volar por los
aires”. Todo fueron sueños dentro del caballo Clavileño, como le pasa a Paco
Giral en su Sala de Estudios, que también le acuden sueños, como el del
muchacho senderiano Froilán, que según el gran escritor altoaragonés Sender,
está volando por el espacio sobre el cometa Halley. Es bueno soñar que vuelen
los hombres por el espacio y que sean arrastrados por las aguas del río Flumen,
los testículos del caballo del francés Roldán, que cayeron sobre sus aguas,
cuando saltaba desde la Peña Amán a la de San Miguel. Y Paco con su cuadro del
Salto del Caballo debajo de Gratal, sueña con hacer del hombre un pájaro
volador, que se aproxime a la cumbre del Gratal.
Paco Giral, en el palacio por una parte de ladrillos y
por otra de cuadros, de su estudio, representa a los caballeros y a las
amazonas, que con sus caballos, tienen sueños que les hacen vivir
despreocupados de sus tareas ordinarias y les relajan de las prisas, con las
que ahora se ven excitados. Paco
Giral “es un hombre optimista y sin
dejar de hacer pensar en los misterios del mundo, nos los recuerda con un
realismo impresionante, con un caballo y su jinete, que van por el aire y
recreando a los que contemplan su cuadro, con el verde de la Hoya de Huesca,
tan relacionada con los caballos”. Observa la Historia y ve como el salto del
caballo lo realizan “hombres y caballos juntamente”. Huesca también recuerda al
caballo ibérico, que aparece en aquellas antiguas monedas de los íberos y lo exhibe
en la ciudad, aunque no con las formas curvilíneas, que le dan un encanto
especial, sino como si se tratara de un animal rígido, de la misma forma que si
su figura estuviera creada con líneas rectas. No es lo mismo lo que
ocurrió con los caballos a través de los tiempos, en que los primitivos tienen
igualado el vientre con el pecho, luego el caballo español lleva el cuello y la
cola arqueados y los caballos europeos, como su yegua Athena, son seleccionados
para participar en las carreras con figuras longilíneas, con amplio pecho y vientre estrecho, como
ocurre con los elegantes galgos. Tal vez por esta selección de los caballos
para las carreras, como las que corren los galgos, ha bautizado a esta
exposición como “Deporte de Reyes”.
Paco, como ya he dicho, me
dibujó en un velador un centauro, con su parte humana derramando inteligencia y
su parte equina mostrando ganas de correr y
elevando su cola, como aquel que
quiere hacer un movimiento elegante. Como he dicho Paco es simbolista y eligió
al Centauro como un dios de la caballería, que haría que en los tiempos
modernos, los caballos de carreras con
sus jinetes, fueran los Reyes del Deporte.
En estos tiempos modernos,
parece que el mundo se acuerda de la realeza de los caballos, porque si en Goya
aparecen numerosos cuadros de Reyes y de nobles cabalgando, hace poco contemplé
en la Televisión un “centauro moderno que era un caballo blanco de porte
distinguido, montado por un caballero español vestido con un traje y cubierta
su cabeza con un sombrero goyesco. Me
pareció que los Reyes habían organizado una fiesta de caballos propia de su
alta dignidad, porque en una playa de arenas claras, habían colocado un negro
piano de cola, al que un artista arrancaba bellas notas, que
resonaban en el cielo, en el horizonte, en la playa y que
¡milagrosamente!, escuchaban al unísono, el caballo blanco y el caballero
goyesco. Estos danzaban con elegancia, con arte, con dulzura y giraban el uno
sobre el otro, al mismo compás
Cuando conocí a Paco, me
llamó la atención su elevada estatura,
en medio de la amplitud de la llanura que se extiende debajo del Gratal y
observé como se montaba sobre la
horizontal yegua Athena. La representó en varias ocasiones y estaba complacido
por la belleza de los dibujos, pero le
faltaba la tercera dimensión, para convertir dicho dibujo en un maravilloso
cuadro, en el que lo convirtió. Basta
ver a la yegua y al caballero sobre sus lomos, saltar sobre las vallas y
combinarse la horizontalidad de la yegua con la flexibilidad de Paco, que se
inclinaba hacia delante, para penetrar en el espacio, en cuyo fondo se divisaba
el Pico de Gratal.
Me parece adivinar dimensiones extra, que
parecen unir la Naturaleza, como si las cuatro dimensiones y alguna más,
también extra, manifestaran tramos de una única fuerza.
¡Qué enorme volumen se adivina en el cuadro de Paco, cuando su
yegua salta sobre las vallas de madera,
pues parece alcanzar la cumbre del
Gratal, pero no puede, porque queda un
volumen espacial enorme entre la yegua,
que salta cerca de mis ojos y el
cielo azul que cubre aquella extensa
llanura, dominada por el pico puntiagudo, que señalaba el infinito volumen de
la tierra y el más allá de los cielos.
Es este un cuadro realista,
que une lo que puede alcanzar la capacidad de visión de los ojos humanos, al
tiempo que te hace pensar en la
capacidad del volumen infinito del Creador.
La línea casi recta que
corresponde a la figura de la yegua, es una representación del optimismo y la
curva abatida del jinete, todo inclinado hacia delante, refleja la
flexibilidad.
El color completa la imagen
de realidad y de vida del dibujo dimensional, dándole la sensación de volumen,
porque aquellos claroscuros hacen presente la perspectiva aérea.
Es decir que el color da la
impresión de que ha aumentado la distancia entre los distintos planos,
creyéndose uno la posibilidad de moverse entre los objetos allí representados.
¡Qué ilusión la de poder volar entre el inmóvil pico de Gratal y el dinámico
salto de la yegua, sobre las vallas de madera!.
Titula Paco Giral esta
exposición: “Deporte de Reyes”, que como
vemos en los cuadros expuestos, se refiere al deporte hípico. Efectivamente,
mirando cuadro por cuadro, se notan todas las dimensiones, que unidas en la
Pintura le dan impresionante belleza. No sólo entran las dimensiones, de las
que se habló tanto tiempo, pero se callaban la dimensión del tiempo, que
descubrió Einstein en su obra Teoría de la Relatividad y tantas otras de las
que escribió Eduardo Punset, que dice: “el descubrimiento de nuevas dimensiones
y la cuantificación de la gravedad, serían el primer paso para la unificación
de todas las fuerzas”. Unas dimensiones son reales con la erre minúscula y
otras son Reales, con mayúscula, porque dejan deslumbrados nuestros ojos.
Parece que en una de esas carreras, pintadas por Paco, se proclama en el
ambiente la Realeza de este deporte sobre todos los demás, ya que en éste,
entran juntamente los caballeros y los caballos, que unidos fueron en otros
tiempos mitificados por el Centauro.
A estas carreras asisten,
acomodados en altas galerías desde los Reyes de Inglaterra, de España y los
Presidentes de las Repúblicas europeas y americanas, representados por el
Caballero Don Quijote de la Mancha, hasta un variado público sanchopancesco,
que se entusiasma hasta el punto de jugarse su dinero.¡Qué emoción produce en
sus corazones el ver a esos deportistas, que son la unión del hombre y del
caballo!.
Como habéis podido
comprobar, Paco ha hablado de la realidad de los caballos y yo he hablado de la
Realeza, que imprimen las diversas dimensiones, que están impresas en esos
centauros.
Ante estos momentos de duda
y de interrogaciones, o le hago caso a Paco, mirando y admirando sus cuadros.
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