jueves, 7 de noviembre de 2019

A DON LORENZO MALLADA le llegó la hora de “amallatar”.



Para los que no son aragoneses eso de “amallatar” les suena a algo raro, pero  los nativos lo comprendemos a la primera. Y es que amallatar es lo que hacen nuestros pastores y nuestros ganados, después de sus largas caminatas por esos montes de Dios, después de pasar calor y sed y de tragar el polvo de los caminos. ¿Qué hacen?, sencillamente descansar en un prado verde  “e bien sentido, para lograr un descanso para el hombre cansado”, a la vera de una fuente y bajo la sombra de un frondoso árbol. Así describe Gonzalo de Berceo, el primer poeta castellano en primer sentido de la palabra de la palabra aragonesa “amallatar”. Y si Gonzalo de Berceo “fizo una prosa en román paladino, que mereció una copa de buen vino”, yo hago esta humilde prosa para celebrar el descanso de Mallada, que valdrá como creo unos ternascos asados y regados con buen vino. Y he traído a colación la palabra “amallatar”, porque el lugar donde descansan pastores y ganados juntamente se llaman en aragonés MALLATAS o MALLADAS y este Mallada habrá descansado en alguna de ellas, junto con los pastores en más de una ocasión, pues de una de esas vacunaciones, en las que se mezclan el calor, las moscas, los olores, el polvo, las imprecaciones de los ganaderos, los ruidos de las  esquillas, los ladridos de los perros y también las pisadas penetrantes y dolorosas de las ovejas y a veces alguna “tozada”.
A pesar de que las ovejas dan, a veces una tozada, yo, como dice la canción, “quisiera ser tan noble como los animales” y por eso admiro a San Francisco de Asís, que los llamaba hermanos y por eso me hice veterinario. Y por eso admiro a todas aquellas personas que están en contacto con el reino animal, pastores, granjeros, ganaderos, matarifes que con su  corpulencia  y su cuchillo parecen crueles y tienen un corazón que no les cabe en su amplio pecho. Y por fin admiro a los veterinarios, que son los universitarios que más de cerca viven las penalidades, el sacrificio  y  en  una  palabra  que más se aproximan al “hábitat” de sus clientes. Por eso  es  para mí un placer hablar de Lorenzo Mallada Loriente y placer doble, por veterinario y por oscense . Si, oscense como su ilustre pariente den LUCAS MALLADA y nacido en una casa. de labradores, en la calle de San Lorenzo,49, que tiene una escultura rodeada de moluscos primitivos en la Alameda.
 Aquellas casas conservaban las traiciones a través de los siglos y en la que nos  ocupa,  ponían a disposición del Sr. Obispo, que venía a tomar posesión de la sede oscense, una mula o caballo sobre los cuales hacía, sobre una o sobre el otro, desde Salas, la entrada triunfal en la Plaza de la Catedral. La mula tenía que ser preferentemente blanca, pero si no podía ser blanca,  debía ser torda , pero lo que no podía ser nunca era “guita”.  En cierta ocasión llegó un nuevo obispo a Huesca y los Mallada pusieron a su disposición una hermosa mula, pero era guita. Ellos pensaron que  llevándola  los dos hemanos, uno de cada brida bien sujeta, se portaría bien.
Se estaba preparando el cortejo triunfal de los feligreses, no de los paladines en la Explanada de Salas. Estaba allí la mula, que llamaba la atención por la hermosura de sus aparejos y el General de la Plaza,como caballero en tantas lides se vió atraído  por aquella acémila tan bien atalajada le fue a dar una palmada cariñosa en las ancas pero no le dio tiempo, pues la bestia le propinó una coz. El General en lugar de quejarse de su propio dolor,se preocupó  de la seguridad  del Señor Obispo, y acusó a gritos  a los Mallad de sabotaje y estos contestaron que de la mula respondían ellos y que si le había dado una coz era por haberse metido donde no les importaba.
Así que estamos en presencia de un oscense hasta la médula, que se llamaba Lorenzo, que nació en la calle de San Lorenzo y de segundo apellido se llama “Loriente”,que en aragonés quiere decir Lorenzo. Estudió en los Salesianos, siendo director su pariente Don Mariano Mallada y más tarde en el Instituto.
El oscensismo de Mallada queda suficientemente probado, pero lo ha seguido demostrando a lo largo de toda su vida, porque habiendo, tenido otras oportunidades profesionales no ha querido salir del Alto Aragón. Su primer pueblo fue Peralta de  Alcofea y su primer coche un citroen de cinco caballos, pero porque le dio facilidades su hermano, el que estaba en la Isla de Fernando Po, si no ,¡de qué¡. En aquellos pueblos y en aquella época el veterinario lo pasaba mal, porque los mismos labradores estaban pasando un mal trance, como decía la copla: “El Tormillo ya no muele, la Masadera no masa y el pobre Castelflorite, jodidamente lo pasa”. Ante aquellas perspectivas, aguantó sólo un año y se fue a Lalueza y entre esta población y Grañén, Robres y Sesa pasó su vida profesional, hasta que llegó a Huesca a acabarla. A Lorenzo, a pesar de ser veterinario, le gustaron más los caballos mecánicos que los rodantes.
Lorenzo siempre se subía a un caballo para visitar ganado en los distintos pueblos, pero encontró la felicidad, cuando pudo adquirir un automóvil.  
Hace ya muchos años que abandonaste la Universidad y  recuerdas  con nostalgia como “al Templo de Minerva dirigiste tus pasos” porque ya luego te dirigiste a visitar a los animales enfermos, a vacunar las ovejas y a las vacas, cómodamente sentado en tu automóvil. Y te presentabas en el sacrificio de los ganados, montado en tu coche. E ibas a visitar los sacrificios de los ganados, también montado en tu coche. Y no tenías inconveniente en viajar a los domicilios de tus clientes, donde se sacrificaban los cerdos, para evitar que tuviesen que soportar la Triquina.ciencia de Galeno y de Esculapio
En vuestro Colegio Universitario,émulo de  aquella Universidad Sertoriana, esudiaste el brillante augurio de vuestro estudio de la salud de los animales, para conservar la salud humana, en cuyo ambiente, vivías en el ambiente de la tranquilidad.

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