Foto a principios del siglo XX.
Hace
años siempre estaban, cuando en las iglesias no había luz eléctrica, haciendo
novenas a los santos, en los que confiaban, pues casi no estaban preparadas las
carreteras para visitar a los antiguos santos, en sus ermitas o en sus iglesias
parroquiales. Dentro de la mayoría de iglesias no llegaba energía eléctrica, para venerar a
los santos en medio de una alegre luz, los devotos y sobre todo las abundantes
devotas. Si no brillaba la luz eléctrica en las calles, ni en los domicilios,
ni siquiera en el centro de la iglesia, la oscuridad que se trataba de corregir
encendiendo velas. Había quien fabricaba velas de cera con cuya luz, obtenían
una visión natural encendida la mecha de la vela, que al quemarse derramaba
buen aroma de cera natural por la bóveda de la iglesia. Yo he visto pocos aragoneses vestidos con
calzones cortos, que por su parte baja enseñaban unos calcetines de lana, que
habían creado sus esposas, y en lugar de exhibir un gorro, llevaban
“cacherulos”, que en algunos lugares y según su categoría, cubrían a veces con
un sombrero. Cubrían su tórax con una camisa sin cuello, y encima portaban un
chaleco negro.
Se ven en una fotografía por la carretera frente a casa Pisa un grupo de hombres que suben avanzando hacia el Oste del pueblo. Sigue otro grupo en el que también van vestidas de aragonesas varias mujeres y de las que es difícil sacar su aspecto con exactitud. ¿ De qué año procede esta fotografía?. Lo ignoro, pero esta imagen, muestra una realidad, que se vivió muchos años y que se ha olvidado. ¿Estarían celebrando alguna fiesta religiosa o esperando que por la carretera acudiese algún sacerdote o alguno de esos antiguos políticos?.
Esa
fotografía nos muestra una gran cantidad de hombres y de mujeres vestidos con
sus ropas de aragoneses o “maños y mañas”, que van caminando por la carretera
que pasa por el pueblo. Yo no sé a qué se debe ese tránsito por la carretera, que
sube por la derecha a Siétamo y por la izquierda a Huesca. Nadie me ha dado
explicaciones de esa cantidad de Sietamenses, pero yo recuerdo a “aragoneses”
que iban vestidos de esa forma, como “Recuerdo algún año después de la Guerra
Civil de 1.936 a un abuelo, de casa
“Calvitos” portando una especie de “tapacabezas” o cacherulo con una faja
cubriendo su vientre y una abarcas, que cubrían sus calcetines, de lana de
oveja.
El
año de 1.936, subimos a Ansó huyendo de la Guerra Civil y allí proliferaban
ansotanos y ansotanas, vestidos con sus trajes aragoneses. Me acuerdo de una
ansotana, vestida toda ella con sus ropas aragonesas, a la que mi hermano
pequeño Jesús, le causó la pérdida de unos pollitos y al tratar mi padre de
pagarle su valor, la buena ansotana de un gran
corazón, no quiso cobrarle ni un céntimo. Pasaron los años y se veían
ansotanos vestidos con su ropaje, por Huesca y por Zaragoza. El último ansotano
vestido con su ropaje, lo seguí viendo en Zaragoza, donde yo estudiaba en la
Facultad de Veterinaria y en Huesca. Tengo colgadas en mi casa fotografías de
ansotanos y ansotanas, que me hacen recordar a esa noble casta aragonesa.
No
hay que olvidar a San Antonio de Padua, “que fue un protector de los que han
sufrido en la vida. La pérdida de la salud, la escasez de recursos, las
injustas persecuciones, la ausencia de paz……y todo cuanto puede atenazar el alma”.
Hay
un responsorio de San Antonio, que dice: “Si buscas milagros mira-muerte y
error desterrados, -Miseria
y demonio unidos-leprosos y enfermos sanos.- El
peligro se retira,-los pobres van remediados; Cuéntenlo los socorridos,-díganlo
los Paduanos”.
La
vida era dura para nuestros antepasados y tenían que acudir a los santos, como
San Francisco de Asís y a San Antonio de Padua. “Este se convirtió en protector
de los que sufrían, pues acompañaba el dolor del pecado, la pérdida de salud,
la escasez de recursos, las injustas persecuciones, la ausencia de paz, las
hondad preocupaciones, las grandes tristezas”.
Los
Santos Antonio y Francisco de Asís nacieron en familias poderosas,
pero se entregaron a los escasos de dinero, para proteger la ausencia de
necesidades, cuando ahora la Sociedad trata de encontrar la igualdad entre los
hombres. Los seres humanos van envejeciendo y tornándose muchos inválidos para
el trabajo. Estos seres humanos son recogidos en residencias para ancianos y yo
he visto en un Centro para ancianos, una pequeña capilla, en la que se juntan
ancianos y ancianas, para rogar por un futuro, que se acuerde de la unión de
los difuntos con la Vida Eterna.
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