lunes, 28 de junio de 2021

¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!

 




Artículo escrito por mi sobrina Marina Almudévar Arnal, dedicado a su hermano Luis Manuel. Lo leyó en el huerto de la piscina, ante una asistencia de familiares de la familia Almudévar y Arnal.


(Tomo prestadas estas palabras del título de la elegía que el poeta norteamericano Walt Whitman escribió en homenaje a Abraham Lincoln, presidente de EE.UU. después de su asesinato en 1865 y que se popularizó gracias a la película “El Club de los Poetas Muertos”).

 

En la travesía de la vida no podemos dirigir el viento pero sí ajustar las velas. Y cuando Luis supo de la fatal tormenta que se avecinaba, tomó el timón de su nave con decisión y se dispuso a capear el temporal con la inteligencia, el coraje, la coherencia, el humor, el agradecimiento y la bondad que siempre le han caracterizado. Cualidades que en esa situación eran más útiles que nunca para hacer de él un buen navegante y conseguir así alcanzar su último puerto en paz.

Como justo patrón de navío, se rodeó de todas las personas que en un momento u otro de su vida habían embarcado con él, para compartir generosamente con ellas las anotaciones de su libro de navegación: sus miedos, sus logros, sus deseos, sus recuerdos... Y regalar a cada uno de sus compañeros de viaje unas palabras hermosas, amables y de ánimo que poder llevar en el petate cuando él ya no estuviera.

Proyección donde se recitó el escrito de Marina.

A su lado hombro con hombro en unos casos, o desde la distancia en otros, gracias a la balsámica sensación que procuran los recuerdos de pasadas singladuras memorables, se apoyó, agradecido y aliviado, tanto en su tripulación más veterana: sus hermanas, sus tíos y primos de aquí y de allende los mares. Como en la marinería de su niñez y juventud: sus amigas de aquellos veranos en el río de Siétamo, sus amigos de Bilbao, de Valencia, de Madrid y de otros muchos lugares. Y en la que se enroló con él, por azares del destino, ya en su madurez y que lo han querido y respetado como solo los leales camaradas saben hacer: Juanma y Gabriel, sus amigos y vecinos de Málaga - casi más una familia de adopción - y la gente de su gratificante trabajo. Pero por encima de todo, su serenidad y plenitud se la regalaban la frescura, el empuje, las ocurrencias y la alegría de Teo y Emma, grumetes a los que adora y a los que ha transmitido su curiosidad, variopintos conocimientos y sobre todo su disfrute vital: valiosa herencia que con orgullo los acompañará siempre en el diario de a bordo de su memoria.

Ahora, tras la breve pero intensa tempestad, en esta desangelada playa, nos toca remendar y reajustar las velas para seguir viaje, con el sabor salado de las lágrimas todavía en los labios. Y volviendo la vista al cielo, con una tímida sonrisa esbozada en la cara, exclamar:- ¡Oh, Luis! ¡Nuestro Luis! Y rogar que los vientos y los dioses nos sean propicios.

 

Dedicado a nuestro hermano Luis Manuel Almudévar Arnal que murió en Málaga, rodeado de amor, de palmeras y de sol, el 8 de junio del nefasto año de pandemia en el que han naufragado en soledad muchas vidas de las que él, aún inmerso en su personal galerna, se acordaba con pesar.

En Siétamo a 26 de junio de 2021

 


1 comentario:

  1. Marina no defrauda. Bonito recuerdo de un primo entreñable cuya memoria estará presente en mi corazón hasta que Dios quiera. Besos para todos desde Tarragona.

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