martes, 26 de octubre de 2021

EL HOMBRE DE LAS SERPIENTES

 


Hoy mi sobrina Marina, con motivo de la muerte de su hermano, me ha leído la  carta  dolorosa  de esa muerte, que le ha dirigido su prima hermana Laura Arnal. Laura Arnal prima hermana de mi sobrina Marina, que  todavía recuerda el hermoso pueblo de Castejón de Arbaniés, que se encuentra a unos tres kilómetros de Siétamo, donde yo nací, pero ha sentido en su corazón un amor que conservaba con Luis Manuel, con Marina y con Natalia, tanto que la ha hecho llorar.  

Ignacio Almudevar Zamora

"El miedo tiene su uso, pero la cobardía no tiene ninguno. Puede que no ponga mi dedo en las fauces de una serpiente, pero la visión misma de la serpiente no tiene que atemorizarme". Mahatma Gandhi.

"¿Alguna vez has estudiado la cara de una serpiente? - Qué optimistas se ven. Tienen una sonrisa eterna". Tasha Tudor.

"La valentía de quien cuida serpientes se refleja en todo su mundo". Laura Arnal.


 EL HOMBRE DE LAS SERPIENTES

Sabes, hace tiempo que escribo. Pero no, no te emociones, no son cosas importantes y mucho menos bien escritas, solo mis cosas. Normalmente me salen de corrido, las escribo en lo primero que tengo a mano y allí se quedan, ni siquiera las reviso. Pero hoy, hoy quiero que tenga valor y quiero guardarlo. Por ti, porque es muy importante, porque esta vez es para ti. Y claro, hoy no me sale.

Y, es que te has ido, eso es lo que pasa, que te has ido y punto.

Hace tanto que no nos veíamos, y ahora, nos habíamos visto.

Dime, ¿cuánto tiempo?, ¿veinte, veinticinco años? ¿Realmente ha pasado tanto tiempo? Está claro que sí, el calendario no miente, ni tampoco las arrugas o la paz de alma que el tiempo nos ha dado. Pero yo siento como si la infancia fuera lo único que ha pasado, como si hasta ayer hubiéramos sido niños y todo este tiempo no hubiera pasado Y, de nuevo, el mismo latido del corazón.

Fue entonces cuando decidimos ser los mejores primos del mundo, cómplices y amigos, como hermanos, y para siempre. Por Navidades, en casa de los abuelos, se abría un mundo paralelo sólo para nosotros sólo nuestro, nuestra Narnia particular en la que los adultos no existían y los hermanos pequeños eran espías traidores.

En ese mundo, o al menos el que queda en mi cabeza, teníamos hasta un castillo y miles de historias que contar. La televisión se volvía invisible y los juegos de patio se olvidaban para que la imaginación y el deseo de estar juntos lo hiciera todo posible.

Reinventamos el teatro y los festivales de la canción, el cine y los concursos. Vivimos las mayores aventuras y los desamores más pasionales. Y crecimos.

Y creamos nuestros propios castillos y tuvimos nuestros propios amores y desamores, sin dejar de cantar, o de concursar en esta vida.

 A ti siempre te gustaron los animales. Decías que querías ser veterinario y al final, aunque rodeado de animales, trabajaste toda tu vida con las palabras. ¿Te acuerdas cuando de pequeños nos enseñabas a coger los renacuajos sin hacerles daño, o cuándo pasabas horas observando el comportamiento de un insecto o de un pez? Aprendimos muchas cosas juntos y aprendimos muchas cosas de ti.

Siendo muy joven, empezaste a tener serpientes. Muy pocos se atrevían entonces a hacerlo. Requería mucho valor, y un gran apoyo por parte de los que te querían y te rodeaban. Muchas cosas que para ti siempre fueron normales, a muchos no se lo parecía tanto, así que a lo largo de tu vida tuviste que luchar muchas veces para que los demás vieran como normal lo que no era extraño. Y es que hay que tener mucho valor para cuidar siempre de serpientes y aún más para defenderse durante casi toda una vida.

 Cierto es que yo siempre he tenido devoción por tu hermana del mismo modo que tú la has tenido por la mía y es gracias a ella, a tu hermana, que he podido vivir muchas veces tu vida a través de sus ojos y de las cosas que de ti me contaba. Se por ella de tus batallas, de las que perdías y de las que ganabas y también por ella supe que lograste ser el rey de tu propio castillo. Y ahora que por fin nos hemos convertido en niños gigantes que juegan con serpientes que se emocionan como siempre, ahora que somos capaces de inventar teatros y concursos, ahora que sabemos que la vida es mucho más fácil de lo que creíamos y ahora que todos y cada uno de nosotros hemos aprendido a convivir con nuestras serpientes, llega la vida y se te acaba.

 Al final te has ido rápido, mucho más rápido de lo que esperábamos, y muy despacio, con el tiempo para abrazarnos. Y, como no, como las serpientes, sin dejar de sonreír nunca.

 Vete sabiendo que lo hiciste muy bien. Nos has dejado con el alma tranquila, el espacio que dejas queda casi lleno con tu última sonrisa y el frío de la soledad queda templado con tu último abrazo.

 Empecé este relato el día de tu entierro y entonces sentía mucha rabia, mucho dolor y mucho vacío pero conforme las palabras han ido saliendo de mi cabeza y se han colocado en este papel, todo eso se ha ido. Hoy miro las tortugas que me regalaste y sonrío.

 Gracias, gracias por contar conmigo estos últimos días, gracias por hermanarnos de nuevo, gracias por unas pequeñas vacaciones en las que hemos vuelto a ser muy felices. Te quiero te he querido y te querré siempre. Eres mi héroe, eres mi hermano, eres mi primo.

 Laura  Arnal

Agosto 2021


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Señor Don Alfonso, del Castillo de San Román de Morrano

San Román de Morrano (Huesca) Es un auténtico Señor, no sólo por haber nacido en el Castillo de su familia, situado en San Román de Morrano,...