viernes, 21 de abril de 2023

“Así fue”…narración histórica de Antonio Trisán Viñuales y Jesus Vallés Almudévar- (Segunda parte)

 


Pero en los recuerdos de aquella Guerra salvaje, destacan con los Trisán de Fañanás, los de su paisano Jesús Vallés Almudévar, que con sus catorce años empezó a escribir el diario de su vida. Era paisano de Antonio y de Francisco Trisán Viñuales y era doble pariente mío, porque el apellido Vallés de Castilsabás, lo llevaba mi abuelo detrás del de Almudévar y es en ese retrato, el que se fijó Antonio Trisán en su visita a nuestra casa. El apellido de Almudévar,que era el de su madre,  la hacían prima hermana de mis antecesores de Siétamo. Este Diario lo conservó el sacerdote Jesús, durante toda su vida y pocos meses antes de morir, me lo entregó, para que recordara con él,  las miserias de aquella Guerra Civil. A él mismo, en  Fañanás, se le llevaron a su madre y a su hermano,  de unos veinte años, a Bespén y al lado de la carretera, los fusilaron. 

El día treinta y uno de Julio de 1936. Luis desde Fañanás y yo en Siétamo, escuchamos un tiroteo imponente.”Era por Siétamo, pero parecía que estaban a cien metros. Han tirado muchos cañonazos seguidos y desde arriba se veía la polvareda que levantaban. Después ha pasado la aviación. Han dado unas vueltas por encima de Siétamo bombardeando y luego se han ido hacia Huesca”. Yo en los mismos momentos que Luis observaba como bombardeaban en Siétamo, pues fue este día el que me hizo escuchar los ruidos de la Guerra, fui introducido en la bodega de la iglesia vecina, con todos los vecinos y familiares míos. Allí estuvimos muchas horas, mientras lloraba mi amigo Rafael y mi tía Luisa, hermana de mi padre, iba a casa para traer alimentos para los acogidos en dicha bodega. Ya bastante tarde, del día 18, se dejaron de escuchar las explosiones y bajamos a la carretera, donde un camión nos recogió y nos llevó a Huesca, como  refugiados. Jesús, el día siguiente, dos de Agosto, escribió en su Diario: ”Ha corrido la noticia de que había caído Siétamo”. Nosotros fuimos  a alcanzar la libertad, pero Jesús, escribió el día 7 de Agosto:” Hablan de libertad y no puedes hacer ni decir nada de lo contrario que ellos quieren”.”Se oyen muchos cañonazos”. El día 18 de Agosto , escribió Jesús: “Mi hermano Luis cada día está más inquieto y preocupado aunque trata de disimularlo, con chirigotas y con buen humor…Hace ya unos días que no duerme en casa. Cree que es la hora en que van a buscar a las víctimas y le asusta que lo maten por la noche…Mamá pasa las noches en vela pensando siempre lo peor  y no descansa hasta que no lo ve de nuevo en casa. Los veinte años de mi hermano Luis le harán estar tenso y cualquier golpe de viento moviendo las ramas de los árboles (tras de los cuales se esconde), le hará sospechar que lo han descubierto y van a por él… El día 23 de Agosto, dos milicianos preguntan por el señorito Luis. Bajó mi hermano rápidamente.-Que venga también la madre.”

Se pasaron unos días terribles, pues la madre, le decía a Jesús:”Se valiente, cuídate y come mucho. Ten confianza y esperanza que todo acabará bien. No olvides que hay Providencia…Sí, mamá y hay un Dios…”. El día 29 de Agosto “En el escenario de la plaza irrumpió la figura menuda y vivaracha de Juané,  el alguacil. Dejó oír el sonido chillón de su trompeta-cuerno y a continuación, con su voz más vibrante, cantó su pregón:-De orden del Comité…hago saber…que se va a proceder… al juicio… de la Viuda de Vallés…y de su hijo…que acudan todos al granero…del obispo…”.

“Del juicio sé que fue una farsa más, tal vez un juego, una diversión, aunque lo hicieron con visos de seriedad…  Se les acusó de hacer señales con linterna al frente “fascista”de Siétamo…Salieron testigos que declararon haber visto una luz en una ventana, no sabían si era de vela o de linterna. Las pruebas, unas linternas sin pilas, que encontraron durante un registro. El abogado “defensor” se negó a defender a Luis. Dijo que no tenía defensa posible. En cuanto a mamá, cuatro, cuatro tópicos vulgares le sirvieron para salir del paso y dar la cosa por resuelta. Los condujeron a una casa extrema del pueblo, cerca de la carretera y dejaron a unos cuantos guardias civiles custodiándolos”. Dijo Jesús que quería estar con ellos, pero se lo “impidieron”. Pero luego le dieron un permiso para permanecer una hora con su madre y con su hermano.”Estaban sentados en un patio pequeño, la puerta abierta…Los guardias civiles en la calle charlaban amigablemente al mismo tiempo que los custodiaban sin dejar el fusil de las manos, leyeron el permiso del comité y me dejaron pasar. Me senté en las rodillas de mi mamá, abrazados muy estrechamente”.Su hermano “Luis le afeaba el que estuviera encima de mamá. ¿No te da vergüenza tan grande como eres ya?. ¡Serás toda la vida un mimoso, un crío!”. Luis, a pesar de su juventud, tenía un pensamiento realista y en lugar de sufrir, ”hablaba, medio en broma, medio en serio de la muerte. Total, hay que morir de una vez. Pues, cuanto mejor de un tiro sin guardar cama, sin enfermedad, sin fiebre, sin sufrir; un salto y a la eternidad, a gozar de Dios. Pero yo que había sido siempre su confidente, al que contaba sus amores, sus proyectos, sus ilusiones, sus sueños, sabía que amaba la vida y que de esta manera se despedía de la luz y del sol que en aquellos momentos se ocultaba en aquel atardecer de agosto; del cacareo de las gallinas que “escarvaban”  allí cerca, de las golondrinas de su chillido agudo, que jugaban a  “encorrerse”  rozando casi la calle, dando sus vueltas rápidas allí mismo, a dos pasos, ante nuestros propios ojos, y que daban al mismo tiempo una mezcla de melancolía, de paz y añoranza”.

“Un guardia se acercó a nosotros. ¡Es la hora, tendrán que despedirse!.

Un abrazo apretado, en grupo, los tres juntos. Un “hasta mañana”, musitado casi sin voz y eché a correr, calle abajo, sin volver la cabeza, sorbiéndome las lágrimas”.

Jesús experimentó, en su espíritu joven, la muerte de su madre y de su hermano Luis, él que tanto amaba la luz y el sol, que gozaba de contemplar las gallinas escarbando y de seguir el vuelo rápido de las golondrinas, se encontraba en el encuentro entre la vida y la muerte “en un barranco, entre Bespén y Blecua”.  Si. “Aquí. El piquete lo formaban unos guardias civiles cobardes más que asesinos y dos jóvenes del pueblo. Dispararon . Cayeron. Luis no se movió. Mamá intentó incorporarse, una nueva descarga se lo impidió.

Después llegaban los del comité. Rociaron los cadáveres con gasolina y los prendieron fuego.

En Blecua (pueblo en el que no fusilaron a nadie), fueron unos hombres a enterrar los restos”.En Blecua ejerció el Maestro Cavero, pariente de los Caveros de Siétamo y enseñó la paz y no la guerra. En Fañanás la autoridad estaba en posesión de un analfabeto.

Están madre e hijo, enterrados en el cementerio de Huesca, pero Jesús, sacerdote de la Parroqia de San Pedro el Viejo también de Huesca, colaboró con los arquitectos medievales, en la Torre de tal iglesia, al crear en ella  un cementerio o más bien un lugar que mira al cielo. Él fue el cementerio –cielo de sus difuntos durante toda su vida, porque consagró su vida al sacerdocio, para estar unido a su madre y a su hermano y en su piso tenía todos los escudos de sus antepasados, que los tenía unidos a la vida de su madre y de su hermano con la vida superior del cielo. La Torre de San Pedro el Viejo, le hizo recordar las alturas del cielo y si van ustedes por allí, verán cómo están sus muros con santos enmarcados y objetos litúrgicos que hacen mirar hacia arriba y tratar de ver en lo alto a la madre y al hermano de Jesús Vallés. Yo cuando paso por San Pedro el Viejo de Huesca, entro en su Torre, que me recuerda a los mártires de la Guerra Civil.

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