jueves, 19 de octubre de 2023

Casa Azara convertida en Casa Almudévar (Parte 2)

 


El escudo de los Azaras, el original, (pues los dos castillos y el árbol con una espada cruzada en su tronco, se añadieron al Águila mirando al sol, por distintos matrimonios), en el que preside el Aguila, que mira al sol y que algunos, erróneamente, han confundido con un cuervo. Este escudo de cuatro cuarteles lo tiene todavía la Familia Azara de Barbuñales como su escudo, usándolo también el pueblo de Azara. Los Azara de Siétamo, al casarse sus miembros con esposas de otros apellidos, se quedaron con el escudo con su águila mirando al sol. Uno de ellos lo pusieron en la Capilla de Siétamo los Azara, como noble ornamento, que fue destruido para la Guerra Civil y otro escudo tallado en madera, se encuentra en un armario de casa Almudévar,  al lado del escudo de los mismos Almudévar. Cultivaron su parentesco los Azaras de Siétamo con los Azaras de Barbuñales y con el Conde de Aranda,que fue el que hizo posible que a Mosen Juan Azara lo nombraran Párroco de la Parroquia de Puy de Cinca, que estaba bajo el dominio del citado Conde, también Marqués de Torres y Barón de Siétamo.


Los Azaras de Siétamo, más nombrados, fueron Pascual Azara y Teresa del Toro, que en Documento de 1686, idearon engrandecer la Capilla del Santo Cristo a  la izquierda de la Iglesia, desde la puerta de entrada en la misma. Fueron los padres de Mosen Juan Azara y de Felipe. Estos Azara de Siétamo fueron contemporáneos a los de Barbuñales, pues Alejandro Azara Loscertales nació en 1702.

 El escudo primitivo viene de Azara, de donde fueron a Barbuñales y  al Monte de Lizana, lugar en que abundaba la fauna del Somontano y practicaban la caza. El llamado Alejandro Azara y Loscertales, Barón de Azara y Señor de Lizana, nacido el año 1702,casado con María Perera, nacida el año 1705. Fueron los padres de Francisco Azara Perera nacido en 1744 y muerto en 1820, José Nicolás Azara Perera( 1744-1820), que fue diplomático y Embajador en Roma y que llegó a ser marqués de Nibbiano, Felix Azara Perera (1742-1821), Militar u Naturalista de fama Universal, estando en Paraguay durante veinte años y que regresó a a España en 1801,Lorenzo Azara Perera (1734- 1771), que fue profesor de la Universidad de Huesca y Dean de su Catedral, Eustaquio Azara Perera ( 1727-1757), que fue Obispo de Barcelona, Mateo Azara nacido en 1736 y la única hija María Azara Perera(1740- 18229 ,QUE SE CASÓ CON BALLARIN y vivieron en una casa en Graus, entre otras, todas ella adornadas con pinturas en la Plaza Mayor.

Todos ellos fueron personas notables e inteligentes, destacando Féliz de Azara, Gran naturalista y José Nicolás Azara, Diplomático y Embajador en Roma y que cultivó una gran correspondencia con el Conde de Aranda, que estuvo muchos años en París.

Y las cartas que se escribían José Nicolás de Azara con el Conde de Aranda, que en sus altas misiones buscaban el bien de España, no sólo escribían los acontecimientos políticos en nuestro País y en Europa, sino que también comentaban el tiempo atmosférico de Aragón, en sus respectivos pueblos de Barbuñales y de Siétamo, cuando perjudicaba la sequía en alguna época del año. No podían olvidar sus orígenes del secano de Aragón, se alegraban cuando la lluvia caía sobre esas secas tierras. No podían tampoco olvidar a sus amigos de Barbuñales y de Siétamo, como a todos los Azara de Barbuñales y de Siétamo. Estuvieron muchos años el Conde de Aranda en París y José Vicente de Azara en Roma y el tiempo pasaba aumentando sus dolencias y la inquietud de Aranda por su segundo matrimonio,  que iba a realizar,  por asegurar su descendencia.  Azara le escribía al Conde de Aranda con un gran respeto, al mismo tiempo que con un gran cariño, como cuando lo trata de  “Excelentísimo Señor y favorecedor”. Igual que los campesinos en sus fincas, se cuentan chistes, Aranda y Azara, van poniendo en sus cartas, notas de humor. José Vicente que venía de la familia del Conde de Azara, llegó a alcanzar el título de Marqués de Nibbiano, pero siempre miró los enormes escudos de su amigo, que era un  ”Grande de España”. Habla de temas políticos, como en la Santa Sede, dice “ Que en su interior se alegran de ver embarazados a los que son sus amigos….esto no lo dudan los del Somontano”. ”Ofrece el motivo del común origen oscense, como garantía suficiente de su veracidad. El Conde de Aranda ya llevaba unos catorce años de destierro en el “París dorado” y le preocupaba su falta de descendencia. Su joven novia, María Pilar,  no podía vivir en París y lo esperaba en Madrid desde 1786, porque el clima parisiense no le probaba bien. Aranda solamente quería marchar, a pesar de los ruegos de Azara, que estaba casi desesperado de su abandono. En sus cartas, trataba de convencerlo de que no marchara de París a el “Pais de moros con peluca, con frac, con espada y con rosario”. Volvió el Conde de Aranda a España, tuvo que sufrir con la pérdida de su segunda esposa, el destierro en Córdoba y gozar de su retiro en la finca de Epila, que el cultivaba con nuevas producciones agrarias.                                             

Pero la vida de estos dos somontaneses, no sólo tuvo lugar en lejanos lugares del extranjero,  sino que también acudieron a los pueblos donde nacieron. En Siétamo el día de San José del año 1631, se hizo un “Censal de 200 dineros jaqueses de pensión con 4000 dineros jaqueses de propiedad, otorgado por el Cosejo del Lugar de Sietemo, en favor de Juan Franco vecino del Lugar de Castejón de Arbaniés”.  Se le dio importancia por señalar el día de  “San Joseph”, como la fecha en que el Juan Franco había de cobrar la soldada.

Empieza el Documento de la siguiente forma: ”In Dei nomine, Amen. Sea a todos manifiesto que llamado, convocado y ajuntado el Concello General de los Alcaide, jurados, vecinos y habitadores del Lugar de Sietemo, por mandamiento de los Jurados y por llamamiento de mí, o como es costumbre et llamado y ajuntado el dicho Concello en el Cobertizo de la Plaza de la Villa, donde otras veces para otorgar tales y semejantes actos, como el presente, se ha acostumbrado y acostumbra a juntar, en el cual dicho Consejo y su congregación  intervinieron y se hallaron presentes los infraescritos  y siguientes: ET primo Pedro Solano, Alcalde, Felippe de AZARA y Martín Villacampa; Jurados Urbez  Viñuales, Antón Caba, Miguel Puyuelo, Domingo LINÉS, Domingo Bruis, Pascual Cabellut, Antón de Viñuales, Juan Panzano, Pedro Sipán, Antón Benedet, Juan de Alexandro, Jaime de Canales, Juan de Sipán, Domingo Artal, Bernad Nadal, Jaime de Albero, Pascual Solana, Martín de Arnal, Juan de Casamayor, Juan Benedé, Martín de Biarge, Antón de Arnal, Juan de Bibián y Martín de Esteban. Todos  vecinos y habitadores del dicho Lugar de Sietemo et decir todo el dicho Concello a Concello, llamados y ajuntados concellantes  e  consello  facientes tenientes et celebrantes, y representantes todos concordes y ninguno de nosotros no discrepante…..”. Para el lector será aburrido leer los apellidos de los ciudadanos de Siétamo, que se acaban de leer en el Documento recién mirado, pero a los de Siétamo nos suenan esos apellidos y nos encanta escucharlos, unos porque todavía viven sus dueños en el Lugar y otros los escuchamos pronunciar anteriormente.

“Por tanto, nosotros dichos Alcaide, Jurados y los demás arriba nombrados en nombre y voz del dicho Concello, con licencia, empero premisso y voluntad y expreso consentimiento a nosotros para lo infrascrito hacer y otorgar, dado y atribuido por el Ilustre Señor Don MARTIN ABARCA Y BOLEA,MAQUËS DE TORRES, BARÓN de la BARONÍA del dicho Lugar de Sietemo, residente en la Villa de Madrid y hallado de presente en el Lugar de Sietemo, Señor Temporal nuestro y del dicho Lugar, según quede la dicha Licencia y consentimiento parece por Instrumento Público, acerca de ello hubo y otorgado que fecho fue en el dicho lugar de Sietemo a veinte y dos días  del mes de Diciembre, del año Mil Seiscientos Treina y Uno y por Domingo Nasarre, Notario el presente testificante recibido y testificado de grado y de nuestras ciertas ciencias, certificados  bien y plenariamente informados de todo nuestro derecho y del dicho Concejo. Vendemos, cargamos, imposamos y aseguramos a Vos, dicho Juan Franco, Infanzón,  vecino del Lugar de Castillón de Arbaniés  y para quienes Vos,  querréis, ordenareis y mandareis”. 

Este Don MARTIN ABARCA De BOLEA y CASTRO era hijo de Don BERNARDO ABARCA DE BOLEA y PORTUGAL, que se adjudicó el apellido de Portugal,  porque llegó a ser gobernante de tal Pais, en tiempos de Felipe II, en que estuvieron unidas España y Portugal.

Se  casó BERNARDO ABARCA de BOLEA con JERÓNIMA DE CASTRO Y PINÓS, Señora de Siétamo,  dueña de su Castillo-Palacio y descendiente por vía ilegítima del Rey Jaime,  el Conquistador.  

 Tuvieron a DON MARTIN ABARCA DE BOLEA y CASTRO que se casó dos veces, una con ANA FERNÁNDEZ De HEREDIA  y De HIJAR, con la que tuvo como descendiente a LUIS ABARCA de BOLEA, que escribió el libro “El genio de la Historia”, en Zaragoza y otra con ANA MUR del PALLARÉS, que tuvo, entre otras hijas, a Ana Francisca ABARCA DE BOLEA Y MUR,(1602-1680) que fue escritora en aragonés y en castellano y fue Abadesa del Monasterio de CASBAS.

En 1719 apareció Don PEDRO PABLO ABARCA DE BOLEA, además de poseer los títulos anteiores, fue CONDE DE ARANDA y murió en 1798.

En 1631, aparecen en el Censal de Siétamo, vecinos de Siétamo y el marqués de Torres y Barón de la Baronía de Siétamo Don Martín Abarca de Bolea. Parece que en tanto vivieron el Conde de Aranda y sus antecesores, se vivió en paz, alterándose ésta después de la muerte de Pedro Pablo Abarca de Bolea.

Y como escribe Severino Pallaruelo : “Cerca de Barbuñales había lugares señoreados por nobles de título que vivían en palacios grandes amueblados con esmero. Albergaban en sus ricos caserones cuadros con retratos de antepasados, terciopelos, damascos  y rasos. La casa de Azara de Barbuñales  estaba bien relacionada con los marqueses, los condes y las dignidades eclesiásticas. En Siétamo, no lejos de Barbuñales, alzaba sus muros de arenisca dorada el palacio de los Condes de Aranda (Marqueses de Torres, Barones de Clamosa, de Siétamo, etc, etc….), amigos de la casa de Azara. Un tío de María Ana( única hija entre varios hermanos de casa Azara),era canónigo en la catedral de Huesca. Cuando iba a visitarlo , pasaba por Siétamo. Se detenía en el palacio de los condes. Admiraba los salones. Allí había libros y estampas, telas exóticas y muebles hermosos: todo el lujo tranquilo y claro, confortable y pulcro que promovían los ilustrados del siglo como ambiente donde desarrollar tertulias razonables, conversaciones interesantes y debates sobre la felicidad del género humano, conseguida por medio del desarrollo de la inteligencia y de la riqueza”· Yo recuerdo mis visitas al Castillo –Palacio cuando estaba próximo a cumplir los seis años de edad. Se subía por unas grandes escaleras de piedra y en lo más alto, como ayudante de mi tío José María, mirábamos los nidos de las palomas. Me decía mi tío que cuando llegaba el invierno, se quitaban los huevos para que las palomas no sufriesen buscando la poca comida que se encontraba en tal estación. Acabada la vida del Conde de Aranda, compraron mis abuelos el Castillo. Llegaron a vivir en el Palacio hasta diez familias, de las que la última, ha muerto en la residencia de las Hermanas de los Desamparados. Algún mueble llevaron mis antepasados a casa Almudévar, pero,  para la Guerra Civil, los milicianos quemaron o se llevaron casi todo lo que había. Pero nos quedan una mesa y dos sillas, a las que tenemos un gran cariño, no por su escaso valor, sino por su valor sentimental y por sus recuerdos. Entonces, es decir durante la Guerra Civil se destruía y se robaba y ahora, que estábamos en un periodo de aparente riqueza, se han entregado casas, chalets y automóviles a los ciudadanos, para en este año de 2012, despojarlos de su bienestar. En el año de 1936, quedó el Castillo –Palacio destruido, Luego vino un periodo de aparente riqueza, que hizo perder la conciencia a muchos ciudadanos, que se apoderaron de un corral, cuando estaban presentes los documentos, que garantizaban su propiedad. 

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