martes, 4 de septiembre de 2012

Bellestar


 
Bellestar es una aldea, donde es grato y bello estar. Y desde Huesca se accede por puente pontifical. El puente de los romanos, de la Santeta llamado, vio cortado su camino por el peso de los siglos y el puente de Bellestar, el mismo camino lleva, que no camino real.

Bajo el puente, acomodado, lanza el pescador su caña y cerca, entre los carrizos, un nido de huevos pintos, pone nota de esperanza de nuevas y aladas vidas. Libélulas y mosquitos vuelan sobre la maleza y los gaviones ligeros volando bajo los arcos y con los picos abiertos, voraces los van cazando. Y sobre el dorso del puente van pasando los soldados, “que de Cataluña vienen , de servir al Rey”. Pasaron las diligencias y hoy pasan los autobuses, llenos de seres humanos con sus penas y alegrías. Los niños desde el pretil lanzan piedras en el agua, que hacen ondas concéntricas que se extienden a la orilla, de donde saltan las ranas. Sólo veo el río,río, río y agua, y agua por el mismo río. Puente,  puente, puente: piedras sobre el agua en su devenir y arcos bajo el peso y el paso del hombre.

Hay que tender puentes entre los caminos, hay que tender puentes entre los humanos, por comunicarse y por entenderse. Si al enemigo que huye, se  presta puente de plata, ¡cuánto mejor fuera que entre los amigos, tendieran puentes de piedra!. Los ojos del puente siempre están abiertos y lloran constantes corrientes de aguas; a veces son claras y rozan potentes, otras son bravías, turbias y agresivas, arrastrando troncos y cantos rodados. Los ojos del puente reflejan sus arcos, que son ojivales o de medio punto, sobre los caudales que pasan cambiantes. Hay puentes de un ojo, como Polifemo, hay puentes de dos, como los humanos y los hay de tres,como los lagartos.Multitud de ocelos tienen los insectos, como algunos puentes que cruzan los ríos inmensos, tendidos encima de múltiples ojos. Las aguas del río pasan verticales  a su arquitectura, que sostiene airosa, rutas jacobeas, calzadas romanas y vías de carros.

Mil ojos tiene la noche, que se velan con los párpados nubosos y las nubes llueven aguas, que van a parar al río, que aumentando sus caudales, quisieran velar tus ojos ¡puente!, con sus raudales pluviales.

Tender puentes sobre canales y ríos es obra de pontífices, Y si los puentes son bellos, de artífices pontificios. Y sí, es verdad: que los   puentes son joyas de orífices y de  artífices pontificios. 
 



Cuando yo era un niño de unos ocho años de edad, acudía al Colegio de San Viator, en Huesca. En esta ciudad, entonces, no había piscinas públicas, para que sus habitantes, gozaran en ellas nadando durante sus baños y además desarrollaran los niños y jóvenes, el deporte de la marcha por caminos, cabañeras y veredas. Cuando llegábamos a las balsas de los ríos Isuela, de nombre ibérico, y del Flumen, cuyo nombre pusieron los romanos o a las Albercas de Loreto o de Cortés, nos bañábamos en sus aguas, ejerciendo el deporte de la natación, al tiempo que, unas veces gozábamos de los rayos del sol y otras de la frescura, que proporcionaban los árboles de las riberas.

Los jueves, por la tarde, el Colegio de San Viator, nombre que significa “caminante que recorre las vías y caminos”, se adelantaba a la modernidad, acompañándonos a los niños a caminar y a ejercer el deporte de la natación. Nos juntábamos en grupos los alumnos y caminando, caminando, recuerdo, como algunas veces como los jueves por la tarde, nos conducían al río Flumen, pasando por Bellestar.

¡Qué recuerdos tan alegres y tan tristes, al mismo tiempo, nos producía la excursión, que desde Huesca nos llevaba, por el puente de Bellestar a !a ribera del Río Flumen! . Y allí, una vez acomodados en la verde yerba de las orillas del río o refrescando nuestros cuerpos en sus aguas, veíamos como un pescador, ”bajo el puente acomodado, lanzaba al agua su caña y cerca de los carrizos, se veía un nido de huevos pintos, ofreciendo la esperanza de nuevas y aladas vidas”. Bajo aquel puente, se veían las aguas, no sólo para regar, sino también para practicar el deporte, que se hace al nadar, mientras los pájaros volaban, ofreciendo a los hombres el viajar por el aire, volando, como ya intentaban entonces hacerlo, cerca de Bellestar, en Monflorite, en aquellos primitivos y nobles planeadores, vehículos, que han dado paso a la moderna aviación e incluso a los cohetes, que suben a la Luna. Nos entreteníamos contemplando y meditando sobre aquellas “Libélulas y mosquitos volando sobre la maleza y los gaviones ligeros, volando bajo los arcos del Puente de Bellestar, que van con los picos abiertos y voraces los van cazando”. Pero, “por el dorso del puente, han pasado los soldados”, que en las guerras carlistas, venían desde la Ermita de Bureta hacia Navarra o “ de Cataluña venían a servir al Rey” o en la Guerra Civil, pasó el puente, con cierta frecuencia el escritor de categoría universal Orwell, que decía: “mañana en Huesca entraremos a tomar café”, añorando gozar con la paz , en medio de aquella Guerra Civil, en el Cerco de Huesca. Pero, a pesar de las luchas, siguieron las escenas de paz, porque “los niños desde el pretil del puente, lanzan piedras sobre el agua, que provocan ondas concéntricas, que se extienden a la orilla, de donde saltan las ranas. Sólo veo el río y el agua por el mismo río, ”sobre el puente corre el aire, el puente nos comunica y por debajo, caerán piedras por el devenir de “los arcos bajo el peso y el paso del hombre”.

Ante el peligro de que se vacíen nuestras tierras: ”hay que tender puentes entre los caminos, hay que tender puentes entre los humanos, por comunicarse y por entenderse. Si al enemigo que huye, se presta puente de plata, ¡cuánto mejor sería que entre los amigos, tendieran puentes de piedra, es decir enormes puentes en la autovías, que, como la del Pirineo Central, nos haría europeos!”. “Multitud de ocelos tienen los insectos, como algunos puentes que cruzan los ríos inmensos”. Pero es muy difícil que se alcen los puentes sobre el Pirineo y es precios cavar largos túneles, que serán como puentes subterráneos, que nos unirán Africa con Europa.

“Mil ojos tiene la noche, que se velan con los párpados nubosos y las nubes llueven aguas, que van a parar al río, que aumentando sus caudales, quisieran velar tus ojos, ¡puente!, con sus raudales pluviales”. Pero el Túnel de los Pirineos, será, simplemente un nuevo ojo de la noche, que no podrán velar los raudales pluviales, sino que estará iluminado por la luz, que brotará de los vecinos saltos de agua, que están en los Pirineos.

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