A un amigo mío los animales que
más le gustaban eran los felinos y de estos los gatos. Debía tener afinidad con
ellos pues se llamaba Félix y sus amigos lo conocían por Félix el Gato. En su
casa se juntaban dos, su michino y él mismo. Se miraban mutuamente a los ojos y de esa observación que llegaba a
ser compenetración, sacaban sus consecuencias. Las del michino nunca las
conoció, porque sólo decía miau, pero las de Félix consistían en divinizar al
gato, elevándolo a la categoría de dios, como ya hicieran, en su tiempo los egipcios. Estos
tenían muchas imágenes de bronce de animales sagrados, entre los que se
encontraban los gatos, que se debían ofrecer a los fieles como exvotos, con lo
que se quedaban entusiasmados, ya que aquellos antiguos egipcios se daban cuenta de que aquellas figuras
captaban la identidad de esos felinos, de la que formaba parte su delicadeza
insinuante, ya que eran aristocráticos y exquisitos, y los representaban muchas
veces enjoyados con pendientes y con collares colgando de sus cuellos.
Yo escéptico, le manifestaba
que no creía tal historia, pero él me salía con nuevos argumentos y me decía:
si no crees que el gato es divino, admite por lo menos, que es un señor. Para
demostrármelo, cantaba:"Estaba el Señor Don Gato, sentadito en su tejado,
marramamiau -miau-miau, sentadito en su
tejado. Ha recibido una carta por si quiere ser casado, marramamiau, miau,
miau, por si quiere ser casado. Con una gatita blanca, sobrina de un gato
pardo, marramamiau, miau, miau, sobrina de un gato pardo. El gato por ir a
verla se ha caído del tejado, marramiamiau, miau, miau, se ha caído del tejado.
Se ha roto siete costillas, el espinazo
y el rabo, marramiamiau, miau, miau, el espinazo y el rabo. Ya lo llevan a
enterrar por la calle del Pescado, marramiamiau, miau, miau, por la calle del
pescado. Al olor de las sardinas el gato ha resucitado, marramiamiau, miau,
miau, el gato ha resucitado. Por eso dice la gente: siete vidas tiene el gato,
marramiamiau, miau, miau, siete vidas tiene el gato."
Aquello empezó a preocuparme
porque el pueblo tiene una sabiduría muy vieja y cuando trata de señor al gato,
por algo será, y también porque eso de resucitar es muy difícil y más siete
veces, como dicen que es capaz de hacerlo "el señor Don Gato".
Seguí reflexionando sobre el
tema y caí en la cuenta de que en los pueblos, cada uno tiene llave de su casa
y nadie osa entrar en la ajena, en cambio el gato tiene acceso a todas las
casas del pueblo, pues todas las puertas tienen su gatera. !Por algo será!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario