domingo, 3 de noviembre de 2013

Los Angeles en Huesca

San Miguel

Las Miguelas (Huesca)

Los ángeles citados en el Antiguo Testamento fueron  creados por Dios llenos de felicidad y de gracia, y dentro de  ese estado de privilegio, estaban en una situación de libertad, de tal manera que podían elegir entre el bien y el mal. Creemos, por tanto, que hubo ángeles que quisieron ser como Dios, cayendo en el pecado de orgullo, siendo condenados al fuego eterno del Infierno, y estos ángeles caídos son los demonios o diablos, permaneciendo en el Cielo y al servicio de Dios, los ángeles buenos. El hombre tiene cuerpo y alma; es por tanto material y espiritual y tal vez por estar su alma unida a su cuerpo material, si peca puede ser perdonado y evitar así las penas del Infierno.
Miguel, en hebreo, quiere decir: ¿Quién como Dios?.  Y es que fue él, quien luchó al frente de la milicia celeste contra Satanás, el dragón infernal. Es por tanto San Miguel, el encargado de libertarnos a los que hemos pecado, del dominio de Satanás, ayudado por su espiritual ejército de los ángeles custodios, ya que  cada uno de nosotros, tiene adjudicado un ángel para que nos salvemos. Llamamos ángeles a los componentes del glorioso ejército celestial, del que se dice en el salmo 148: “Angeles y Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades, Virtudes de los cielos, alabad al Señor en los cielos, aleluya”. Son admirables los ángeles porque no tienen cuerpo, son muy inteligentes y son superiores al alma humana, y su destino es tener relación con los hombres para cuidar de su estado sobrenatural.
Se supone que todos los ángeles tienen un nombre, ya que la Escritura, cita el nombre propio de los ángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
Los ángeles son espíritus y por tanto, no llevan alas, ni espadas ni balanzas, pero los artistas humanos expresan con las alas, sus cualidades de desplazamiento, con la espada representan a San Miguel luchando con el demonio y contra el pecado y con la balanza quieren recordar que cuando un cristiano deja la vida, el Arcangel pesa sus méritos y sus pecados, para que pueda  presentarse ante el Tribunal Divino. El Arcángel  San Miguel es representado  como caballero  y amo militar, como San Jorge por la espada con la que corta la cabeza al dragón demoniaco y para ostentar el título de centinela, lo que explica que sus templo s se suelen situar en la cima de los montes, al contrario que los de San Martín (San Martín de la Valdonsera), que se coloca en los lugares escondidos. Algunos, incluso lo representan montando a caballo.
En Huesca el monumento dedicado a San Miguel Aracángel, no está en lo alto de la ciudad, pero hace de centinela cerca de su muralla y su imagen está representada en lo más alto del presbiterio.
En el domingo infraoctava, después de la Epifanía, en el Introito se dice: “Vi a un varón sentado en altísimo trono, a quien adora gran multitud de ángeles cantando al unísono: He aquí aquel cuyo nombre e imperio serán para siempre.(Salmo 99).
En tiempos antiguos, fue San Miguel protector de la Sinagoga, pero la Iglesia, hoy sucesora de sus ventajas y de sus promesas, le tiene también como patrono. Y las Carmelitas de Huesca, que tienen el nombre de Yavéh en su portal y el candelabro de los siete brazos en su claustro, cantan: ”En presencia de los ángeles te cantaré salmos, te adoraré en tu santo templo y alabaré tu nombre”(salmo 137).
En 1619 Fray Diego de Aynsa y de Iriarte, escribe en el capítulo VI del libro ”De las excelencias y antigüedades de Huesca, lo siguiente: ”Parte de esta opulencia y grandeza, conservó aún después de tomada por los cristianos, siendo más populosa que ahora es. Aun se echa de ver en dos templos antiquísimos, como la fábrica de ellos lo muestra bien, que fuera de los muros de la ciudad están: el uno es de San Miguel y el otro de San Ciprián (esta iglesia estaba en Barrio Nuevo), los cuales, como diremos cuando se trate de la fundación de ellos, eran iglesias parroquiales”.  “Y si alguno me dijere que a los portales de San Miguel y de Montearagón no les pondrían los moros estos nombres, cuando los hicieron: Digo que es verdad, pero que los cristianos,  quitándoles los que antes tenían, de los cuales no se halla memoria como de los demás, les pusieron los nombres que hoy tienen, dejando a los otros, los que antes tenían impuestos por los moros”.
En el libro “Huesca y en Pueblo y Paisajes”, escrito por José Luis Acín Pablo, se lee.”A las afueras de la población se levantó la iglesia de San Miguel, popularmente conocida por “Las Miguelas”, antepuesta de dos partes. Una mazacótica torre románica y parte de la nave,del siglo XII y el ábside gótico”.Son los historiadores los que podrían decir la fecha aproximada de la creación de la iglesia de San Miguel. Durante la Guerra Civil de 1936, sufrió mucho, siendo ocupada la iglesia y la casa del capellán por el Ejército. En el convento también se situaron diversos tipos militares, siendo objeto del blanco de cañonazos y de metralla.”Los militares decían a las monjas que tenían la huerta sembrada de bombas”.
Don Damián Peñart escribe en el libro: ”La diócesis de Huesca y la guerra civil de 1936”, lo siguiente: “el 15 de Septiembre de 1936, un proyectil penetró en la iglesia y fue a explotar  junto a la reja del coro, en el momento preciso en que las monjas estaban cantando las Vísperas de Nuestra Señora de los Dolores. La bomba averió gravemente la reja, lanzando hierro a todas partes y destrozó la reja interior de madera, levantando su puerta…La abertura  del proyectil de la reja de hierro la repararon momentáneamente las monjas, colocando el anagrama de la Virgen Santísima, en señal de gentilidad a la Madre, Reina y Señora”. Hoy esa reja la han colocado en la puerta del Cementerio, donde algunas de las monjas presentes en el Coro, cuando cayó la bomba, recordarán aquel milagro. La postguerra fue dificultosa, pues los  cristales de las celdas rotos por la guerra, tardaron diez años en ser restaurados y el frío lo tuvieron que combatir con el fuerte calor de su espíritu.
Está ahora la sociedad pasando necesidades, como las pasaron las monjas de San Miguel, después de la Guerra Civil de 1936 y ellas conformes con Dios, rezarán para que se compadezca del pueblo, para que le “de el Pan Nuestro de cada Día”.

Dicen que el hombre es libre para elegir entre el bien y el mal. Si eligiéramos siempre el bien, no nos vendría el mal, que ahora tiene multitud de hombre y mujeres en paro.

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