Me he encontrado, paseando por la
carretera de Jaca, con mi amigo Pedro Capablo, hombre de cierta edad, pero
inferior a la mía y es un hombre comunicativo y amable. Lo he encontrado paseando
con su perra, a la que llama Lola, en medio de una copiosa lluvia, que si así
continúa cayendo, sobrarán en Huesca, hasta los bomberos. Estaba parado en la
puerta de una hermosa “Torre” abandonada ya hace muchos años, por su entonces
joven y simpático dueño ,que creo se llamaba Jesús. Yo me hablaba con él porque
como veterinario iba a visitarle alguno de los animales a los que criaba y como
era simpático, me contaba su vida, diciéndome, entre otras cosas, que era
montañés y que estaba soltero, al decirle que muchas mozas querrían vivir en
una Torre tan elegante. Porque,
efectivamente al ver ese edificio tan atractivo, se admiraban del buen
gusto de Jesús. Aun, ahora en que ascienden por alguna de sus paredes las
verdes ramas de hiedra y las acarician algunos brotes de algún arbusto que nació casualmente,
una emoción estética, acompañada de tristeza, me invade el espíritu. Delante
está eternamente cerrada la puerta, al menos así me lo parece a mí, pero
en los lados y por detrás, están la tierra y las cuadras y corrales, cercados
por una red metálica, a través de la cual se ve la tierra yerma y todo lo demás
abandonado. Me ha aumentado la tristeza al comunicarme mi amable compañero, que
le habían dicho que el buen Jesús había muerto al arrojarse dentro de un pozo.
Yo me resisto a creer tanta desgracia, porque,
¿quién iba a pensar en tan desgraciado fin como el de un suicidio, en un
mozo que al hablar sólo sabía sonreír?. Si así lo hizo, yo no creo que fuese por falta de dinero.
Pero hoy me he enterado que era un gran amigo de la Bolsa, pues en cierta
ocasión, en Madrid, a donde acudía con
frecuencia le dijo al oscense Informador de dicha Bolsa, Don Juan Antonio
Franco: ya sé que usted sabe mucho de la Bolsa, pero yo todavía, sé más. ¿Murió
por culpa de alguna bajada de la Bolsa o por
alguna causa psicológica de otra índole, que afectase a su espíritu, que
tal vez se sintiera sólo por no tener esposa ni novia, que le alegrase su vida?.
Me voy haciendo viejo o como ahora
dicen, por respeto, mayor y me acuerdo de aquellos de mi edad, que ya murieron
ya hace muchos años. Y pensando en la agricultura y en la ganadería, Jesús fue un adelantado, pero que cesó de ejercer ambas actividades, porque
tal vez, previó lo que iba a pasar con ellas. Hoy día ya no quedan “Torres”
alrededor de Huesca, que estén ocupadas por hombres y mujeres que cultiven la
tierra y sean felices criando animales. Entonces uno piensa: si Jesús se fue
por causas psicológicas, estará allá arriba, gozando de la vida eterna, pero
¿no se marcharía porque veía venir esta época, en la que ya no quedan casi
pastores, porque si alguno queda, está cobrando por cada cordero que vende unas
siete mil pesetas, cuando hace treinta años se los pagaban a ocho mil?. Supongo
que con el trigo cobraría más dinero que
ahora cobran los labradores, por unas cosechas, que cuestan carísimas con los
precios del abono, de los nitratos y de la urea. Jesús, tú has triunfado y nos
has dejado con tu “Torre”, un hermoso reuerdo.
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