miércoles, 27 de noviembre de 2013

“Torre San Urbez”, vieja y elegante

Bolsa de Madrid.

Me he encontrado, paseando por la carretera de Jaca, con mi amigo Pedro Capablo, hombre de cierta edad, pero inferior a la mía y es un hombre comunicativo y amable. Lo he encontrado paseando con su perra, a la que llama Lola, en medio de una copiosa lluvia, que si así continúa cayendo, sobrarán en Huesca, hasta los bomberos. Estaba parado en la puerta de una hermosa “Torre” abandonada ya hace muchos años, por su entonces joven y simpático dueño ,que creo se llamaba Jesús. Yo me hablaba con él porque como veterinario iba a visitarle alguno de los animales a los que criaba y como era simpático, me contaba su vida, diciéndome, entre otras cosas, que era montañés y que estaba soltero, al decirle que muchas mozas querrían vivir en una Torre tan elegante. Porque,  efectivamente al ver ese edificio tan atractivo, se admiraban del buen gusto de Jesús. Aun, ahora en que ascienden por alguna de sus paredes las verdes ramas de hiedra y las acarician algunos  brotes de algún arbusto que nació casualmente, una emoción estética, acompañada de tristeza, me invade el espíritu. Delante está  eternamente cerrada la  puerta, al menos así me lo parece a mí, pero en los lados y por detrás, están la tierra y las cuadras y corrales, cercados por una red metálica, a través de la cual se ve la tierra yerma y todo lo demás abandonado. Me ha aumentado la tristeza al comunicarme mi amable compañero, que le habían dicho que el buen Jesús había muerto al arrojarse dentro de un pozo. Yo me resisto a creer tanta desgracia, porque,  ¿quién iba a pensar en tan desgraciado fin como el de un suicidio, en un mozo que al hablar sólo sabía sonreír?.   Si así lo hizo,  yo no creo que fuese por falta de dinero. Pero hoy me he enterado que era un gran amigo de la Bolsa, pues en cierta ocasión, en Madrid,  a donde acudía con frecuencia le dijo al oscense Informador de dicha Bolsa, Don Juan Antonio Franco: ya sé que usted sabe mucho de la Bolsa, pero yo todavía, sé más. ¿Murió por culpa de alguna bajada de la Bolsa o por  alguna causa psicológica de otra índole, que afectase a su espíritu, que tal vez se sintiera sólo por no tener esposa ni novia, que le alegrase su vida?. Me voy haciendo viejo  o como ahora dicen, por respeto, mayor y me acuerdo de aquellos de mi edad, que ya murieron ya hace muchos años. Y pensando en la agricultura  y en la ganadería,  Jesús fue un adelantado, pero  que cesó de ejercer ambas actividades, porque tal vez, previó lo que iba a pasar con ellas. Hoy día ya no quedan “Torres” alrededor de Huesca, que estén ocupadas por hombres y mujeres que cultiven la tierra y sean felices criando animales. Entonces uno piensa: si Jesús se fue por causas psicológicas, estará allá arriba, gozando de la vida eterna, pero ¿no se marcharía porque veía venir esta época, en la que ya no quedan casi pastores, porque si alguno queda, está cobrando por cada cordero que vende unas siete mil pesetas, cuando hace treinta años se los pagaban a ocho mil?. Supongo que con el trigo cobraría más dinero  que ahora cobran los labradores, por unas cosechas, que cuestan carísimas con los precios del abono, de los nitratos y de la urea. Jesús, tú has triunfado y nos has dejado con tu “Torre”, un hermoso reuerdo. 

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