Amatistas |
Hoy han llegado a Siétamo, los
repartidores de bienestar entre sus habitantes. En el Mundo hay ocasiones en
que el dolor hace sufrir a las personas, pero hay en la Naturaleza objetos de
belleza singular y el hombre y la mujer los buscan, para gozar de esa balleza, contraria
a la miserias de la vida, como la enfermedad, la muerte y el sacrificio que
supone para el hombre y para la mujer, el caminar por el Mundo, navegar y pasar
frío, calor y hambre. ¡Cómo se conoce en el Mundo el Bien y el Mal, pues a las
dificultades descritas que tienen que soportar los seres humanos, se opone el Bien!. El Mal producido cada día por la vida, que
se acaba con la muerte y el Bien que nos hace olvidar los sufrimientos que
tenemos que pasar durante la vida y nos hace gozar con su presencia.
Por ejemplo la vista se alegra al
mirar las amatistas, que la zaragozana ha expuesto sobre su vitrina y estas
amatistas con su color casi morado, que recuerda la Pasión de Cristo y nos
atrae con esas puntas cristalinas, que
se lanzan al aire, como buscando la felicidad.
No sólo goza la vista
contemplando las amatistas, sino que su tacto le hace a uno olvidar las
heridas, que sufren los humanos, cada día, con sus trabajos, sus deudas y sus
pesares.
Las pequeñas torres de selenita,
con su color igual al que enseña la luna por la noche, produce una tranquilidad
en el espíritu, igual que cuando miras por la noche a este tranquilo y bello
satélite. Y mirando esa selenita o al
satélite Selene, olvida la triste mujer, la muerte de sus hijos y la miseria de
la vida, que pasó a lo largo de su existencia.
El cuarzo blanco, revestido por
una capa un tanto oscura, que recuerda
la ropa de aquel pobre, que pasa por los caminos, al abrirse esa capa
ordinaria, parece que quieren asomar al exterior, desde la profundidad de sus
entrañas, unas agujas que intentan multiplicarse, formando una masa de
estrellas de Dadid, brillantes , que alegraban al Rey, quitándole los recuerdos
nefastos.
Pero el hombre es un ser que vive
el Bien y el Mal e imita la belleza de los objetos naturales, creando bandejas
que obtiene limando rocas naturales y en las que aparecen bellas amatistas.Hace
medallas en las que están presentes santos y vírgenes para que la protejan y
otras veces prepara amuletos, de donde le acudan los bienes materiales de la
vida y las alegrías del espíritu.
Pero todo el puesto está
exponiendo flores, que imitan la belleza de las rosas, los claveles, las hojas
de los abetos y de los pinos y que hacen que la Zaragoza, goce por un día, por
lo menos, de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario