Se han escrito cantidad de
libros, sobre la Guerra Civil Española, de la que fue corresponsal Saint-
Exupéry, desde Barcelona, pues necesitaba el dinero que había perdido en 1936,
por su excesivo gasto, cuando era aviador comercial. Empezó su actividad de
corresponsal en Barcelona. Era un hombre que podía analizar las guerras y las
paces en este mundo, porque en aquellos tiempos del año de 1936, él mismo
pilotó su avión a la Barcelona revolucionaria, donde le
pareció reinar una falsa paz, un tanto tranquila. Visitó el frente de Lérida, cerca
de Huesca, pero Paris- Soir lo mandó al frente de Madrid. Escribió unas
crónicas, que publicó desde el verano de 1936 a octubre de 1938. Como acabo de
decir, Antoine de Saint-Exupéry publicó las crónicas de aquella Guerra Civil,
cuando ya se notaba en el ambiente europeo,
la llegada de la guerra contra Hitler.
Este hombre perteneció a la
Nobleza, que ya casi no tenía sentido, pero la nobleza de su corazón, le colmó
de honor. Es más conocido por su profesión de aviador y de escritor, que la
hizo desde la Guerra Civil en España, continuando haciendo la Segunda Guerra
Mundial, volando en aviones de guerra. Tenía un concepto de la
aviación muy poético, en esos tiempos en que la seguridad de la vida, no era
tan fuerte como ahora, lo que llenaba su espíritu de poesía. Fue aviador, pero
su principal objetivo fue la facilidad para conocer el Mundo, desde Francia
hasta Argelia y América, e hizo la Guerra cuando se rompió la Paz en Europa. Pero
su principal actividad en este Mundo, fue
la cultura, pues incluso a la aviación le dio un tono poético, en la Guerra y
en la Paz. Fue matemático, inventor, dibujante, amigo de los animales y
literato que alabó la idea del hombre, alabándolo en su obra literaria “El
Principito”, con la que casi se olvidó la humanidad de las notables facetas que
tuvo, entre otras cosas, como periodista.
Su vida fue muy corta, porque
sólo vivió cuarenta y cuatro años.
Sus crónicas de la Guerra Civil,
no han sido tan conocidas como las obras
de Orwell o de Hemingway, porque su personalidad no comulgaba con ninguno de
los dos bandos. No analizaba tanto como ellos, las ideas políticas. Saint – Exupéry dirigía sus pensamientos a
gran altura, ya que era aviador antes que periodista y cuando volaba por el
cielo de Europa y de Argelia se sentía místico. Con ese misticismo, al fascismo
y el comunismo, los veía como dos sistemas para imponer en el Mundo, una
multitud, no de hombres de espíritu, sino de multitudes de insectos, como las
hormigas, que trabajan, pero que no piensan.
No le preocupaban demasiado los
conflictos políticos, sino que lo que más le hacía pensar era la “misteriosa
vida que el hombre vivía en su fondo”.
Le interesaba más la lucha que se mantenía dentro de sí mismo, pensando en su destino,
que vivir en los conflictos políticos. Cuando volaba por las alturas, pensaba
en la guerra de las multitudes, en que cada hombre está buscando su propio destino. Cuando volaba en
el avión, no pensaba en los conflictos políticos, sino subiendo hacia aquel
cielo lleno de estrellas, se le planteaban los problemas que enfrentaban a cada hombre con su propio
destino. ¿Cómo Saint Exupéry pensaba
alguna teoría que le respondiese del destino del hombre?. Claro que la pensaba
y llegó a tener algún principio de fe, en ella. Le atraía la doctrina
anarquista, pero se desengañó de dicha doctrina, al ver como en Barcelona, le
llenaron el corazón de dolor y su inteligencia de asco, al ver los
fusilamientos que contempló en Barcelona.
Aquel comportamiento no respondía
a teorías políticas, sino al comportamiento de seres inferiores, como las
hormigas, que mataban a sus rivales, sin ninguna consideración, que desde luego no podían hacer. En la Guerra
Civil Española, cada español no luchaba contra sus enemigos, sino contra sí
mismo. En el libro escrito a máquina, redactado por mi primo y que me regaló
ese primo, el Cura Vallés, se ve como unos mataban a sus compañeros de
doctrina. A él lo dejaron huérfano de madre y con un hermano fusilado siendo
casi un niño. Esos parientes de Jesús Vallés, recogieron a su sobrino, pero se
marcharon a Francia, después de hacer una guerra particular, en la que pusieron
dinamita en la ciudad de Huesca. Tuvieron compasión de su sobrino, pero no les
importaba la muerte que producía la dinamita. Parece que los españoles no luchaban contra un adversario, que viniera
de fuera, sino que brotaba de la
superficie de la Nación, contra sí mismo.
Un socialista francés, se
dedicaba a salvar del fusilamiento a los curas perseguidos por los anarquistas,
que al principio le parecieron a Saint-Exupéry, buenos para gobernar. A un cura
lo salvó el anarquista francés en la provincia de Lérida. Yo no sé si salvaría
alguno en la provincia de Huesca, que se encuentra a su lado, y en la que mataron
más sacerdotes que en ninguna otra provincia española. Orwell, el escritor, uno de los mejores que mejor dominó la pluma en el Mundo, estuvo
en la entrada de la ciudad de Huesca y fue herido. Lo trasladaron a Siétamo, de
donde lo llevaron a Cataluña. Yo no sé si salvaría a algún cura de ser fusilado y está claro que
bastante trabajo tuvo para salvarse a sí
mismo, pues, para salvar su vida, escapó a Francia. Un hombre tan noble, y parece mentira se
apuntó al Poum, tal vez porque en esos momentos de dificultades entraba con
facilidad en esa podrida guerra. Yo creo que no salvó ninguno porque en
Siétamo, donde estuvo en el Hospital, fusilaron al único sacerdote de Graus,
del que no se ha tenido noticia alguna Fue fusilado en Siétamo, cerca del río
Guatizalema.
Este año de 2017, ha venido a Huesca un
familiar de Orwell y en el Museo Provincial han instalado una exposición de los
sufrimientos que tuvo que pasar, para escapar con vida de nuestra triste
guerra. Claro está que la inteligencia de Orwell, era superior y no podía
someter su voluntad a pertenecer a un
Partido extremista, pero la locura de aquellos años, le hizo apuntarse, para observar toda la
guerra, que se estaba desarrollando en España. Para poder estar presente en
aquellas batallas, se tuvo que apuntar al POUM o Partido Obrero Marxista.
Estuvo en las afueras de la ciudad de Huesca, dejando de matar algún enemigo,
con el que se cruzaba, pero su espíritu respetaba la vida de los hombres. En
cierta ocasión se encontró en el frente muy cerca de un soldado nacional, pero
no le disparó, porque le dolía la muerte
de un hombre. Fue herido en Monflorite y
llevado al Hospital Provisional de Siétamo y de allí lo llevaron a Tarragona.
El año de 1937, la prensa de De
“Paris. Soir”, cambió el destino de Saint
Exupéry de Barcelona por Madrid. Cerca del Hotel Florida cayó un obús y
todos los huéspedes, se pusieron nerviosos
y las mujeres todas lloraban. Saint
Exupéry, los calmó dándoles un pastel a cada uno. Pero no vió sólo a los
clientes de un Hotel, sino que por el frente, vio como y escuchó como hablaban un soldado de
la República y otro que estaba en una trinchera de los Nacionales y escuchó cómo se despedían, diciéndose: buenas noches, amigo. También me
contaron que en el frente de Aragón, se dieron conversaciones entre, soldados de la República y otros de Franco,
que desde las trincheras llevaban conversaciones amistosas, hasta que tenían
que esconderse en sus refugios.
De estas situaciones, se
desprende que Saint Exupéry daba una
visión humanitaria de la Guerra, pero alejada de la guerra, como se ve en esas conversaciones entre soldados
enemigos, que no se odiaban. Su interpretación del sentido de acabar con esa
Guerra, se debe a una visión humanitaria, separada del problema ideológico. Relataba
hechos guerreros en los que entraba la poesía y eso explica como en el “Pais -Soir”,
su Secretaria se echó a llorar al transcribir uno de sus textos.
Antoine de Saint Exupéry, describió la contienda
española, dando un preludio del Cataclismo Mundial, que estaba llegando a
Europa y el genio de Sant Exupéry desapareció por la mañana del día 31 del mes
de Julio de 1944, en un reconocimiento de Francia y del que nunca regresó.
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