¿Qué te pasa, Felipón, que sacas
tan mala cara?
Es que estoy muy disgustado, porque he tenido
necesidad de entrar en un colegio, y luego no acertaba a dar con la salida.
Y eso ¿qué importancia tiene?
Mucha, porque cuando he
conseguido salir, un chico ha dicho a otros que allí estaban: “ese gacho está
“sonao”. ¡Mira!, así que lo he sentido, me he “rechirau” y de muy mal genio le
he gritado: ”los sonaos” son tu padre y
la madre que te ha parido”. A ver si aprenden educación estos jóvenes de una
vez.
¡Hombre, Felipón, ése no es un
procedimiento muy educativo que digamos!.
Bueno es que yo no he ido a ningún colegio y cuando labraba de mozo
pequeño, el mozo mediano que venía por detrás, cuando hacía un “acierro”, me
tiraba un “torrocazo” a los riñones. Yo,
sin tener estudios, he respetado a todo el mundo y ahora cualquier zagal, tiene
derecho a faltarte; como se crían tan “fartos”, sólo tienen derechos, pero no
obligaciones.
Ten en cuenta que los chicos eran
varios y sólo fue uno que dijo que estabas “sonao”; además no quiso disgustarte
porque lo afirmó, después que habías salido, creyendo que no lo oías. Sus compañeros cuando escucharon los denuestos de su compañero, alumno del
colegio, consideraron buen sociólogo a su compañero. ¡Hombre , ¡pero les
deberían enseñar a guardar mejores modos!.
Desde luego que no costaría mucho
enseñar un poco de urbanidad cuando les hacen estudiar asignaturas tan
prolijas; serían unos muchachos
ejemplares, porque sinceros, nobles y de buenos sentimientos, lo son la
mayoría. Hasta los hay que muestran una gran educación, ya que han asumido el
ejemplo de sus padres y de algunos profesores.
Bien, bien, pero a mí me sigue
doliendo que nos insulten a los mayores, que no hemos hecho
toda la vida más que trabajar, para que los jóvenes de ahora gocen de
bienestar. Además, el otro día, en una calle de Huesca, a una señora mayor se
le reían en sus propias narices un grupo de chicos y de chicas, diciéndole:
“Carroza, gorda la del vestido rosa…”,etc. La buena señora pasó indignada, pero
sin responder a los agravios.
Tú, Felipón, te supiste a defender, aunque de una forma
poco ortodoxa, pero a esta señora,
¿quién la defiende?. Puede ser que el chico que te dijo que estabas “sonao”,
hubiera hecho mejor diciendo que toda la sociedad está un poco sonada.
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