jueves, 20 de abril de 2017

Un poco sonada. (1981)




¿Qué te pasa, Felipón, que sacas tan mala cara?

 Es que estoy muy disgustado, porque he tenido necesidad de entrar en un colegio, y luego no acertaba a dar con la salida.

Y eso ¿qué importancia tiene?

Mucha, porque cuando he conseguido salir, un chico ha dicho a otros que allí estaban: “ese gacho está “sonao”. ¡Mira!, así que lo he sentido, me he “rechirau” y de muy mal genio le he gritado:  ”los sonaos” son tu padre y la madre que te ha parido”. A ver si aprenden educación estos jóvenes de una vez.

¡Hombre, Felipón, ése no es un procedimiento muy educativo que digamos!.

 Bueno es que yo no he ido  a ningún colegio y cuando labraba de mozo pequeño, el mozo mediano que venía por detrás, cuando hacía un “acierro”, me tiraba un  “torrocazo” a los riñones. Yo, sin tener estudios, he respetado a todo el mundo y ahora cualquier zagal, tiene derecho a faltarte; como se crían tan “fartos”, sólo tienen derechos, pero no obligaciones.

Ten en cuenta que los chicos eran varios y sólo fue uno que dijo que estabas “sonao”; además no quiso disgustarte porque lo afirmó, después que habías salido, creyendo que no lo oías.  Sus compañeros cuando escucharon  los denuestos de su compañero, alumno del colegio, consideraron buen sociólogo a su compañero. ¡Hombre , ¡pero les deberían enseñar a guardar mejores modos!.

Desde luego que no costaría mucho enseñar un poco de urbanidad cuando les hacen estudiar asignaturas tan prolijas;  serían unos muchachos ejemplares, porque sinceros, nobles y de buenos sentimientos, lo son la mayoría. Hasta los hay que muestran una gran educación, ya que han asumido el ejemplo de sus padres y de algunos profesores.

Bien, bien, pero a mí me sigue doliendo que nos insulten a los mayores, que no  hemos  hecho toda la vida más que trabajar, para que los jóvenes de ahora gocen de bienestar. Además, el otro día, en una calle de Huesca, a una señora mayor se le reían en sus propias narices un grupo de chicos y de chicas, diciéndole: “Carroza, gorda la del vestido rosa…”,etc. La buena señora pasó indignada, pero sin responder a los agravios.

Tú,  Felipón,  te supiste a defender, aunque de una forma poco ortodoxa, pero  a esta señora, ¿quién la defiende?. Puede ser que el chico que te dijo que estabas “sonao”, hubiera hecho mejor diciendo que toda la sociedad está un poco sonada.

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