sábado, 4 de marzo de 2023

Mi padre escribe sobre el Castillo (1ª Parte)

 


Castillo de Sietamo (Huesca).


Mi padre Manuel Almudévar Casaus, nació en Siétamo, el 28 de Febrero del año de 1885, e hizo su Primera Comunión en Siétamo el día 15 de Abril de 1896. Nació en el siglo XIX y murió  el uno de Julio del año de 1973, del siglo XX.
Vivió en Siétamo con su padre Manuel Almudévar Vallés,  con su madre Pilar Casaus López de Botaya y con sus hermanos, Pilar, la mayor que se casó en Huesca con el farmacéutico Feliciano Llanas Aguilaniedo, que al enviudar se volvió a casar con Teresina, hermana de Pilar. Quedó soltera su hermana Luisa, que fue una persona, que dedicó su vida a hacer felices a todos los que la conocían y a su hermano, también soltero, José María. Vivieron ambos hermanos los últimos años de su vida, en la torre de Casaus de Huesca. Cuidaban el jardín y la piscina y cultivaban un huerto, que les cuidaba un hortelano de Huesca. Yo la vi, en cierta ocasión, cerca de la piscina y al lado de la pared de la finca, gozando de un éxtasis, consistente en contemplar un nido de ruiseñores. Era una persona que amaba a su prójimo,  sobre todo a los niños  y a los animales que embellecían la Naturaleza. Antes de la Guerra Civil vivía con nosotros en Siétamo y yo la veía echar en el gallinero flores de una planta, con la que combatía los “pedilluelos” o piojos de aves, que atacaban a las gallinas.
La Guerra Civil los echó a vivir a Huesca y de la misma forma que encontró en Siétamo la felicidad con las aves de corral,  la encontró en la Torre de Casaus, con los ruiseñores.
Pero Victoria López de Zamora y Lafarga, esposa de mi padre Manuel Almudévar, fue la mujer que unida a su esposo, hicieron feliz la casa Almudévar de Siétamo, hasta que llegó la Guerra Civil de 1936. Llenaron la enorme casa de seis hijos y allí tenían su nido, mi padre y mi madre, hasta que la Guerra de 1936, la vació de aquella familia, que vivían felices cuidando a los niños y niñas la señora Concha, de la que conservo una “esquilleta”, que hacía sonar un pequeño cordero. Pero no sólo conservo el sonido de la campanilla del cordero, sino que conservo aquella expresión que me lanzaba y que yo creo que fue como una profecía de la Guerra Civil,  que iba a llegar y que decía así: “¡Hijo mío “ladrón”, tú serás un ladrón de Gobierno!”.  Y efectivamente, aquella Guerra fue como ladrón del pueblo español, al que acabó de arruinar, de sufrir y de derramar su sangre. La señora Concha, era una mujer rústica, que no había estudiado, pero que se daba cuenta de la corrupción de la Sociedad y le pedía al Señor  “que yo no fuese ladrón de gobierno”, porque se conformaba con el trabajo de su esposo Martín y de las gallinas y de los “conejos chinos”, que criaban en su corral. 
Venida de la Argentina se encuentra en mi casa, una fotografía, que representa la felicidad que pasó mi familia, en ese periodo de vida, en que mis padres formaron el “racimo” de sus hijos. 

En la fotografía que hace muy pocos días, procedente de la Argentina, nos mandaron a Huesca, sale mi madre, con mi hermana mayor Mariví.  En un gran automóvil descubierto, parado en la puerta de nuestra casa de Siétamo,  al lado de la iglesia parroquial y dentro de él y en las escalas, por la que subían mis familiares y otros por sus lados, y se unían en grupo mi madre Victoria,  sentada en uno de esos escalones y sobre sus piernas, abrazaba a mi hermana mayor, Mariví. Allí en el interior del coche y alrededor de él,    estaban también José María y Antonio Almudévar Manzano y Adela, mi padre y mis tíos Teresa, Luisa, José María, que permaneció soltero toda su vida. Sentados en la parte posterior del coche aparece  el abuelo de la Casa de Almudévar,  a saber Manuel Almudévar Vallés y su esposa la abuela Pilar López de Botaya.
“¿Cuántos quedan vivos de los fotografiados en esta escena del año de 1926?. Yo me doy cuenta de que no queda ninguno. En la fotografía sale mi hermana Mariví, y más tarde nacieron Manolo, María, Ignacio, que soy el que escribe este artículo, Luis y Jesús. Yo nací el día 16 de Noviembre de 1930 y mi abuelo y mi abuela murieron a los pocos meses, tan pocos, que yo no me acuerdo de ellos.
Entre aquellos seres humanos, que ya no quedan vivos, pero que entonces estaban celebrando en la puerta de la casa paternal de Almudévar, una fiesta patriarcal. 



Allí se encontraba la dueña del coche, Rafaela Almudévar, casada con Carderera,  y hacía resaltar, con su belleza, el portal de Casa Almudévar y la fiesta, que estaban celebrando espontáneamente. Casa de Carderera de Huesca, ya está desaparecida.
Mi doblemente primo,  el sacerdote ya difunto,  Don Jesús Vallés Almudévar, que había intentado comprar un hermoso retrato  de su pariente Rafaela Almudévar de Carderera, no pudo hacerlo  por su elevado precio,  pero yo saqué una fotocopia en colores de tal retrato, y guardo el recuerdo de una belleza de mi tía Rafaela casada con Carderera, que en el año de 1927, ya participó en la filmación de esa película, llamada: “Al Holliwood Madrileño”.
“El autor de la película llamado Nemesio Soldevila  era íntimo amigo del escritor y gran periodista López Allué y este autor escribió en el Diario de Huesca, el día 29 de Septiembre y luego el ocho de Octubre del mismo año de 1927 del mismo año, un artículo sobre esta película y cita las personas que ahora busca el amante de la Historia de Huesca, mi amigo Garcés”. Silvio Kossti, el año de 1928, un año después de haber participado en el rodaje de la película “Al Holliwood madrileño”, en compañía de su hijo Rafael, al que conocí yo de niño y que era el director de la Central Eléctrica Oscense, que murió.
Pero no siempre se celebraban fiestas, en casa Almudévar, sino que mi padre se preocupaba de la Historia de Siétamo y aparte de escuchar durante muchos años sus conocimientos sobre Don Pedro Pablo Abarca de Bolea y la Familia Azara de Barbuñales y de Siétamo, encontré un escrito suyo, en el que dice que es una Nota sobre el Castillo de los Condes de Aranda, que  eran Marqueses de Torres de Montes y Barones de Siétamo, antes de ser Condes de Aranda. Mi padre, nacido en 1885, en el siglo XIX,  ya estudiaba en Huesca, acogido por casa de Carderera.  En 1926, gozaron mis abuelos Manuel Almudévar Vallés con mi abuela Pilar López de Botaya, de la visita de Rafaela Almudévar casada con Carderera y los descendientes de la  familia de Orús- Almudévar, ´después de muchísimos años, nos mandaron la foto del automóvil de Rafaela”. Cuatro años después, en 1930, el año en que yo nací, murieron mi abuelo y mi abuela.

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