martes, 14 de marzo de 2023

Contraste entre la fuerza de los bueyes y la velocidad de los vehículos de motor




Tengo muchos años, pero todavía me acuerdo de ver parejas de bueyes, tirando del yugo, al que tenían enganchadas sus testas para arrastrar su carro. Podía este carro además de su peso, llevar rodando la carga que le habían añadido, pero los bueyes que lo arrastraban,  tenían fuerza sobrada para hacer circular el peso que llevaba enganchado. Pero lo que no solían hacer era correr con su carro enganchado de sus cuernos. El boyatero caminaba en sus fases de marcha de lo bueyes, delante de ellos, con una larga vara que conducía el mismo al yugo, que unía las testas de los dos bueyes.Hoy, si le preguntas al público, los trabajos de los bueyes y de las mulas, ya no se acuerda de ver labrar a los bueyes, porque su fuerza ya no se ocupa en el campo, ni en los caminos, pues aquellos  “cornudos animales”, ya casi ni existen.Ahora, en el Bar, escuchas a muchos hombres maduros, contar sus rutas por las carreteras y caminos, con vehículos de motor y uno piensa en las diferencias de trabajo, que supone para el hombre, el hacer labrar a una pareja de bueyes y contemplar la dificultad de comparar  la velocidad que llevan los caminos con las carreteras.¡Cómo han cambiado la velocidad y el tiempo que tardaban antes en recorrerlo los hombres andando o montando en asnos, en mulas y en caballos!. Me recuerda la leyenda en que una tortuga y una liebre, se apostaron cuando llegaría antes una de las dos antes a su destino. Ganó la tortuga, que no paró ni un instante de correr por la ruta que se habían propuesto, pero ganó ella, porque la liebre, convencida de su fortaleza corredora, se paró a descansar en el camino y perdió su carrera.

Pero el hombre quiere aumentar la velocidad de sus vehículos y cultiva el uso de las autopistas, que elevan su velocidad por la superficie de la Tierra.

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