sábado, 1 de enero de 2011

El centauro si sale de la Naturaleza, la añora


Para muchos, aquel que no sigue las leyes de la Naturaleza es un monstruo, pero el Centauro no sólo la imita, sino que a veces, parece identificarse con ella, es decir parece que su figura y su comportamiento son los de un individuo humano y equino al mismo tiempo. En lugar de resultar una monstruosidad, parece un milagro el hecho de haberse convertido en un ser único con las virtudes del hombre y del caballo. Cuando converso con el pintor Paco Giral, que plasma en los lienzos figuras arbóreas y taurinas, me llama la atención el ver su amor a los équidos, a los que retrata con admiración por su parte, y además enciende el entusiasmo del que contempla tales retratos, que unas veces “van de carrera”, en tanto en otras cultivan su amistad con los que los montan durante sus paseos; otras veces, también cabalgados por sus caballeros rejoneadores, rejonean a los toros. Además he tenido la oportunidad de contemplar a Paco visitando a su preciosa yegua europea y he comprobado el amor que se tienen mutuamente, pues basta verlos hacerse mutuas caricias, al abrir la puerta de su cuadra. Parece que se encuentran las dos partes de ese Centauro y adivino, que se van ambos unidos por el espacio al mundo clásico, pero al fin lo que ves son sus retratos del caballero Paco sobre su yegua Athena. Los clásicos, convirtieron el amor entre hombres y caballos en la figura del Centauro, en tanto Paco, convierte ese amor en figuras pictóricas. No forma Paco con su yegua un Centauro físicamente, pero constituyen un Centauro de hecho, con su arte; él como pintor y la yegua como modelo y ambos cabalgando por el monte debajo de la Sierra de Gratal. Pero no es Paco Giral sobre su yegua, el único Centauro, que vive en este mundo porque, contemplando y escuchando cierto programa televisivo, me pareció ver a un Centauro moderno, que consistía en un caballo blanco de porte distinguido, montado por un caballero español, vestido con un traje y un sombrero goyescos. Me pareció que había resucitado un Centauro clásico. Y ¿por qué?, por que en una playa de arenas claras, habían colocado un negro piano de cola, al que un artista arrancaba bellas notas, que resonaban en el cielo, en el horizonte, en la playa y que ¡milagrosamente!, escuchaban, al unísono, el caballo blanco y el caballero goyesco. Estos danzaban con elegancia, con arte, con dulzura y giraban el uno sobre el otro, al mismo compás. Al gozar de este espectáculo, me pregunté: ¿quién sería el brujo o el mago que ideó la unión entre el hombre y el caballo?.No fue sólo de un hombre idealista de quien surgió la idea del Centauro, sino que fue de los pobres esclavos, que no disponían de caballos, en tiempos del Imperio Romano, en que a los desgraciados los echaban en los Circos Imperiales, con un trapo entre sus manos, que no alcanzaba siquiera la categoría de capa, para contemplar como los mataban los toros bravos. Allí profiriendo gritos salvajes, como bramidos, la gente los veía defenderse con sus falsas capas, para acabar muriendo. En cambio aquellos que montaban sus caballos, se salvaban de tales atropellos. En la Edad Media el ser caballero era el ideal del pueblo, pues en España en las plazas públicas, se celebraban festivales taurinos, en que intervenían esos caballeros, que alanceaban a los toros, en tanto el pueblo sencillo, tuvo que aprender a torearlos con sus capas, creando la profesión de torero, que triunfa en las Plazas de Toros. Los caballeros siguen apareciendo en dichas plazas sobre sus caballos, como si fueran Centauros. Fueron estos un ideal creado por el pueblo sencillo, que veía en los caballos la salvación de sus vidas. Paco Giral es un miembro del pueblo sencillo y participa en la creación clásica, ya pasada, del Centauro, haciéndolo surgir como símbolo Lo hace con el arte pintando caballos y caballeros unidos en conseguir el bien del pueblo. El es el artista y los caballos sus modelos. Siempre sonríe y se ríe cuando habla con alguno de los mil conocidos que tiene y siempre sueña con pintar caballos, que son como los redentores del hombre Paco no es un centauro físico, pero lo parece cuando miras alguno de sus cuadros, como el del salto con su yegua, con el pico de Gratal al fondo.

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