martes, 4 de enero de 2011

Españolito que al mundo vienes


Cuántas veces hemos escuchado los versos que dicen: ”Españolito que al mundo vienes-te guarde Dios- que una de las dos Españas-ha de helarte el corazón!” Y efectivamente al recordar aquellos, ya viejos tiempos de los años 1936 al 1939, a uno se le hiela el corazón con sus recuerdos, viéndose a uno mismo rodeado de su familia y de sus vecinos, huyendo, al estallar la Guerra Civil, unos a Huesca, otros a Angüés y otros quedando sumergidos entre los tiros y el fuego en su propio pueblo. Aquel día de Julio del año 1936, con mis cinco años de edad, salía yo de casa y al llegar a la calle, mi padre me hizo volver a entrar rápidamente y una vez en el patio escuchamos un brutal estallido, cuya causa he desconocido siempre, aunque hace poco me dijeron que una bala de cañón había caído por detrás de la despensa. Ya no subí arriba, sino que otra vez nos sacaron de casa y fuimos llevados a la vecina bodega de la iglesia. Se llenó de gente y me acuerdo de mi tía Luisa con su delantal con unos amplios bolsillos, que constantemente entraba y salía, porque iba a casa a buscar alimentos y bebidas para la gente que allí estábamos. Me acuerdo de un niño de mi edad que ahí se encontraba con su madre, que le decía : “¡no llores miate a Inacier, que no llora!” y pensaba: yo no lloro pero tengo miedo y lo tenía, porque en toda la mañana y parte de la tarde, se escuchaba un continuo bombardeo, que nunca había oído. Por la tarde, cuando se paró de escuchar ese bombardeo, nos sacaron con lo puesto y nos llevaron, como he dicho antes, al camión, que nos llevó a Huesca. Pero ¡como cada día se engrosaba el número de muertos, unos niños y otros mayores!. El republicano Samblancat de Graus, decía “¡la guerra es el principio de todo mal”, pues las guerras traen malas consecuencias. Y tenía razón porque unos emigraron a Francia y otros a distintos puntos de España y el pueblo pasaba hambre, no como los distintos gobiernos que cuando ocupan el poder, lo reciben como un acto de cortesía. Ahora vuelve el hambre, después de una guerra, no de fusiles sino de poder, de ideas y de dinero y veo niños que están pasando hambre. Estos niños me traen el recuerdo de lo que yo también pasé y contemplo como ahora lo están pasando muchos niños.

Esta guerra, no de fusiles, sino de poder, de ideas y de dinero como acabo de decir, causada por el mundo político, recuerda el trato que Baltasar Gracián le dio en su obra “El Criticón” al político estúpido Andrenio que estaba en una isla con Critilo “que era un hombre héroe, discreto y político, el hombre que nunca combate, sino que gana la batalla con la prudencia”. Pero Andrenio, como he dicho era un político estúpido y “gobernaba todo lo que hay, bajo el instinto del hombre”.

1 comentario:

  1. Que triste Don Ignacio, ver de nuevo hoy como entonces de alguna manera, que la historia se repite. Como ayer, hoy alguien se ha llevado el presente y futuro de muchos niños y jóvenes. Aquellos jóvenes a los que la gente de mediana edad hemos etiquetado de “ni-nis” (que ni estudian ni trabajan). Ellos son nuestras víctimas de las guerras de poder y dinero de la última década que ha desintegrado el tejido socio-económico. Y aún tenemos la desfachatez de llamar a estos nuevos pobres “ni-nis”. Al menos en los años posteriores a la guerra civil, a nadie se le ocurrió llamar “ni-nis” a esos muchachos.

    ¿Qué nos ha pasado? No sé. Quizá como usted bien dice en la entrada llamada “gusanos de seda” hemos sido muchas generaciones las que no hemos cuidado gusanos de seda y de ahí han salido políticos y hombres de poder que, pues eso, nunca cuidaron gusanos de seda. ¡Qué podemos esperar de gente que no es capaz de entender el ciclo competo de la vida! (Nace, toma solo lo que necesites para vivir, conviértete en una mariposa y deja puesta la semilla del porvenir). Esto creo que es la lección de la Naturaleza que usted habla.

    El plástico y la electrónica no deberían de sustituir los juegos de los niños ni el interés por la naturaleza. Yo opino que las cosas de la Naturaleza son cosas buenas que se producen lentamente y los resultados son asombrosos, de esta manera un niño aprenderá a ser paciente. En cambio las cosas de plástico y electrónica los acostumbran a placeres rápidos y efímeros de manera que cuando crecen, ya tienen inserto ése patrón mental.

    Me parece una excelente idea Don Ignacio, plantar moreras en los caminos. Para que los niños no olviden la Naturaleza. Un saludo.


    blastudela@gmail.com

    ResponderEliminar

A Peña Guara (26 de Enero de 1982)

Cañon de Añisclo (Huesca).   Nuestro Pirineo es el más agreste de toda la cadena que también recorre el Sur de Francia, Navarra y Cataluña. ...