Expulsión de los moriscos. |
Yo no soy andaluz, soy aragonés
pero admirador del genio de los andaluces, que están siempre en contacto con la
Naturaleza, como pasa en Jaen, donde “sobre el olivar se vio a la lechuza volar
y volar. Campo, campo, campo entre los olivos, los cortijos blancos”, porque
los andaluces aman lo blanco y blanquean sus casas y sus cortijos cada año, no
como aquí que se blanqueaban las casas, al construirlas, y si alguna se volvía
a blanquear, se tardaba años en hacerlo.
Y a Córdoba la canta Federico
García Lorca en su Canción del Jinete, diciendo: ”Jaca negra, luna grande, y
aceitunas en mi alforja…..Por el llano, por el viento, jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando-desde las torres de Córdoba”. Hasta las torres de la
ciudad, donde se encuentra la Mezquita, pronosticaban la muerte del poeta. ¡Qué
bellas son las palabras con que expresa ese poeta los motivos de su poesía, que
demuestran su amor a las cosas sencillas, que componen la Naturaleza, como la
jaca, los colores negro y rojo, la luna, las aceitunas en su alforja, el llano,
el viento y la muerte, que lo mira desde las torres de Córdoba.
Sevilla, la reina mora sobre las
orillas del Guadalquivir, a cuya torre de la Giralda canta Gerardo Diego: ”Giralda
en prisma puro de Sevilla-nivelada del plomo y de la estrella,-molde en engaste
azul, torre sin mella.-palma de arquitectura sin semilla”. Dentro de ella he
visto bailar a los Seises, con lentitud que parece contraria a los rápidos
movimientos del baile andaluz, pero con suprema elegancia.
En el último terceto alude a los
árabes, que la hicieron reina y dice: ”Resbala el tacto su caricia vana.-Yo
mudéjar te quiero y no cristiana,-volumen nada más, base y altura”. Pero más tarde tu puerto convirtió
Las Américas en veinte repúblicas”.
Y ¿qué pasa con Huelva?, pues sencillamente
Pedro Salinas nos hace soñar con el Parque onubense de Doñana, cuando dice de los
pájaros: “Y son ellos.-fatal plural inmenso, como el mar,- bandada innúmera,
oleaje de alas;-donde la vista busca y quiere el alma-distinguir la verdad del
sólo pájaro,-de su herancia sin fin, del uso hermoso”. El color verde del Parque
de Doñana, aloja en sus praderas, sus balsas y sus bosques a las aves europeas
y a sus propios cuadrúpedos andaluces, como el caballo, el lince y los ciervos,
que pasan juntos el invierno.
Y a Cádiz, ¿Quién podrá cantarle
mejor que Rafael Alberti,en su tierra nacido?. Y además poeta de sus mares, como
demuestra cuando dice así: ”Si yo hubiera podido, oh Cádiz a tu vera,-hoy junto
a ti, metido en tus raíces,-hablarte como entonces,-como cuando descalzo por
tus verdes orillas-iba a tu mar robándole caracoles y algas!. Y ¡Cómo canta
y se divierte Cádiz durante los Carnavales, que preceden a la
Cuaresma!”.
Y es Federico García Lorca, enamorado
de Granada, quien le canta, en la “Baladilla de los tres ríos”, diciéndole: “El
río Guadalquivir-va entre naranjos y olivos.-Los dos ríos de Granada-bajan de
la nieve al trigo….Guadalquivir, alta torre-y viento en los naranjales,-Darro y
Genil, torrecillas- muertas entre los estanques”.
Y así como, en ocasiones, se hace
a sí mismo profeta de su propia muerte, en la poesía que dedica a Málaga, se
constituye también en profeta de la actual condición turística de la ciudad:
“-suntuosa Leonarda.-Carne pontifical y traje blanco,- en las barandas de Villa
Leonarda.- Expuesta a los tranvías y a los barcos.-Negros torsos bañistas
oscurecen- la ribera del mar.- Oscilando concha y loto a la vez-viene tu
culo-de Ceres en retórica de mármol”. Almería es la provincia con clima más
seco de toda Andalucía, donde , como dice Federico en su poesía:”La luna asoma”
: “Nadie como naranjas-bajo la luna llena.-Es preciso comer fruta verde y
helada”. Y haciendo caso a estos versos, de ser la más árida provincia se ha
convertido hoy en un enorme huerto bajo plásticos y regado por el agua de
profundos pozos. Almería ha sabido pasar de la “soleá al gazpacho” y pugna con
Aragón por la declaración en su territorio de un Parque Estepario de tierra
seca, mientras en nuestra también seca tierra,
se lucha por no perder la conversión de sus estepas en huertas monegrinas, que
por desgracia no alcanzarán jamás el rendimiento de la tierra almeriense, con
su cálido clima, pero Almería tiene hoy una lucha con sus inmigrantes, que
colaboran en sus huertos plastificados, pero con su sentido humano y poético, sabrá
vencer y abrir un nuevo porvenir para que los inmigrantes convivan con los
españoles y nos podamos olvidar de terribles tiempos pasados, como ocurrió en
la lucha de las Alpujarras.
He comenzado mi charla diciendo: ”Yo
no soy andaluz, soy aragonés, pero sin embargo, repasando la Historia de Aragón
de Juan Utrilla, leo que un geógrafo árabe, a saber el famoso Aludrí, describe
a Wasqa como “una ciudad de Alandalús, rodeada por dos murallas de piedra y describe
a Zaragoza, como la Saracusta árabe, de sobrenombre Albayda o “La Blanca”, porque
sus murallas eran de mármoles blanquísimos que brillaban como la sal gema, siendo
la capital de la frontera superior de Alandalus.
Y esta afirmación se demuestra
con la existencia, todavía hoy en día, de la monumental Aljafería, donde se
desarrolló una Escuela de Filosofía islámica, más relacionada con el Islam
Oriental que con el de Córdoba (1118) y en la Seo se encuentra el trabajo de la
arquitectura árabe, con sus mosaicos, escritos en su alfabeto árabe.
En Huesca todavía se conserva una puerta de
herradura, de la antigua mezquita, convertida en Catedral tras la conquista por
los cristianos. Todavía no se puede visitar porque está en la parte baja de los
terrenos catedralicios, cerca de la Calle Forment. Don Federico Balaguer me
dijo que cerca del claustro viejo, se encontraban bastantes restos
arquitectónicos árabes, añadiéndome (coloquialmente) que no sabía si quedan
más, porque no ha pasado por ahí desde hace “un siglo”. Quedan fotografías de
restos árabes, como las que sacó Iñiguez, de Madrid y me dijo que haría lo que
pudiese para encontrarlas. Añadió que se podría reparar algún resto árabe, como
en la Seo de Zaragoza, donde tantos restos musulmanes se han reconstruido. Don
Antonio Durán Gudiol decía que poniéndose uno frente a la Catedral, a la
derecha se ve una torre, que debía ser un minarete árabe de la antigua mezquita
de Huesca.
En Huesca se encuentran además, monedas árabes y en la cercana casa de Escar (Torre
Justo), se encontraron vasijas de barro, para atarlas al círculo de una noria, que
al girar las sacaba llenas de agua, que entre otras cosas servía par regar. También se
encuentran jarras para servir agua en las comidas, típicamente morunas. En la
Catedral de Roda se conservan prendas de tejidos netamente árabes.
Según Don Antonio Durán Gudiol se
encuentran en la zona del Pirineo, alrededor de Sabiñánigo, varias iglesias
mozárabes, siendo sus habitantes cristianos que conservaron su fe cristiana en
medio de los musulmanes, sin embargo hay quien dice que dichos templos no son
mozárabes, sino que les atribuye un estilo pre-románico. Sin embargo los
cristianos tenían en Huesca su iglesia mozárabe, donde actualmente se encuentra
la de San Pedro el Viejo, que se debió de deshacer más tarde, para construir la
actual iglesia románica, en cuyo estilo la provincia de Huesca es muy rica. En
Alquezar se encuentra una cárcel que llaman mozárabe.
Así como Huesca es abundante en
el estilo románico, Zaragoza y Teruel lo son en el estilo mudéjar. Los
mudéjares o moriscos eran discípulos del Islam, que vivieron, al principio, en convivencia con los
cristianos de la reconquista y más tarde fueron obligados a bautizarse, motivo
por el que parecían cumplir con las normas cristianas, tratando de ocultar su
fe mahometana, lo que no lograron hacer, hasta que en 1610, fueron expulsados
de España. Conservaron su religión y trabajaron con los cristianos un arte, el
suyo, es decir el mudéjar.
Gonzalo Borrás escribe: ”La
Catedral de Teruel, presenta su nave central cubierta por una extraordinaria
techumbre de madera pintada, que constituye la obra más singular del arte
mudéjar en España, por lo que la Unesco le otorgó el máximo reconocimiento
artístico de Patrimonio de la Humanidad (siglo XIII). Tenemos, por tanto, en
Teruel la “Capilla Sixtina del arte mudéjar”, ”por cuyos frisos pintados va
desfilando toda la compleja sociedad medieval que la hizo posible”.
Entonces, cuando se constituyó
esa sociedad, daba ejemplo de convivencia entre las culturas cristiana, morisca
y judía y de convivencia social, tolerancia religiosa y pragmatismo político. ”Los
adornos árabes eran vegetales geométricos, así como algunas epigrafías en
árabe, como una continuación de los arabescos de la Alhambra de Granada o de la
Mezquita de Córdoba. En cambio las figuras humanas o animales está pintadas
como pertenecientes en general a la cultura occidental”. El valor más importante de esta techumbre de la catedral de
Teruel consiste en la integración en un mismo arte de la ornamentación de los
árabes, con las numerosas imágenes del mundo occidental.
El arte mudéjar vivió su
esplendor durante el siglo XIV y los primeros años del XV ,porque en 1525,se
ordenó a los moriscos que se bautizaran, creándose de esta forma un ambiente de
indisciplina y de odio, hasta que fueron expulsados de 1610. Como acabo de
decir, Zaragoza y Teruel están llenas de
iglesias y de cubiertas de madera de estilo mudéjar, cuando en otras
zonas europeas se desarrollaba el estilo gótico. En Huesca tenemos la
participación arquitectónica árabe en la
parte alta de la torre del pueblo de Nueno, en la iglesia de Alcubierre, en la
de Torralba de Aragón, en la de Montmesa, etc.,etc. En la ermita de la Puebla
de Castro hay una techumbre mudéjar y en la catedral de Barbastro, hace unos
días dicen que salió una de esas pinturas mudéjares.
En Andalucía se dieron fenómenos arquitectónicos, parecidos a los de Aragón, como
me dijo Don Federico Balaguer, por ejemplo el arte cristiano de Abhsum en las
Alpujarras, donde predominaban los musulmanes, a los que se trató de educarlos
cristianamente, elevando iglesias, que luego los mismo moriscos o cristianos
nuevos,en la guerra de las Alpujarras, destruyeron.
Vamos viendo como a lo largo de
la Historia se van dando coincidencias entre Andalucía y Aragón y leyendo al
gran aragonés Costa, vemos como escribe románticamente que los nombres
toponímicos subieron desde Andalucía a Huesca y a Barbastro. ¿Escribiría en
broma o quería aproximarnos con el parecido entre distintos nombres?. En
Andalucía se encuentra el pueblo de Bobastro, donde todavía se encuentran
iglesias de origen preárabe, escavadas en la roca y a Huesca parece ser que le
vendría su nombre del andaluz pueblo de Huescar, dándose el caso de que
Bolskan, que después se transformó en Osca, es de origen vasco, aunque en
Andalucía en la provincia de Granada, se encuentra el pueblo de nombre vasco, llamado
Eriberri.
Pero dejemos para los entendidos
el estudio de estas etimologías, para reparar en la población que nos llevará a
ver la relación entre Huesca y Huescar. Empezamos por Adahuesca, que es la población
que nos llevará a verla. Así pues
Adahuesca, a 41 kilómetros de Huesca es
según el benedictino Tomás Moral una “población moruna, señorial de calles
tortuosas y empedradas, de edificios mudéjares con aire de señorial abolengo en
sus aleros, sus portales y sus blasones de piedra”. ”En ella nacieron las
niñas, luego mártires Nunila y Alodia”. A parte de las tradiciones de la
provincia de HUESCA y de Navarra, Don Antonio Durán Gudiol ha demostrado que estas mártires nacieron en
Adahuesca en el siglo IX, porque lo comprobó en el libro de los Maitines de la
fiesta de las santas, en 22 de octubre, lectura que figura en tres códices del
siglo XIII, de la Catedral de Huesca.” Al parecer se trata de una simple
traducción latina del protocolo judicial del Waliato de Huesca”. Al tratar de
las costumbres que seguían entre sí los cristianos y los árabes, dicen que al
principio vivían unos y otros en paz y confianza y sin embargo vemos como a las
santas Ninila y Alodia las sacrificaron sus parientes moros. Por loa años
824-826, los Banu Qasi, gobernaban la Barbotania y Huesca, estando emparentados con la estirpe
vascona de los Iñíguez, siendo amigos políticos de los Reyes de Pamplona, al
tiempo que tolerantes con los cristianos. Nunila y Alodia eran hijas de un
poderoso musulmán y de una cristiana que las educó en su doctrina. Pero murió
el padre y luego la madre y entonces se fueron a vivir con un tío suyo que era
mahometano y éste intentó por todos los medios convencerlas para que se
hicieran musulmanas. Fueron citadas a Huesca por Zimel, autoridad de dicha
ciudad, que durante cuarenta días trató de convencerlas, pero al fin, cansado, mandó
cortarles la cabeza el día 21 de Octubre del año 851.
Los cuerpos, mandó Zimel echarlos en un pozo, que hoy está
con las imágenes de las santas, pintadas por mi sobrino Feliciano Llanas,
encima de la Plaza del Mercado, pero sin embargo se produjo el martirio de las
niñas, pero no como un ejemplo de persecución, pues el Islamismo y el
cristianismo eran legales en Al-Andalus, sino por abandonar el Islam, religión
a la que se consideraba pertenecían desde que nacieron, ya que los hijos de los
matrimonios mixtos debían ser fieles al Islam. El Obispo Venerio de Alcalá, en
una entrevista que tuvo en el Concilio del año 852, se lo contó a San Eulogio,
obispo de Córdoba, proponiéndose éste, edificar con el martirio de Nunila y
Alodia a toda la iglesia andaluza.
Como consecuencia de este
entusiasmo, se creó la tradición de que el martirio de las dos santas, tuvo
lugar en la zona de Córdoba. Incluso Jiménez Pedrajas ha hecho un estudio
moderno sobre el tema, sosteniendo que en el Códice de Cardeña “ en lugar de “civitate oscense”, debe leerse “civitate
ischense”, y en San Eulogio, en lugar de Osca, se deberá leer Isca, ciudad ésta
que se ha de identificar con Iscar. Según él, Castro Vigeti sería Castro del
Río…. Por otra parte, el cerro de la cordobesa Castro el Viejo, en Torre
Padrones, podría ser también Castro Vigeti. “¡Ay que ver la rivalidad del
Andalus del Norte con la actual Andalucía!”. Y en la misma región, Rafael León
ha patrocinado la tesis de una patria granadina para nuestras santas. ”Rafael
hace renacer una tesis que cuenta ya con una venerable tradición. La Osca
aragonesa tendría su adecuado emplazamiento en la Osca Bética, concretamente en
la localidad granadina de Huescar”. Ya el Padre HUESCA rechazó la tesis con argumentos convincentes e históricamente
comprobables.” El conde de Lerín, a quien la Corona castellana quiso premiar su
fidelidad y los méritos adquiridos en la conquista de Granada, recibió en donación la Villa de Huescar. Al tomar
posesión, llevó del Monasterio de Leyre una reliquia de las Santas, poniendo
bajo su advocación la iglesia reconquistada. Posteriormente el parecido de
Huescar y Osca, unido a un culto plurisecular, hizo todo lo demás”.
¿Cómo pasaron las reliquias de
las santas niñas de Huesca al Monasterio navarro de Leyre?. Sencillamente, porque
ambas zonas eran una misma región vascongada, luchando juntas por conseguir la
independencia y cuando los navarros se enteraron del Martirio, para luchar por
su fe, fueron rápidamente a buscar al pozo las reliquias, que estaban en una zona
dominada por los musulmanes. “ A nuestro modo de ver, sólo Adahuesca presenta
un conjunto coherente de pruebas documentales, una toponimia bastante de
acuerdo con los presupuestos del códice de Cardeña y con el Memorial y una
tradición que se pierde en las sombras de la Edad Media. La coherente identificación
de topónimos es la siguiente: Abosca= Adahuesca; Castrovigeti= Alquezar; Osca =
Huesca; Territorio Berbetanum= Barbastro”, según Tomás del Moral.
Pero no sólo en Granada se tuvo
devoción a las santas, sino que se extendió por otras provincias. Los andaluces
de origen navarro que vivían en Huescar, se vieron en algunas circunstancias
obligados a emigrar, haciéndolo muchos de
ellos a Murcia, y para estrechar entre ellos la amistad debida a su origen, no
encontraron mejor medio que la veneración a las santas Nunila y Alodia. Los
socios de esta hermandad se encuentran en Alcantarilla, Molina y Murcia. Algo
parecido debían formar los andaluces que viven en Aragón y concretamente
aquí, en Huesca. Esta casa de Andalucía
podría organizar excursiones a Leyre, que aunque está en Navarra, lo está al lado de
Aragón y tiene en su iglesia además de
restos, las antiguas reliquias de las santas, las más recientes piezas de la iglesia de la oscense y desaparecida
Tiermas, entre otras. Sería, según Tomás Moral, al mismo tiempo un homenaje y
un acto de hermandad con Granada y con los pueblos de Huescar y otros, a los
que se incorporaron numerosas familias navarras, llegando a crear en ellos un
verdadero hogar de espiritualidad, centrado en la devoción a las santas. Los
Beaumont, condes de Lerín volvieron a Navarra, pero los navarros que se
quedaron en Huescar marcaron un navarrismo inconfundible en aquella segunda
Navarra. Don Tomás Moral en su libro ”Santas Nunilo y Alodia” dice que “el
empeño del condestable Beaumont de querer plasmar Navarra, hasta lo
geográfico…hace que Leyre y la ermita granadina tengan un enorme parecido”.
Y en Navarra no son indiferentes
al tema, pues en Tudela se celebraron las II Jornadas Andalusíes, los últimos
días del pasado mes de Noviembre de 1999.Y si en el libro que he citado se dice
que Zaragoza era la capital norteña de Al andalus, Eduardo Manzano Moreno, científico
de un departamento del Instituto de Historia, habló sobre “Tudela en la
frontera superior de Al Andalus”.
Pero también podrían los miembros
de esta casa de Andalucía, mezclados con los oscenses ir a ver el pueblo de
Adahuesca, donde nacieron Nunila y Alodia y al mismo tiempo visitar el Castro
Vigeti de Alquézar , que está al lado.
Se ha extendido la devoción a estas santas, en Cataluña, con motivo
de la emigración, donde se rinde culto a las santas hermanas en el Monasterio
de Montserrat. También hay devoción a las hermanas mártires en Madrid. Se
encuentran las imágenes de las Mártires además de en Adahuesca y en Huesca, en
Navarra, en Alava, en la Rioja, en Huescar, en Murcia, en Madrid, en Barcelona,
etc., etc. No puedo olvidarme de la Ermita de las Mártires, que se encuentra en
esta ciudad de Huesca y a la que podía esta Casa de Andalucía acudir a celebrar
la fiesta del 21 de Octubre, influyendo para que los oscenses, amásemos más
nuestra historia y arreglásemos aquella colina, donde se alza la Ermita. Volvamos
al padre Moral que dice: “que al tratar de las esculturas andaluzas en las
cuales las de la Ermita oscense han debido tener bastante influencia”, refiriéndonos
a dos esculturas medievales, hoy desaparecidas de las hermanas mártires”. Sigue
Moral con las siguientes palabras:” El
apasionamiento y afán de apropiarse de las santas para su calendario local,
había llevado a los modernos historiadores andaluces a situar el martirio en la propia región andaluza, argumentando que
en esa época los Banu-Qasi que gobernaban en Huesca no desencadenaban persecuciones
religiosas y que San Eulogio sólo incluía en su memorial a mártires del Al
Andalus…pero el mismo santo que desconocía el texto oscense, coincide con éste
en sus líneas fundamentales…excluye del área cordobesa el sacrificio de las dos
hermanas….al afirmar que había de escribir sobre los santos que habían
triunfado en otras regiones, fuera de las cordobesas”.
Puede ser que yo, como San
Eulogio confunda un poco Aragón con Al Andalus, pues después de nombrar todas
las provincias andaluzas, he tenido que seguir con Huesca, Zaragoza, Teruel y
con Navarra, contando así la Historia. Pero no sólo la cuento
yo, sino que todos los textos, que he citado tienen algo también que ver con
esta tierra, donde vivo, es decir la de Siétamo, como aquella de Lorca, que
dice así :”Los cien enamorados-duermen para siempre- bajo la tierra seca“ y en
esa tierra también seca, hay un cementerio moruno, sin pared, que nadie sabía
que allí estaba, con la única señal de estar rodeado de carrascas, pero sin
ningún árbol dentro de él, sin ninguna cruz, pero con las tumbas mirando al sol
saliente, como ocurre en el cementerio, también descubierto hace poco, en
Avila. Y frente al cuarto en que duermo “ se ve la lechuza volar y volar”… por
un ventanal entra la lechuza en la bóveda eclesial y sale por la noche a
extender sus silenciosas alas sobre el olivar del Tapiado, que desde siglos se encuentra debajo de mi
casa. Después de la Reconquista de Aragón, se quedaron muchos moros en sus
tierras, pero a pesar de darse libertad a los conquistados para quedarse, por
ejemplo en Zaragoza “no se pudo impedir que continuas caravanas de musulmanes
abandonaran la ciudad, no sin gran pesar y llanto”. Y en Siétamo, pequeño
pueblo, amurallado y con su castillo, gobernaba un noble, pero servido por
moriscos y al lado de la recta de la carretera N-240, desde la salida hasta el
Barranco, había un pequeño pueblo, llamado Olivito,cerca de Ola, en los que estuvieron viviendo moriscos hasta su
expulsión.
Al apoderarse los cristianos de
pueblos y ciudades, no sólo fueron los aragoneses, catalanes y navarros los que
repoblaron Huesca, sino que también accedieron numerosos francos, que se
dedicaron a ser, principalmente artesanos y comerciantes. ”Pero el Rey Don
Alfonso el Batallador,en 1125,había ya instalado en Zaragoza, en su medio
rural, numerosos mozárabes, traídos por él mismo, en su expedición a tierras
levantinas y andaluzas, de la misma forma en que más tarde, a medida que Andalucía
iba siendo reconquistada, se iba poblando por aragoneses, navarros y otros como
hemos visto con Huescar. Es curioso como en tal población se cantan todavía
jotas, cuyo origen es navarro-aragonés. No somos, por tanto los aragoneses y
los andaluces extraños entre nosotros, sino españoles.
Pero hay cosas que nos hacen
parecidos, pues la influencia árabe duró en Andalucía cuatrocientos años más
que en Aragón pero los primeros reyes musulmanes fuero auténticos viejos
cristianos aragoneses, convertidos al Islamismo. Aunque reflexionando se da uno
cuenta de que esta afirmación, no es exagerada, porque además, hay que tener en cuenta,
que, sin gobernar, los moros estuvieron en Andalucía y en Aragón hasta 1613. Como dice la obra “Saracusta” a principios
del siglo X, aproximadamente la mitad de la población hispano-romana-visigoda
profesaba ya la religión islámica. Estos musulmanes de origen autóctono (muladíes
por tanto), fueron mayoría en la sociedad andalusí. El valenciano Doctor LLiso
Genovés afirma que “los convertidos al Islam entonces dieron origen a toda la
población musulmana de aquella ciudad adscrita, a saber, Huesca”. Por ejemplo
Iñigo Arista, navarro –aragonés, tenia un hermano de madre que fue Rey Moro. ¡Para
que ahora algunos vascos digan que no son españoles!. Por tanto , al principio
de la conquista árabe sus reyes musulmanes y los cristianos eran parientes, en
muchas ocasiones. Cuando he hablado de que las huertas de Monegros no serían tan
productivas como las de Almería, se explica uno como el clima invernal, influye
favoreciendo a Andalucía, en tanto que perjudica a Aragón, pero no sólo en los
cultivos, sino en la forma humana de comportarse unos y otros. Así los aragoneses que procedemos de
la Montaña Pirenáica, somos más lentos en el pensar, somos observadores, vamos
con la cabeza baja, pensando o meditando. El andaluz también es filósofo, pero
tiene más retórica y más gracia y más larga
conversación. Aquí las procesiones son mucho más silenciosas que las andaluzas,
pues al pasar la Macarena por las calles sevillanas, durante la madrugada del
Viernes Santo, se oyen además del contoneo de los costaleros y el alboroto
popular, los gritos de ¡guapa, guapa, guapa!, que emite el pueblo identificado
con la Virgen. El antropólogo Isidoro Moreno atribuye a la Semana Santa
andaluza tres sentidos, a saber, el primero es recordar plásticamente los
hechos histórico-místicos de la Pasión y Muerte de Jesucristo y el dolor de su
Madre la Virgen Santísima; el segundo es
una expresión de protesta ante la “experiencia colectiva de opresión secular “
de los andaluces que se identifican con un hombre, acosado por la injusticia y condenado a muerte por el
Poder y por fin es la representación de la vida y de la muerte, triunfando al
fin la vida, plasmada por la Resurrección próxima y el triunfo de los pasos de
las vírgenes, Y uno se explica fácilmente la reacción de Blas Infante, como
contestación a la miseria , ya pasada, cuando dijo de Andalucía que era “la
tierra más alegre de los hombres más tristes”.
Como hemos visto, aquí las procesiones
son mucho más tristes, son muchos más
silenciosas que las andaluzas, donde los gritos son más frecuentes y rotundos,
y al mismo tiempo son acompañadas por “la saeta balconera” o el aplauso
espontáneo del público. Me acuerdo de la primera vez que oí cantar una saeta en
la procesión tan callada y tan silenciosa del Viernes Santo de Huesca. Ocurrió
en el año de 1946 ó 47. Estaba yo viendo
la procesión en el Coso Bajo, cerca de casa del Fumador, cuando de repente, estalló
la voz de un cantaor que cantando una saeta, me admiró al tiempo que me extrañó,
porque se rompía el silencio de una procesión aragonesa. Pero no hay que tratar
de enseñar nada a los andaluces, porque ellos también tienen una procesión de
absoluto silencio y seriedad pues así se celebra en Málaga la del Sepulcro.
La poesía aragonesa no es como la
andaluza, sino más triste, pues si moría una persona, sus familiares se ponían
de luto, que algunas mujeres llevaban ya hasta el fin de sus días. Esta afirmación
es exagerada pues el luto, en contraste con el blanco de los cortijos, también
se llevaba en Andalucía.
Eso de poesía triste se explica, en parte, por las letras populares de la Jota,
tan cortas, de sólo cuatro versos de ocho sílabas tan sólo, pero con sentido, com
aquella que ya tendrá cerca de cien años y que dice así: ”Para qué ponen leones- en la puerta del
–congreso, si para robar a España-sobra con los que hay adentro”. En cambio la
poesía andaluza, tanto la popular como la más pura lírica, es más prolongada y
más repetida y más adornada con los cantes jondos. Porque el cante jondo fue el
principio del flamenco, que se cantaba acompañado de las palmas y de bailes
espontáneos, pero la guitarra se enamoró
del cante y lo acompaña. Se dice que su principio está unido a la llegada de
los gitanos a España en 1425, asimilándolo
con las canciones antiguas andaluzas y la influencia que habían recibido de los moros. Son numerosas
las formas del cante, por ejemplo las bulerías se acompasan con palmas, las
tonás se cantan sin acompañamiento musical, los fandangos se acompañan con
castañuelas, el cante de las penas, a saber las seguiriyas, las soleás, los tangos y los tientos. En el baile los
hombres usan el taconeo y el zapateado, en tanto las mujeres llevan la cabeza
alta, parece que bailan con la cintura, con un continuo y elegante movimiento
de brazos y de manos. Y en Huesca que parece que estas cosas no existen, tenemos
un guitarrista gitano, que sin haber estudiado música, toca de maravilla, habiendo
actuado en esta Casa de Andalucía. Hace pocos días escuché a otro gitano que en
la Plaza de los Fueros cantaba flamenco, con gran capacidad. En 1922, Manuel de
Falla, García Lorca y algunos representantes más de la Generación del 27, montaron
en Granada un concurso para dar a conocer a los cantores aficionados. Ganaron
el “Viejo Tenazas” y Manuel Ortega, conocido
más tarde como Manolo Caracol. El neo flamenco colabora actualmente con el jazz,
con los blues o con el pop. No se acabará jamás.
Del cante jondo dice Antonio
Machado que esas coplas “se cantan y se sienten, nacen del corazón, no de la
inteligencia, y están más hechas de gritos que de palabras…Sólo la costumbre de
cantar llorando, propia de nuestro pueblo es capaz de encerrar
tanta pena y tantos amores en los tercios de una malagueña o en el canto llano
de una seguiriya”.
En el Heraldo de Aragón del 12 de
Octubre de 1946, José Manuel Blecua, señala “la ausencia de lirismo y de
imaginación en el aragonés, el didactismo, el amor a la norma, a la exactitud,
lo ejemplar, lo ético y la claridad; el desprecio por lo vulgar, el predominio de la razón sobre
el color y la metáfora, el ingenio contra la falta de potencia imaginativa y el
amor a la verdad”. El poeta Rosendo Tello “admite como características de la
poesía aragonesa una especial tosquedad en el verso, una ocultación sistemática
del sentimiento, descuido formal y un cierto desgarro afectivo”. Para Manuel
Pinillos “la poesía aragonesa apenas si existe”. Luciano Gracia afirma que
“nuestra lírica arrastra como constantes la reciedumbre de la tierra, el
pesimismo y el dolor existencial”. La poesía aragonesa es una poesía descriptiva, pero llena de sentimientos
encubiertos y como dice RosendoTello “ con un cierto desgarro afectivo”. Así es
la poesía escrita por un hombre de pueblo, llamado Antonio Larraz Barraca, de
Loarre, que vivió en Siétamo, casado con Joaquina Latre Rodrigo:” El oficio del
boyero-es un oficio muy chulo,- toda la semana labran- y el domingo lo
primero._ lo primero es ir a misa- lo segundo es almorzar- y lo tercero es
pensar-donde hay que ir-a hacer mal.-Allá en la huerta del Piojo-hay un alto
panizar,-¡entra royo, entra negro-que allí os vais a fartar!. Nos sacamos la
baraja, y nos ponemos a jugar,- Mora se juega su duro,- pero Labarta un real- y
Moreta el pan de alforja- por no llevar capital”.
Ahora podremos compararla con
otra poesía popular andaluza: “ Yo iba de peregrina- y me cogiste de la
mano-fuimos cortando las flores-que crecen nuevas en Mayo-y me di cuenta enseguida-que
ya estaba enamorada,-Cántame, me dijiste, cántame-cántame por el camino- y
agarrada a tu cintura-te canté a la sombra de los pinos”. Aquí se comprueba el
verso de Don Antonio Machado que dice así: “ Es el sabor popular,-que encierra
todo el saber;- que es saber sufrir, amar,-morirse y aborrecer”.
Ramón J. Sender, al comienzo de su artículo “Sobre poesía
aragonesa”, publicado en el Heraldo de Aragón del Pilar del año de 1977, escribía
textualmente: “ Se habla con frecuencia
de poesía aragonesa. En realidad no hay poesía definible por regiones, sino por
poetas”. De aquí se deduce que la poesía aragonesa contemporánea no se puede
calificar de coherente y menos se puede dividir en generaciones, como los
Labordeta, Tello, Gastón, Ciordia, Cudós……..”
En cambio en Andalucía la poesía
es viva, sentida por el pueblo, con el ritmo de los versos que pronuncia. En la
generación del 27, casi todos sus poetas son andaluces, como Emilio Prados,
Federico García Lorca, Rafel Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel
Altolaguirre.
A esa generación la Crítica la ha
llamado un “nuevo Siglo de Oro” de la poesía española.
Siguiendo la Guerra de 1914, aparece
la Literatura de Vanguardia, con deseo de olvidar los horrores del pasado y
acabando dicha tendencia por el año de 1930, pero coincide este deseo de
olvidar con la depresión económica de Occidente, que obliga a sus artistas a
tomar el arte con otra trayectoria, que hace parecer la generación del 27.
Yo nací el año de 1930, cuando estaba
empezando la Generación del 27, de la cual fueron maestros Ramón Gómez de la
Serna, creador de las Greguerías y Juan Ramón Jiménez, autor de “Platero y yo”,
que dice:” Platero es el nombre general de una clase de burro, burro de color
de plata, como los mohinos son oscuro y los canos, blancos. En realidad mi Platero
no es un solo burro, sino varios, una síntesis de burros plateros”.
Y yo tuve una amiga ,¿se puede
tener un amigo o amiga que no sean humanos?, que era Platera, porque era una
borrica que era de tal color, que vivía conmigo en mi casa del pueblo, ya antes
de la Guerra Civil y gracias a Dios después de ella. Y si Platero caminó
también “fue porque Juan Ramón sacó a Platero por el ronzal hasta la puerta de
la vida”. Y yo le ponía con exagerada frecuencia a mi burra Platera su ronzal,
porque con el fin de montarme sobre sus lomos, para convivir con ella, la
llevaba al abrevadero a beber agua; ella bajaba la cuesta despacio, pero cuando
la volvía hacia mi casa, emprendía un galope veloz, tanto que en cierta ocasión me tiró al suelo,
dejándome una señal en mi cabeza y ella se escapó a la era de casa, para comer
trigo, que por entonces se trillaba. La castigué injustamente y la dejé
bastante tiempo atada con su ronzal al pesebre, pero cuando fui a verla , lo
había roto a mordiscos para ir , no recuerdo si a comer a la era o a beber a la fuente. Yo
todavía tengo su recuerdo en la parte exterior de mi cabeza y sobre todo en su
interior.
Y a caballo en esa burra Platera,
fui a vivir la aventura que voy a relatar. García Lorca, ha sido como un profeta de su muerte, ocurrida en el
año de 1936, como dice en su escrito: ”Poesía es amargura,-miel celeste que
mana –de un panal invisible-que fabrican las almas”. Al tener lugar el
centenario de su nacimiento en 1998, escribí lo siguiente en el mes de Junio,
el de la siega de 1936, en Siétamo: ”Yo tenía cinco años,-Salía el sol por el Oriente,-Brillaba
el horizonte y el cielo estaba azul,- los hombres con pantalón de pana y su
camisa-armados con sus hoces-segaban ,segaban y segaban… Mirábame hacia el monte, y se veía ,- una enorme ventana-con la Sierra hacia el
Norte,como fondo,-olivos al oeste y al Oriente el Pueyo de Barbastro,-y delante
los campos amarillos….-Ingenuamente como niño seguía yo-el movimiento de los pequeños
animales; -cacé un insecto verde y lo guardé, envuelto en mi pañuelo,-el cual
abandoné manchado de color,-de color verde de su sangre verde y me fui a mi casa,-sin
pañuelo, porque mi corazón latía, latía, repitiendo: ¡verde, que no te quiero
verde!,- ¡verde que no te quiero verde” .-Un
segador encontró el pañuelo, porque mi corazón latía , latía, repitiendo
¡verde que no te quiero verde!-¡verde que no te quiero verde!- lo trajo hacia mi casa,-
donde parece que también sonaba, ¡verde, que te quiero verde!. Y en mi casa querían el pañuelo,- como aquí
en la Casa de Andalucía quieren a su bandera blanca,- como mi pañuelo y verde
como el cuco verde.
Y pasó sólo un mes para llegar el
de julio de 1936. Como se expresa García Lorca en su “Huerto de Marzo”, diciendo:
“Mi manzano da a lo verde sus brazos”, yo
también, porque al llegar el mes de Julio, ya nos esperaba el cambio del color
verde por el rojo y el azul. El rojo era de sangre humana y muchos se ponían a gritar:
Rojo ,que te quiero rojo, otros gritaban lo contrario: “azul , que te quiero
azul”.
La luna miraba extrañada la siega, que hicieran los segadores del
pueblo, y quería el color de las mieses amarillas y el color anaranjado de las
naranjas y las flores y el verde de los prados, de las vegas de los ríos y del
insecto verde al que ahora, ya no encuentro pero amo, porque he vuelto a amar
su color verde, representando a esa bandera que vosotros tanto amáis.
¡Pobre García Lorca! , que “En
las gentes iban”, anuncia la profecía de su muerte, cuando escribe: “las gentes
iban a lo verde,- el Otoño venía-amarillo de estrellas,- pájaros macilentos y
ondas concéntricas.- Sobre el cuerpo almidonado,- la cabeza, ¡párate.- corazón
de cera!. Las gentes iban- y el Otoño venía!.-
Yo no era andaluz, pero sentí la
necesidad de dedicar un homenaje a García Lorca, en el aniversario de su muerte
y de su venida a la vida, y mezclando sus sufrimientos y su poesía con los míos
de ¡hace ya tantos años! Y mi pobre poesía, se
la dediqué, aunque es como he dicho pobre, lo que acaban de leer. No soy andaluz pero ¿acaso no siento en mí, como una
influencia antigua del medio ambiente de Huesca que me hace identificarme con
Al –Andalus?.
Al entrar en la Casa de
Andalucía, aparte de la ventanas que pareen ser una modernización de las
clásicas árabes, se encuentra uno, rodeando
la puerta de acceso, un mosaico de formas andaluzas, es decir geométrico,
pensando en sus orígenes matemáticos, como si fuera un signo original y
armónico de belleza. Dicen que la arquitectura árabe, incluidos los mosaicos, da forma al arte abstracto de la religión
islámica, puesto que el arte concreto de las imágenes está prohibido. En las
formas matemáticas, el Islam encuentra la manera de exponer el pensamiento y el
éxtasis místico.
Pero no olvidemos que estamos en Al
Andalus del Norte y en nuestra Catedral, de catorce capillas que la rodean, hay
ocho cuyas paredes e incluso algún altar, están revestidos por mosaicos, seguramente
mudéjares, como ocurre en la –capilla de la Virgen del Rosario de Santo Domingo
y que cuando tengamos la suerte de verlos completamente limpios y perfectamente
iluminados, moverán dentro de nosotros como un vértigo ,que nos hará bien, nos
divertirá con mitos y nos despertará la fe en un mundo invisible, pero bello, de
una belleza total por encontrarse unidas las imágenes occidentales del Altar
Mayor de Forment, con los mosaicos mudéjares.
He comenzado diciendo: yo no soy
andaluz, soy aragonés, pro acabo convencido de que, con tanta belleza rodeando
mi existencia, soy andalusí.
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