Mi hermano Luis Almudévar, que ejerció durante varios años, de Capitán
de la Marina Mercante, navegó por los mares, de puerto en puerto, como se
expresa en su artículo “Divagaciones Toponímicas”, cuando escribe: ”Entre los
países árabes que he visitado por razón de mi profesión, se cuentan entre otros,
Mauritania, República del Sahara, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto,
Arabia Saudita, Kuwait, Irak, Yemen….En
todos ellos llamaba la atención mi apellido y aprovechaba la circunstancia para
preguntar, en todos los ambientes, cuál
era su significado”. Identificaban la palabra Almudévar de su apellido
con la árabe Al-mudafar, Almudévar y
Almodóvar, que equivalen al alto tozal, que se alza en la parte más elevada de la Villa,
donde ahora se contempla un santuario
cristiano y en tiempos de los árabes, se alzaba un castillo guerrero. A su
pregunta sobre el significado de su apellido: ”Las respuestas coincidieron casi todas, en lo
referente a Al-Mudafar, cuya traducción en los distintos países, ha sido: El Conquistador, El Dirigente, El
Vencedor, El Victorioso, El Ganador, El Jefe, El Desenvuelto, El Hábil, El
Astuto, El que esclarece, El que desenreda, El que resuelve rápidamente las
cosas, El que se defiende…..”
Almudévar, el Castillo
- Fortaleza que cumplía todos los adjetivo,
que cita mi hermano, traducido al castellano, quiere decir El Redondo. Así lo
llamaban porque en su cima, está situado el santuario de la Virgen de la
Corona, en un tozal circular, y por ser circular, llaman a dicho tozal la Corona. ¡Con qué
facilidad se traduce la palabra árabe a una castellana, pasando de Tozal Redondo, a ser más tarde la Corona Redonda!.
Escribe Luis que “es mejor echar a volar la fantasía e
imaginar que Al-Mudafar, musulmán o cristiano…. que fue fundador de la Ilustre
Villa que lleva su nombre, la única relación que tenía con “El Redondo” era la
forma de sus “atributos”.
La Historia va
aclarando que uno de los conquistadores de la Villa de Almudévar, no era moro,
porque era bearnés, región francesa del Midi, donde están situadas las ciudades
de Pau y de Olorón. Los bearneses sentían un gran amor a los Pirineos y a las
zonas del Sur, donde fundaron numerosos pueblos, como Santa María de Buil. Se
pusieron de acuerdo con los vascos, los navarros y los aragoneses y se juntaron
en Ayerbe, para conquistar Zaragoza. Pero antes tuvieron que conquistar
Almudévar, con la cual tuvieron conversaciones, pero los musulmanes eran muy
valientes y negaron toda colaboración con los ejércitos cristianos. Estos se
vieron obligados a asaltar la Villa y acabaron con el poder musulmán. Aquí se
ve como a “Uno” de los bearneses, que conquistaron Almudévar y en tal Villa, lo
nombraron Bayle, que tenía como afirma Luis, “atributos” de la misma forma que
el Tozal Redondo, donde colocaron la Virgen de la Corona.
Casi son exactas las
formas del escudo de la Villa de Almudévar, con las del mismo escudo del
bearnés, al que llamaron Almudévar y que
tenía sus “atributos” redondos como el Tozal Redondo, desde donde preside la
Virgen de la Corona. Y de esos
“atributos” de un bearnés, que acabó como Bayle de la Villa, en que nació Pedro
Saputo, personaje de gran sabiduría, creado o descrito por el turolense Braulio
Foz, en 1844, vino al mundo Luis Almudévar Zamora. Nació Luis, en Casa
Almudévar de Siétamo, hijo del caballero Manuel Almudévar Casaus y de la bondad
enorme de Victoria ( López de ) Zamora. Desde Siétamo se divisa la Sierra de
Guara, con el pueblo bañado por el sol en la ladera de dicha Sierra, llamado
Santolaria o Santa Eulalia la Mayor. Y
un poco más al Sur, se divisan Arbaniés y Castejón. De la Casa Calvo de
Santolaria venía tal apellido y de Arbaniés y de Castejón, eran los apellidados
Arnal. De orígenes tan próximos, se enamoraron Luis Almudévar Zamora y María
Pilar Arnal Calvo. Los escudos de armas llevan significados históricos y Luis
tenía en la casa de Siétamo, en la que nació, las Barras de Aragón y María
Pilar en un escudo de su apellido Arnal que se exhibe en Los Molinos de Sipán,
además de las mismas, cuatro Barras, aragonesas, comunes con las de Valencia,
Baleares y Caraluña, se ven volar siete abejas, pertenecientes al “Arnal”, que da su nombre a los Arnales. Este
escudo, como escribo en el Ultimo Molinero “parece no ser de armas, sino de
paz, porque en él, están representadas en piedra, un “arnal” o colmena, de
donde salen unas abejas, que reparten el polen por las plantas herbáceas y los
árboles frutales”. Este escudo se halla en Los Molinos de Sipán y en él se
encuentra una bordura de plata con el lema “Circum longe”. Alrededor de este
escudo, se divisan lejos de él, los numerosos Arnales, que están instalados por
España y América. Esta expresión de los lejanos alrededores del apellido Arnal,
admite que los de Luis Almudévar, esposo de María
Pilar Arnal, abarcan todas las costas
mediterráneas, atlánticas y americanas, como dice el escudo de Los Molinos de
Sipán: “Circum longe”.
María Pilar y Luis, en
ocasiones, viajaron en los barcos, pero al nacerles sus hijos Luis, Marina y Natalia, vivieron en Bilbao,
mientras Luis daba vueltas por los mares. El amor de Luis a su esposa Pilar y a
sus hijos, el pequeño Luis, Marina y Natalia, hizo que se pusiera a dirigir un
puerto deportivo en Bilbao. En tal circunstancia íbamos a verlo a él, a su esposa Pilar y a sus hijos Luisito.
Marina y Natalia. Fuimos al Puerto y trabajaba con los yates e incluso con las
grúas. Pero el lema del escudo de los Arnales, repetía constantemente “Circum
longe”, que en castellano dice: “Que tus alrededores se encuentren muy lejos”.
Y así ocurrió, porque, estando yo en Huesca, me enteré por la radio que alguien
había colocado una estruendosa bomba en el Puerto de Recreo de Bilbao.
Inmediatamente llamé por teléfono a Luis y éste se quedó absorto, porque todavía no se había enterado de la
catástrofe. Efectivamente fue una catástrofe para Bilbao y para Luis mismo, porque con la ruina causada, tuvo que volver a
navegar, por los mares del Mundo.
Ya lo decía el escudo
de María Pilar Arnal:” Circum longe” o que nuestros límites estén muy lejos. Efectivamente
el Capitán de la Marina Mercante, tuvo
que volver a navegar, separándose de su esposa y de sus hijos. He leído una
poesía del “Centro Virtual Cervantes”,
escrito por Ricardo Nieto, que me ha hecho recordar los momentos de tristeza,
que pasarían Luis y Pilar , acompañados por su hijo el pequeño Luis y sus dos
hermanas Marina y Natalia.
Así está escrita la dicha poesía, que dice: ” ¡Señor!
Hoy o mañana…El barco está ya listo- y sólo espera tu orden para poder zarpar;-las
gentes del contorno anímicas se han visto-cogiendo de la playa-las redes y las
velas, tendidas a secar.- ¡Señor, cuando tú quieras!...¿ a dónde irá la nave?-
Lo ignoro, mas tus brazos abiertos siempre están!-Luché, sufrí. Mi vida fue
igual a la del ave-errante y solitaria-que cruza por las olas que vienen y se
van.- ¿ A dónde?... ¿A la lejana estrella que titila-en el espacio inmenso?...
¿Al sur o al septentrión? “
Llega la poesía a un
paraje en que expone el dolor de su marcha, ¿a dónde?: ”No sé, mas mi esperanza
en ti , se halla tranquila:-yo sé que he de encontrarte-en medio de la nube o
en la constelación.-Azul el mar tranquilo; azul también el cielo;-la lona
empieza a inflarse con un breve rumor…-¡Señor, cuando tú quieras, agitaré el
pañuelo-a los que deja el barco-sobre la playa negra del mar y del DOLOR!.
Cuando Luis volvió a
navegar por los lejanos mares, María Pilar y sus tres hijos, estuvieron unos
días en el Pantano de Yesa, y allí acudimos Feli con nuestros niños a levantar
sus corazones.
En aquellas altas
laderas, se acomodaban María Pilar y mi esposa Feli y allí mirando las aguas
del pantano, recordaban aquellas más lejanas,
por las que estaría Luis navegando. Los entonces, todavía niños,
distraían el tiempo, cada uno a su manera. Luis observaba las culebras que le
inspiraban pensamientos misteriosos y comparaba la vida oculta que arrastraban
con la que él, miraba y miraba el “circum longe”, por el que tendría que correr
su vida.
Barquito
regalado por Marina a su tío Ignacio.
Marina mostraba su
nombre a las aguas del pantano, diciéndoles que irían a parar como su nombre,
el suyo propio, en los mares. Marina fue inspirada por el Señor porque le
agradaron y todavía le gustan los cuentos. En el libro “El cuento contao”, que
Marina me regaló el mes de Octubre pasado y que me dedicó con la siguiente
frase: “A mi querido tío Ignacio, el
mejor contador de historias que conozco”
y ella , que con su marido Gabriel, se dedica a la formación de los niños, ha
leído en el libro, que me regaló, lo
siguiente: ”En clave simbólica seguramente nos encontraremos con la advertencia
a los niños de que algún día tendrán que salir de la protección de los padres,
por las razones que sean; esto es, se trataría de prepararlos contra el miedo a
sus adultos. Esta sería la función social y psicológica del cuento (Rodríguez
Almodóvar, 1990). Natalia no ha tenido miedo a sus mayores, sino que los ha
amado, tanto, que parece ser que el Señor se lo ha agradecido, dándole a ella y
a su marido Juanma, un hijo y una hija. El mayor se llama Teo (el nombre de Dios) y ella Emma.
Contemplar la vida
personal de Natalia, ha contribuido a
compartir mi vida con la de mi hermano Luis y la de su querida esposa María
Pilar, con la alegría que les produjeron sus hijos Luis, Marina y la eterna
compañía de Natalia. Porque su compañía no les faltó nunca, cada vez que fuimos
o ellos vinieron a sus orígenes, ella con su figura anatómica igual a la de
María Pilar y con su eterna sonrisa, endulzaba la vida de sus padres y aliviaba
la soledad, que en muchos casos se
apoderaba de su madre. Cuando más me impresionó su persona, fue cuando fuimos a
visitar a María Pilar, cuando ya estaba cerca del “Circum longe” de la vida.
María Pilar sabía que iba a morir y sin embargo se esforzaba en estar con la
alegría que produce la salud, y en
hacernos pasar a Feli y a mí, un período de su transición agradable y Natalia se preocupaba de que su madre fuera
feliz, y que nosotros no sufriéramos ningún disgusto. María Pilar, quiso salir
con nosotros, pero no pudo superar sus
sufrimientos, y vivimos con un dolor interno en nuestros corazones. Luis no
estaba en Bilbao, ni Marina, ni Luisito que estaba en Inglaterra, practicando
el inglés, pero Natalia era para su madre, todos los amores que le iban a
faltar en sus últimos momentos.
Nosotros nos fuimos a
Huesca y a los pocos días tuvimos que volver a participar en el funeral de
María Pilar. Yo estaba en la iglesia, acompañando a su triste esposo Luis, y me
llamó la atención la presencia de numerosos fieles, entre los que se encontraba
la hermana de Palacio de Pertusa.
Aquel hermoso piso de
Bilbao, me pareció que se quedaba triste y con soledad y todos los miembros de
esa familia tan feliz, pensaron en vivir rodeados, no importaba si de una
lejana tierra. Luis pensó en vivir en su tierra natal y con su hija Natalia
vinieron a vivir a Huesca. No estaba sólo, sino que le hacía compañía su hija Natalia y
él se dedicaba a colocar símbolos de la navegación en pequeños armarios con un
cristal delantero, para poderlos contemplar.
Construía barcos, que cuelgan
por diversas habitaciones familiares,
pero hay uno que cuelga en un
Restaurante de Huesa, delante del mostrador del bar, que con su sencillez,
alegra el corazón del que lo ve. No podía ya hacer de capitán en ningún barco, pero soñaba con ellos y los construía. Incluso
sintiendo dolor cuando también él, como
su esposa María Pilar, sentía que se aproximaba el dolor de la muerte. Tenía
muchos amigos, que lo hacían feliz a él, como él mismo los hacía a ellos y cocinaba
preparando meriendas sabrosas, cuya preparación había aprendido en los barcos
en el curso de sus viajes.
En Siétamo encontramos soldados de plomo, ya medio
destrozados, por el juego y por el tiempo y Luis cogió uno de ellos y ahora
está montando su caballo, en una vitrina o pequeño armario expositor. Escribía artículos,
como aquel, en el que aludo, al apellido Almudévar, que están llenos de humor, acompañados por una gran humanidad
Cuando murió María
Pilar, sus restos incinerados fueron llevados al Cementerio por su hijo Luis,
acompañado por toda la familia. Cuando fue Luis el que marchó al “Circum longe”
de la vida, se incineró también su cuerpo y en el panteón de los Almudévar de
Siétamo, permanecen juntos gozando del descanso eterno.
Luis el hijo mayor de
la pareja, marchó de Bilbao a Málaga, donde vive feliz y trabajando y me
dijeron que cuidaba pequeños reptiles, en su casa. Marina, casada con el buen
Gabriel, vive en Zaragoza, donde se preocupa de la educación de los niños,
manteniendo un recuerdo sagrado de sus padres, pues me regaló ya hace años, un
pequeño barco de vela, que conservo junto con el soldado de plomo, que arregló
su padre. Natalia, que mientras vivió su
padre, en Huesca, no lo abandonó, hizo como los demás hermanos, es decir el
“circum longe”, marchándose a Madrid y después de casada con el buen Juanma, se
trasladó a Barcelona, donde trabaja de
abogado con su esposo, también abogado.
Cuando va a Alicante, a convivir con la
familia de Juanma, los niños gozan, unidos a sus abuelos, de su clima y corren
por debajo de los naranjos.
Natalia y Juanma, han
tenido un niño y una niña, que igual que Natalia quiso hacer felices a sus
mayores y a sus hermanos, ahora está gozando con su marido, tratando de hacer a
sus hijos, completamente felices. Y felices los contemplé en la última visita
que nos hicieron en Siétamo, porque con un temperamento equilibrado y un buen
humor constante, me hicieron identificarlos con su madre Natalia y con su padre
Juanma, y recordar el temperamento de sus abuelos.
Teo, es un nombre
griego, que recuerda la presencia de Dios, porque se da uno cuenta de su
discreción, su simpatía y su sociabilidad, porque enseguida se pone a jugar al
fútbol con sus compañeros. Ama a los animales, lo que recuerda a su tío Luis,
que ama a los reptiles y a los pájaros. Parece mentira que un niño tan sólo de
unos cuatro años, sea tan feliz en la Naturaleza.
Su hermana es todavía
más niña y posee un nombre de origen germánico, que forma parte de otros, como
el de Ermenegilda. Hubo una reina inglesa, que se llamó Emma. Este nombre que
tiene un poder universal, como el que poseen las palabras “Circum longe” del
escudo de su madre y en las palabras que su abuelo Luis, cuyo apellido
Almudévar, en los países de origen árabe, quiere decir el conquistador, el
dirigente, el vencedor, el victorioso, el ganador, el jefe, etc., etc. Tiene el
nombre de Enma un significado inmenso, pero yo creo que no es un poder
terrenal, sino un poder social, amistoso, que conmueve los corazones, como lo
hace el de su madre Natalia.
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