Manolo Calvo tiene cincuenta y
ocho años y pasó gran parte de su niñez en Siétamo, desde los cuatro años hasta
los nueve, cuando a su padre, guadia civil, lo destinaron a Huesca. Su padre
era rubio en su edad juvenil y Manolo Calvo salió rubio platino, aunque ahora, después
de haberse tornado moreno, le aparece la parte de la cabeza, plateada, porque su enorme calva recuerda una
pista por la que resbalan las ideas. Su voz recuerda el sonido, como grave, que producen los oradores, unos cuando predican y
los políticos cuando lanzan sus consignas al pueblo. Saliendo de clase, un
profesor lo cogió por el hombro y le dijo: tienes una voz muy fuerte, pero un
poco venenosa. Manolo no se calla nunca, le gusta decir verdades, aunque con
esa actitud le aumentan los problemas. Su madre ya le decía: el que dice las
verdades, pierde las amistades. Es Manolo
muy hablador y en una ocasión se puso a hablar en un bar y entró en él,el
alcalde de Huesca, pero él siguió hablando. Entonces alguien le dijo que
callase y él exclamó: ¡los bares son un foro de opiniones!. El comprobó, como
le decía su madre, que el que dice las verdades, pierde las amistades, porque
lo echaron del bar.
Tiene muchos recuerdos de su
niñez, pasada en Siétamo y esta niñez le ha dado recuerdos para pasar la vida
en la capital oscense.
Su recuerdo más impresionante, le viene de una vez, que iba en una procesión
por la Paul, entonces un simple camino sin pavimento, formando con los
monaguillos parte de una procesión, presidida por el cura, don Alejandro y
secundada por el sacristán Antonio
Bescós, conocido como Trabuco. De pronto Trabuco se paró y se quedó extasiado mirando al cielo y los
fieles pensaban si miraba a la luna, cuando se dieron cuenta que su atención la
dirigía a una gran Cruz de ángulos rectos, de color un poco más oscuro que la
luna. Y entonces los fieles con tal visión, se quedaron extasiados mirando al
cielo para contemplarla, pero continuaron dando sus breves pasos
procesionales, por la Paul, que ahora llaman la Arboleda. Me dice Manolo que
entre otros testigos está el vecino mío de Siétamo, Rafael Ciria Bruis, que iba en la
procesión de compañero, de Manolo y vestido como él, de monaguillo.
Cuando terminó la procesión, su
padre y su madre, se retiraron al cuartel de la Guardia Civil, donde, estaba en
aquella fecha, de puertas, un joven Guardia Civil, llamado Rafael Campos
Martínez, que durante la procesión también había visto la Cruz de ángulos
rectos, sobre la luna. Se estaba preparando para ingresar en la academia
General Militar de Zaragoza. Ingresó en la Academia y llegó a ser General de la
Guardia Civil. Algunos dicen que su fe en la Cruz, le dio la ocasión de llegar
a ser General.
Al día siguiente el Observatorio
Meteorológico de Monflorite, dijo que aquella Cruz estaba formada por gases. Manolo
impulsado por su continua afirmación de verdades dijo que los gases no hacen ángulos rectos. Manolo
ante aquella experiencia mística de la aparición de la Cruz, se decidió a
ingresar en el Seminario de Huesca.
Este caso recuerda lo que ocurrió
en la guerra entre los romanos Constantino y Majencio, el año 312 d.C., cuando el emperador Constantino, iba a luchar en una batalla en
que se jugaba el porvenir del Imperio Romano. En aquella batalla apareció una
gran Cruz blanca sobre fondo de púrpura, en el cielo, con una leyenda que
decía. In hoc signum, vincis, que quiere decir “con este signo vencerás”.
Estaba Magencio acorralado en el puente Milvio, sobre el río Tiber el 27 de
Octubre del año 312.Miró al cielo y vio la señal de la Cruz, con su leyenda “In
hoc signum vincis”. Se acabó la batalla y empezó a extenderse el cristianismo por el Imperio Romano. Magencio
fue arrastrado por el río Tiber y Constantino recibió cuando iba a morir, el
bautismo. “Constantino fue advertido en sueños para que grabase en los escudos
de sus soldados, el signo de la Cruz y grabó el nombre de Cristo en los
escudos”. Siétamo hizo lo mismo, colocó una Cruz camino de Castejón, otra en el
centro del pueblo, en la Plaza Mayor y una tercera la Cruz de San Pedro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario