Sierra de Alacon (Teruel) |
Albalate del Arzobispo (Teruel) |
El pueblo de Alacón, se encuentra
en la Zona Minera de Andorra –Sierra de Arcos, a unos 702 metros de altura, al
noroeste de Teruel y su ambiente ya no recuerda la zona minera, sino un paisaje
serrano, que recuerda los tiempos primitivos, porque en él, se encuentran
pinturas rupestres. Hay restos de poblaciones ibéricas y monumentos de origen árabe. El Parque Cultural
del Río Martín, ofrece un abrigo rupestre y en él se ve la diferencia entre el
aspecto impresionante del Barranco del Mortero, que se encuentra en Alacón, con el aspecto también rústico de Albalate del
Arzobispo, pero con más tierra cultivable. Alacón
está incluido en el Parque Cultural del río Martín, río éste, que
desemboca en el Ebro, pero hay diferencias entre la parte alta ,donde se
encuentra Alacón, que está dominada o más bien se puede dominar el paisaje del Barranco del Mortero, que con
el Barranco de la Muela confluyen debajo del citado Alacón. Entre ambos barrancos fluye una fuente que llena de aguas una
balsa. En esa zona se erige la Ermita de San Miguel. Más abajo se encuentran la
tejería y la balsa de Pulgarillas. Se encuentra por el mismo monte, la ermita de San Roque. A pesar del aspecto
montañés y primitivo de las cuencas de
los barrancos del Mortero y de la Muela, incluyen a esta comarca de Alacón, como he dicho, en el Parque
cultural del río Martín, afluente del Ebro.
A unos dos kilómetros del pueblo
y hacia arriba, se llega a la planicie del Borón y allí tiene sus orígenes el
barranco del Mortero. Desde aquella altura se va bajando y se ve un abrupto acantilado, por el que en
épocas de lluvia se lanza una gran cascada de agua, que llena una balsa, en la
parte baja. Por aquellas alturas se pueden apreciar pinturas rupestres. Está
aquella zona llena de oquedades y brechas, que dan lugar a que en ellos aniden los buitres,
alimoches, cernícalos y otras aves que
aman la vida, en aquellas rocas. Bajando veremos el Cerro Felio, donde quedan
cerramientos que se usaban para encerrar
por las noches el ganado lanar y cabrío. También se encuentran vallas que
guardan pinturas rupestres.
Por estos terrenos pasó el Cid
Campeador con sus seguidores, conquistando esta tierra, haciéndose camino para la fértil tierra
valenciana. A pesar de su quebrada geografía no se diferencia mucho de la de
Albalate del Arzobispo, como se aprecia en el grupo pictórico que representa el
monte de Alacón y las estrechas fajas de Albalate.
En la zona de la balsa y de la
ermita de San Miguel, se pueden dejar los vehículos, pero si se quiere, se
puede bajar hasta la parte Norte del pueblo de Alacón, donde se puede admirar el trazado de los caminos de las bodegas, que son unas
quinientas, excavadas en la ladera del Norte del pueblo. Si queremos elegir otro camino, tendremos que
tomar el que va desde los lavaderos a la base de la colina, desde el que se
observan las quinientas bodegas, en que se elabora y se conserva el buen vino
de Alacón. En esas bodegas se elabora un vino recio, como el ambiente que rodea
sus bodegas, con sus rocas, sus tumbas primitivas, los corrales en que
encerraban las cabras y las ovejas y las alturas, donde hacen sus nidos los
buitres. En verano el que tiene la oportunidad de probar el vino de Alacón, lo
encuentra fresco, pero en invierno le
sabe más templado. Están las bodegas situadas en terrazas en distintas
alturas y al pie de esa gran muralla se encuentran las eras en que en
otros tiempos se trillaban las mieses. Este camino nos lleva a Oliete, que se encuentra como Alacón en la
Comarca de Andorra- Sierra de Arcos. Próximo a estas alturas se encuentra un
observatorio de aves rapaces, desde el que se puede admirar su vuelo y sus
labores de caza.
Los habitantes de aquel Parque
con pinturas rupestres, tumbas, sepulturas excavadas en la roca y buitres vigilando
desde el cielo, aquellos suelos quebrados, conocieron desde hace muchos siglos,
una suerte de vidas duras y frías, que entraban en la lucha contra un medio, tan difícil,
para vivir su vida. Cuando pasó el Cid por esa Sierra, algún joven hijo de
ella, se marcharía a Valencia a luchar y a gozar de aquel clima mucho más
llevadero que el que sufrían por Alacón. Aquellos hombres luchaban por la vida
con las cabras y las ovejas, que encerraban en aquellas cavernas serranas y más
abajo cultivaban el recio vino, que les conservaba la vida. Pero España siempre
sufrió a causa de las guerras y la del año de mil novecientos treinta y seis,
hizo sufrir a muchos habitantes de su dura tierra, primero en la cárcel de
Teruel al acabar la Guerra Civil, y luego en algún repugnante campo de concentración en Alemania
nazi, en esta caso el de Mauthausen. Algunos habitantes de Alacón y de pueblos vecinos, habían estado por
diversas causas, provocadas por la
política de entonces, que no respetaba la vida de los hombres, en este caso de
sempiterna vida dura en aquellas sierras de Teruel.
Y llegó a mi pueblo de Siétamo,
que también sufrió una época de muerte, para
la Guerra Civil, con un camión preparado igual que una frutería ambulante, un
hombre de unos cuarenta años, natural de Alacón. Se llama Antonio Andrés Matamoros. Su segundo apellido Matamoros ya nos hace ver, que en aquella tierra, se ha
luchado siempre y los antepasados de Antonio, tuvieron que matar moros, como
éstos también mataron cristianos. Era un
hombre alegre, a pesar de los recuerdos de sus antepasados de toda la vida y
con muchas ganas de seguir luchando por
la vida. Hablando de las luchas pasadas en Siétamo y los suyos en Alacón, nos
recitó el siguiente verso: “¡Adiós cárcel de Teruel, cementerio de hombres
vivos, donde se amansan las fieras y se pierden los amigos!”. No se perdieron
todos los amigos turolenses en la Cárcel de Teruel, pero, al ser liberados, emigraron a Francia, donde
tuvieron que luchar contra los invasores alemanes. Andrés me contaba las
aventuras de su tío Daniel Andrés, que fue introducido junto con otros vecinos
y amigos de Alcorisa, de Albalate del Arzobispo, de Calaceite y de todos los
pueblos de alrededor, en el Campo de Concentración de Mauthausen. Tres años
estuvieron encerrados en él. Allí lo pasaban mal, pero un delineante de
Alcorisa y reclutaba con preferencia los turolenses y con ellos iba picando piedras de sillería, que se iban
colocando para delimitar todo el recinto del Campo de Concentración. Sus
cuerpos estaban consumidos por el hambre que pasaban, pero sus espíritus
sufrían porque estaban casi incomunicados con sus familias y con su Patria, ya
que les dejaban escribir cartas que no tuviesen más de veinticinco palabras,
que relatasen solamente asuntos personales. Era cojo , el tío Daniel y no se
sabe si murió en el Campo de Concentración o lo mataron.De todas formas si se
encuentra por la provincia de Teruel alguna carta de uno de estas sufridores
españoles, que la pongan en un museo,en una caja de cristal, para que nos
acordemos del sufrimiento de nuestros antepasados.
Al cabo de tres años los abandonaron los carceleros alemanes y los
liberaron los rusos, después de estar los presos tres días sin atención ni
cuidados y no se escapó ninguno. Habían escapado de España, luego los llevaron
a Alemania y ahora ¿cómo iban a volver a su tierra abandonada de los hombres?.
Desde luego que ya no volvieron a España y se quedaron en Francia. Antonio
Andrés sabe la historia del Campo de concentración, porque aunque sus paisanos
,que allí estuvieron prisioneros, no volvieron a España, algunos de ellos,
después de varios años fueron a visitar su tierra y a sus parientes y paisanos
y les contaron las últimas aventuras de aquellos hombres de la provincia de
Teruel. Teruel y Huesca ¡provincias abandonadas ,en las que quedan pocos
ciudadanos, abandonados por el Gobierno .En Huesca no construyen un ferrocarril
que una a toda España con Europa y en Teruel no lo comunican con por Cuenca con
Madrid. Los turolenses tan trabajadores,
que crían cerdos y por la escasez
de sus tierras, están envenenando la poca tierra con el purín de los cerdos, y
nadie les ayuda en la solución de este problema.
Pero los turolenses saben hacer
llegar al cielo sus quejas, por medio de los tambores y bombos, en la Semana
Santa y los hacen resonar, pidiendo e insistiendo con su voluntad de hierro
aragonesa, para que el Señor y los hombres del Gobierno, no permitan que
desaparezca esa historia dura y bella, de Teruel, que se hace sentimental con
las lágrimas de los amantes de Teruel y la sangre de miles de tamborileros, que
llegan ,en esta Semana Santa, a derramar sangre por sus manos, impulsados por
el amor a su tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario