La Ingeniera Agrícola María Angel Buesa Pueyo, me ha entregado el Programa de la
Exposición de la Indumentaria Altoaragonesa, elaborada por Antonieta Sanagustín
y que se expone en el mes de Abril de 2014. Se nota en esta joven el
sentimiento de cariño que le inspira la obra de Antonieta Sanagustín Ciria, que
ha descrito y ha realizado “un
patrimonio propio inmenso, cientos, miles… de vestimentas por encargo, tanto a
oscenses como a gentes de la provincia y fuera de ella”. La personalidad de
Antonieta en su aspecto de conservadora
de la indumentaria altoaragonesa, ha sido captada de maravilla por esta joven,
que adorna su nombre de Marí- Angel, con
dos apellidos de la misma tierra, a saber Buesa y Pueyo.
A Antonieta, que nació en Graus,
pero que fue hija del Guarnicionero de Siétamo y de la tía de Agustín Ciria, gran labrador de Siétamo; la conozco
desde toda mi vida, primero en Siétamo y luego,
hasta el día de hoy, en Huesca. Tiene noventa años de edad y una
inteligencia despierta, que expresa con
facilidad sus recuerdos y sus pensamientos. Yo, también recuerdo la figura de su padre, con el que Antonieta
vivía en la entrada en Siétamo, viniendo desde Huesca. Eran aquellos otros
tiempos, en que como escribe Mari-Angel “era difícil la posibilidad de
documentarse, investigar y de tener acceso a un conocimiento adecuado y fiable
era complicado”. Yo era un niño muy pequeño, pero me llamaba la atención el contemplar a su
padre, revestido con una blusa, de un corte igual o parecido al que les habían
hecho a los tratantes de ganado, pero su color era más claro, quizá para
distinguir su obra, obtenida del cuero de los animales productores de piel, del
color oscuro de las mulas de aquel entonces. Su padre aspiraba a la modernidad,
pues era representante de las máquinas de la marca alemana Singer. Del carácter persistente o tozudo, en aragonés de su padre, heredó
Antonieta el suyo, pues de la misma forma que luchó su padre, ella, de un
carácter luchador, que como dice Mari- Angel, “le ha llevado a seguir adelante un día tras otro, a
confeccionar prenda tras prenda, hasta hacerse con un patrimonio propio
inmenso”. Cosió y cose desde hace muchos
años y varias épocas, con una misma máquina de coser, que supongo será de la
marca Singer, que representaba su padre. Pasó su vida adornando la de los
altoaragoneses con sus vestimentas típicas, que cosía con y como acabo de
decir, cosiendo con la misma máquina. Recorriendo la sala de Exposición de la
Indumentaria Aragonesa, me ha llamado la atención la fotografía del abuelo de
Antonieta, Agustín Ciria, del que desciende a través de su propia madre. Es un
hombre, según muestra la fotografía, de un aspecto noble y que está
identificado con su nieta Antonieta, porque viste con ropa altoaragonesa y
sobre su testa, se alza un cacherulo elegante, que no es antiquísimo , sino
de la misma época en que vivió.
Antonieta lo tiene tan sobre puesto sobre su testuz, que lo ha repetido
multitud de veces para que lo portaran,
otros caballeros altoaragoneses. A lo largo del tiempo me acuerdo con
frecuencia de un hermano de Antonieta,
que trabajaba en el Banco de Santander y con el que hablaba con cierta
frecuencia. Se parece físicamente el abuelo de Antonieta a su bisnieto Agustín
Ciria, que murió hace muy pocos años. Se parecen físicamente, pero yo creo que
su temperamento sicológico era el mismo en aquel antiguo Agustín Ciria, que en el
Agustín Ciria que yo he tratado, que entre otras cosas tenía la cualidad de ser
de una bondad inmensa. ¡Qué casa tan noble y tan enorme es la de los Ciria de
Siétamo!. Yo me acuerdo de escuchar el sonido del reloj de pared en las
escaleras, cuando hacía sonar las horas
y me acuerdo también del horno de pan, que abría Agustín, pariente de Antonieta, donde las mujeres de Siétamo,
cocían el pan nuestro de cada día. Su viuda, con la que no tuvo hijos, de la
familia Ordás de Arbaniés, murió hace muy pocos días, de una edad de más de cien años, que es lo
que esperamos que Antonieta, con su arte, vuelva a superar los cien años. Allí
en la Calle Alta de Siétamo se encuentra el enorme caserón vacío, pero
Antonieta, en Huesca sigue viva y con “sus
armarios y baúles con las prendas y aderezos confeccionados o proporcionados
por ella”. La casona de sus antepasados está muriendo poco a poco, pues está
deshabitada, pero los colores que
Antonieta ha hecho pasear por Huesca y por sus valles pirenáicos, como Ansó, Echo, Jasa, Tena,
Serrablo, Bielsa, Chistau , Ribagorza y Fraga,
que recibe las aguas de ese Pirineo, y esos colores reparten el cariño que esta
ilustre trabajadora , artista y amante del folklore aragonés, por toda la
Provincia.
Si, aquellos productos que usaba
Antonieta, para vestir a las mujeres, a los hombres y a los niños, del
Altoaragón, procedían de la importación de Francia a España, de “paños de lujo, tejidos de seda, pañuelos,
medias, botones, joyas, las cintas de
seda que hacían las mujeres chistavinas en su atuendo, incluso las semillas de la
planta tintorera pastel, las cuales se adquirían en Toulouse, para ser
empleadas por el Tinte Gavín de Jaca, en las basquiñas”. Sigue Mari-Angel, diciendo : “ La emigración femenina de Ansó
que iba a Francia a trabajar en el servicio doméstico, además de intercambiar o
competir algo con la cultura, para demostrar
las grandes similitudes existentes en la forma de vestir de sus gentes”.
Ha llegado Mari-Angel a demostrar la gran similitud entre los habitantes del
Pirineo francés y los del español y con Toulouse nos demuestra la vida
comercial ,que existía entre los habitantes de ambos lados del Pirineo, es
decir entre el Norte y el Sur. En artículos míos, destaco como Carlomagno
quería unir Toulouse con Zaragoza, de cuya unión , hubiera resultado, al
llegar la industrialización, un gran círculo europeo
hispano-francés. Ahora existe la posibilidad de aumentar la unión entre Aragón
y el Midi francés, pero, han creado la
comunicación entre nacionalistas catalanes y Francia , de la misma forma que
entre vascos y franceses, pero el ferrocarril de Canfranc, está parado ,dejando
a los aragoneses, lejos de los franceses de Oloron y de Pau, que colaboraron en
la conquista de Zaragoza.
Antonieta con su capacidad de
trabajo y de arte, como dice Mari-Angel, “que ha logrado demostrar la gran similitud
entre los habitantes del Pirineo francés y del español”, ha trabajado por el
pueblo aragonés y si todos los aragoneses hubiéramos hecho lo mismo, estaríamos
unidos con Europa y nuestro pueblo, seguiría conservando su indumentaria
altoaragonesa, para cantar a San Lorenzo, que salió de Huesca a la Capital del
Imperio Romano.
La Sociedad reconoce que
Antonieta con su esfuerzo, al que hay que añadir, ”sus manos de bordadora”,
“como la califican quienes la conocen bien”, ha llegado a los noventa años de
edad, “con una vitalidad, que ha demostrado viajando por la región, con su carácter
emprendedor, porque se crece ante las dificultades que se pueden introducir en
sus proyectos”.
A algunos parecerá ridículo que
ofrezca como modelo de la entrada en Europa por medio de un gran ferrocarril de
Aragón, pero , para mí Antonieta , la hija de las familias Sanagustín y Ciria
de Siétamo, es un modelo que si se siguiera en Aragón, no sólo crecería Aragón
, sino toda España.
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