Elena Chazal Playán, escribió el libro de “La virgen de la Carrodilla: de
Aragón a Mendoza (Argentina)” y dice en él: “ Desde Estadilla, un pueblo de la
provincia de Huesca en España, donde tiene sus orígenes el culto a la virgen de
la Carrodilla, os presento este libro que es una muestra de la convivencia e
íntima relación entre pueblos tan lejanos en el espacio como son el aragonés en
España y el Mendocino en Argentina. Y el vínculo lo ha consolidado esta virgen
que tiene en mi país 700 años de historia y alrededor de 200 en Mendoza
(Argentina) a donde llegó a finales del siglo XVIII de manos del estadillano llamado Antonio Solanilla.
Venerada por ambos pueblos, tiene en Mendoza una relevancia especial pues
a ella le dedican la fiesta de la vendimia de gran raigambre nacional y el
Calvario de la Carrodilla, declarado de interés turístico en Argentina. Incluso
existe un vino comercializado con el nombre de la virgen que es en Mendoza
patrona de los viñedos.
¿Cómo comenzó la historia de esta vírgen?. Hay diversas hipótesis:
algunos estudiosos hablan de cristianización de un culto pagano a la diosa
Cibeles que también representaba sobre un carro como la Virgen de la
Carrodilla. Otros hablan de imagen hallada en tiempos de la Reconquista
española( durante la invasión árabe de
España se escondieron muchas imágenes de santos y vírgenes para protegerlas de
creencias contrarias que posteriormente fueron halladas por montes y sierras).
La hipótesis más tradicional y aceptada por el pueblo es la que dice que
la virgen de la Carrodilla apareció sobre el carro de dos carboneros que
estaban trabajando en la sierra de Estadilla, hecho que sucedió a finales del
siglo XIII, según dicen los textos más antiguos.
En el libro se intenta profundizar en todas estas hipótesis con una
visión imparcial, a modo de ensayo antropológico e investigación histórica. En
las páginas del mismo se habla tanto del Santuario aragonés (de su función a
través de los siglos), de su estilo arquitectónico, de los haberes de la
iglesia, como de las fiestas y romerías que tiene aquí en España en honor a la
Virgen de la Carrodilla, todo ello ilustrado con abundantes fotografías que
hacen más amena su lectura.
En la segunda parte se detallan los actos celebrados en Argentina en
torno a esta Virgen aragonesa a la que le dedican allí el himno vendimial
durante las fiestas de la Vendimia. La iglesia mendocina que está situada en
las inmediaciones de Luján del cual ocupa otro importante apartado, en el altar
se encuentra la virgen de la Carrodilla sobre una carreta de los indios huarpes.
También se mencionan los curiosos objetos que forman el museo de la Carrodilla,
entre los que figura un bastón de Paganini.
El árbol genealógico de los Solanilla de Aragón conforma otro capítulo en
el que se enlaza con los Solanilla argentinos con los que me une un
extraordinario vínculo de amistad gracias a este libro que no sólo ha servido
para reencontrar a las familias dispersas sino también para identificarnos más
entre los pueblos y entre las gentes de diferentes culturas, pero de similares
sentimientos y de parecida estética interior”.
Después de escuchar las conmovedoras palabras de ELENA CHAZAL PLAYÁN,
paso a escribir los sentimientos que me produjo llevar a un diplomático
Argentino a venerar en la Sierra a la Virgen de la Carrodilla:
No es Estadilla un lugar para pasar por él apresurados, sino que es digno
paraje, para una larga estada, estancia o estadía. Desde el caudaloso río Cinca
se pasa por huertas de frutales acodados, por prados artificiales y olivares
centenarios para llegar a un pueblo de infanzones donde tienen solar casas como
la de Sichar, auténtico museo de arte y de historia aragonesa.
Desde el pueblo por camino agreste, abundoso en rocas, enebros y romeros,
se asciende hasta la Sierra. Vamos acompañando a un peregrino argentino que en
lugar de conchas y bordón va provisto de cámara y de una doble devoción: a la
Virgen de la Carrodilla y al mundo de la Hispanidad. Cuando avistamos la ermita,
preso de gran emoción, hace detener el coche, para plasmar un retrato de la Ermita
desde lejos. Una vez ante la Imagen se llega a la conclusión de que la Virgen
Serrana, si no tiene más altares que su hermana del Pilar, tiene, en cambio más
coronas que todas las de este mundo, porque parece que el Señor acordándose de
su Madre, derramó alrededor de la Ermita, miles de piedrecillas, cada una con
su corona.
El pórtico está empedrado con guijarros esféricos, que al abrirlos
patentizan coronetas innúmeras, concéntricas,
en homenaje a la madre de Estadilla; de Estadilla y de Mendoza de la lejana
Argentina. Está cuidada la Ermita, a pesar de la distancia y es que los
estadillanos, que progresan en técnica no olvidan la tradición ni su “fabla”
aragonesa.
¡Qué ejemplo le ha dado a Huesca, a cuya Ermita de las Santas Nunila y
Alodia, la rodea el abandono, una náusea de basuras y de huesos profanados!.
Gracias al celo de las autoridades actuales, se está convirtiendo el conjunto
de la Ermita de las Mártires, en un recuerdo divino y al mismo tiempo humano.
El pedestal de la Virgen lo adorna el eje de un carro con sus respectivas
ruedas. Los gauchos en Argentina dicen que cantan del carro: ” porque no
engraso los ejes me llaman abandonao, si a mí me gusta que suenen, ¡pa qué los
quiero engrasar!”.
Eso les pasa a los oscenses con su Ermita, en cambio los de Estadilla y
los mendocinos de la República hermana, cuidan de su Carrodilla, y así fomentan
a un tiempo una devoción mística y una devoción hispánica.
Te envío un Ave María, Virgen de la Carrodilla y mis saludos a todos los
vecinos de Estadilla y al los devotos argentinos, aquí presentes.
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