Cantan los mariachis: “Yo sé muy
bien que estoy afuera-pero el día que me muera-sé que tendrás que llorar.
Llorar y llorar. Llorar y llorar. Ya preveía, el autor mariachi de este rancho,
que el día que se acabara el dinero, tendría la humanidad que llorar. Examinando
los pasajes de esta rancho, se da uno cuenta de que el protagonista del mismo,
es el dinero. Efectivamente, cuando dentro de la Historia, algún gobierno ha
intentado suprimir el dinero, la sociedad las pasó negras y explotó, y tuvieron
que volver a servirse de él. Aquellos gobernantes dijeron que no querían el dinero,
pero todos los hombres pasaron a estar muy tristes, porque el dinero cantaba
sus propias cualidades: ”con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y
mi palabra es la ley-no tengo trono ni reina, pero sigo siendo el rey, ni nadie que me
comprenda, pero sigo siendo el rey”. ¡Qué inteligente es el dinero, que como
nosotros sabe que tiene que rodar y rodar!. Y nosotros no hemos hecho otra cosa
que verlo y hacerlo rodar, unas veces como los automóviles, en épocas de
abundancia, pero otras como la actual, casi no rueda el dinero. “pero
después, le dijo un arriero (al dinero),
que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”, como transmitiéndole
ánimos, para que el dinero siguiera rodando, corriendo o circulando. Y
sigue cantando el mariachi: “Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la
ley”. Ahora casi no queda dinero, pero
el dinero es el dinero, “que hace siempre lo que quiere, pues su palabra es la
ley”. Sigue diciendo: “No tengo trono ni reina, pero sigo siendo el rey”. No
queda ahora dinero, al menos para el pobre, pero él se constituye en el trono y en el rey.” Con
dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley”. El
dinero cuando abunda ayuda al hombre a hacer lo que quiere, y con poco dinero,
no hace todo lo que quiere, porque ya no ayuda al hombre, ya que
tiene que ayudarse a sí mismo. Sigue siendo el rey y su palabra es la
ley. Acaba así el dinero su canción: ”No
tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey”.
Sí, hay que darle la razón al
dinero, porque él es el rey de nuestras vidas, que no son los gobernantes que
dicen que van a arreglar las situaciones económicas. Pero que tales dirigentes
de los Países, no son los reyes del dinero, sino sus esclavos, porque siempre
crean situaciones de pobreza y de miseria y muchas veces haciendo que ruede el
dinero a sus bolsillos, que no son esclavos, como los de sus ciudadanos. En
lugar de ser los reyes del dinero son los corruptores de la sociedad y
convierten el canto del dinero en su propia canción, cuando dicen: con dinero y
sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley. El dinero es
poderoso, pero los gobernantes del mundo que lo gobiernan, corrompen su persona, compuesta de cuerpo y
de alma, para identificar el dinero con su propia persona. Así tratan de convertirse
los dirigentes en seres corrompidos por
el dinero.
El pueblo no entiende esta falsa
filosofía de los que tratan de edificarse con el dinero y el camarero del Bar
al que voy a tomar un cortado, me dijo :”Estamos en un lugar, donde no puedes
salir a la calle, sin dinero, ya que te cobrarán por aparcar en zona azul, te
cobrarán las multas, te multarán si vas bebido y te multarán por manifestar tus
ideas. Esta Sociedad no es la mía, no puede ser justa. Y no puede serlo porque
saluda a los corruptos y llama ladrones a los santos”. Y acaba Antonio, declarando:
“que ésta no es mi idea de un lugar, para poder vivir en armonía con los
demás”.
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