jueves, 23 de enero de 2020

Beato Gregorio Chiribás, nacido en Siétamo.


         
         
Nació Gregorio Chirivás en Siétamo, el día 24 de abril de 1.880. Su padre era Caminero en la carretera de Huesca a Barbastro. Yo ya no pude conocerlo, porque nací en el año de 1.930, en el mismo pueblo de Siétamo y él ya se había trasladado con sus padres a la casilla de camineros de Ariño, entre Barbastro y Enate. En esta casilla enfermó su padre y al poco tiempo murió éste y  muy  pronto su madre.  En estas circunstancias tuvo que trasladarse a casa de unos tíos suyos, también peones camineros. En 1.892. cuando tenía tan sólo doce años, ingresó en  el Postulantado  de los Misioneros de Barbastro e hizo cuatro años de humanidades, marchando a continuación al Noviciado de Cervera (Lérida),donde profesó  el 3 de octubre de 1.897,como Hermano. Yo no lo conocí por nuestra diferencia de edad, pero su martirio es simplemente uno más entre la multitud de martirios que cometieron los que decían ser la parte limpia de aquellas guerrillas revolucionarias en el frente desde Cataluña hasta la provincia de Huesca.

Pero coincidimos en las fechas del comienzo de la Guerra Civil, entre el conjunto de gentes que no tenían gobierno, con los republicanos, que parece ser que no coincidían en nada, pues aquella lucha fue una revolución salvaje de los “anarcos” contra el sentido común. Pues Gregorio Chirivás era un aragonés sencillo, bromista de buen género. Ya escribió sobre este hermano que “Se podía confiar en él por el interés que ponía en lo que se le encomendaba”.
Fue detenido a sus cincuente y seis años ,el día 20 de Julio de 1.936, en su propia comunidad. En ella sufrió vejaciones, simulacros de ejecución, provocaciones por prostitutas, hambre ,sed y soledad. En la mañana del 12 de Agosto de 1.936 lo llamaron a fusilar, acompañado por otros cinco claretianos. Aceptó su fusilamiento con naturalidad, pues “dejó todas sus cosas en el banco donde había dormido, hasta su dentadura postiza. Y bajó al oír su nombre”.
Este fue el sacrificio del Beato Gregorio Chirivás (peón caminero), pero no sólo el suyo sino de todos los sacrificados en Barbastro, en Angüés, en Siétamo, Fañanás  e incluso en Huesca, sin acabar su entrada en ella. Yo recuerdo el sacrificio de la vida de Gregorio Chirivás y de la multitud que fue sacrificada desde  Huesca hasta Barbastro, compañeros del sacrificio de sus vidas por la madre y el hermano del entonces niño Jesús Vallés Almudévar. Jesús se hizo sacerdote y renunció a la canonización de su madre y de su hermano. Gregorio fue beatificado y se puede venerar sus restos en el Convento y Colegio de los Claretianos.
El autor de este beatífico  cuadro, don J. Beruete, escribe:” He querido plasmar al Beato Gregorio Chiribás, Mártír Claretiano de Barbastro (Peón caminero),en la plenitud de su edad-56 años-, con semblante sereno, ojos vivos y penetrantes, que se clavan en el alma y nos hablan de heroísmo y fidelidad a sus ideales cristianos y religiosos. Con la cabeza levemente inclinada, su bondad, y los brazos abiertos, como aceptación sumisa del martirio y dispuesto a perdonar a sus verdugos. Con la mano derecha recibe la palma del martirio, de manos de un ángel. Con la izquierda señala a sus cinco compañeros de martirio. En el fondo, Barbastro. A los pies del Beato, la iglesia parroquial de Siétamo. El color del cuadro simbólico, simbólico en la zona baja, mundo terrenal, domina el rojo de sangre y el martirio que sube transformándose en el ocre-oro del triunfo y en el blando de la gloria”.
Cuando llegó la Guerra Civil el año de 1.936, todo el Somontano de Barbastro y de Huesca, se convirtió en un cementerio y se derramó sangre humana por las paredes de los pueblos, de los cementerios y los muertos, no sólo por causa de la Guerra Civil, sino por los asesinatos privados, cometidos por el odio, que acababan en fusilamientos y asesinatos entre unos y otros. Parecía que las mentes humanas, se habían llenado de odio y los fusilamientos se multiplicaban por las paredes de los cementerios, por las fachadas de las huertas y por las muertes que se habían aplicado primero por los “rojos” y luego por las batallas y las  venganzas, entre unos y otros.
Barbastro recordaba aquella “criminalidad” de una ciudad, citada en Palestina por la Biblia, en que la sangre corría sin fin. Pero en Barbastro, no sólo la Capital, sino todo el Somontano. Mi doble primo el entonces niño Jesús Vallés Almudévar, había pasado el verano en Fañanás, acompañando a su madre y un hermano, y el alcalde, hombre analfabeto, mandó fusilar a ambos. Cuando el niño Jesús Vallés supo que ya habían destrozado a Siétamo donde él quería saber si su familia de casa Almudévar, estaba viva o muerta.

1 comentario:

  1. Ese odio de ver a las personas buenas y alegres, ponen de los nervios a los qu no son felices y no viven en paz con Dios. Es el mismo satanas el que actúa.

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