El Nacionalismo ata los
sentimientos en la vida diaria de los
hombres, próxima a los intereses de unos individuos, que quieren ser seres libres de la
Humanidad e independientes de la Vida Unida de todos los humanos. No se puede
juzgar la vida de los hombres como una “llamada a los mismos, para que cambien
sus ideas y sus costumbres en escaso período de tiempo”. Y además acusarles de
no admitir una nueva marcha de los mismos a una forma de vida, que unifique su
forma colectiva en otra forma total de unificación de la Vida Humana.
Hace ya unos años que los
cerebros más inteligentes de la humanidad, auguraron que la razón, la cultura y
el progreso, terminarían en escaso tiempo con el nacionalismo. “ Por ejemplo,
Albert Einstein, candidato a ser la persona más inteligente de la historia de
la humanidad, imaginó una “ Federación Mundial” que eliminase los excesos del
nacionalismo, al que imaginaba una ideología reaccionaria, egoísta y mezquina,
contraria a la solidaridad y responsable de la mayoría de las guerras que
asolaron a la humanidad.”
Pero no fue solamente Einstein un
sabio comprometido en hacer desaparecer los excesos del nacionalismo, al que
consideraba reaccionario, amigo del egoísmo
y despreciable, sino además otros muchos, que despreciaban esas
ideologías pobres y que siempre han sido responsables de tales doctrinas. Pero
todavía no ha venc2ido a los nacionalismos con las guerras, que han hecho
sufrir a la humanidad. Ahí tenemos presente el crecimiento del nacionalismo en
Cataluña y en estos momentos la resurrección del Brexit en Inglaterra.
El Nacionalismo no se puede
admitir como un problema de cerebro, sino de sentimientos del corazón, pues
creyeron los alemanes en un sentimiento visceral, olvidándose de su rigor
intelectual. El Nacionalismo está planteado ya en antiguos tiempos por los
sentimientos, no por la razón del cerebro. Las ideas del cerebro en el tiempo
van evolucionando pero no con rapidez y al mismo tiempo, sino
que el tiempo y la geopolítica no discurren simultáneas. Hay pensamientos
rápidos y los hay lentos que son “estorbos” en la evolución del género humano.
Albert Einstein dijo que “el
nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad”. Y sólo
hace falta ver como el nacionalismo catalán, crea desórdenes en la sociedad,
como los niños en su ambiente. Y ahora nos vemos dominados por algunos
nacionalismos, porque es una cuestión de sentimientos y no de cerebro. La
biología lo explica, cuando se fija en aquellos pequeños seres, que fueron
seleccionados en pequeños grupos, durante los primitivos tiempos, que corrían
por el mundo, pues entonces se guiaban por sus instintos y no por su cerebro,
sino por su instinto.
“Einstein se fue de Cataluña con
muchos discos de la música catalana…y recomendó a sus miembros que abandonaran
la palabra nacionalismo”. Y Einstein recordaba a todos los hombres, cuando veía
que no se pensaba demasiado, sino que se vivía “sin pensar”: “la muerte es
igual que un paracaídas, sólo funciona si se abre”. Y añade: “mira el problema
del hombre que no está en la bomba atómica,
sino en los corazones”.
Recomendó la Paz, pues “la Paz no
puede alcanzarse por la fuerza. Solamente puede alcanzarse por medio del
entendimiento”.
Parece que Einstein pensó “Que la
más bella y profunda emoción religiosa que podemos experimentar, es la
sensación de lo místico”.
Einstein pertenecía a la raza judía y
escribió lo siguiente
”Soy judío, pero también he sido encandilado por la luminosa figura del
nazareno”.
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