martes, 7 de abril de 2020

Excelentísimo Señor Duque de Ijar, Conde de Aranda, mi Señor.-



Escritos de mi padre en el articulo.


“Mosen Martín Cavero de Siétamo, fue tío de Don Manuel Almudévar y Cavero, nuestro abuelo”. Conservamos la carta que Mosen Martín Cavero, escribió al Duque de Ijar, copiada por mi padre, hace ya muchos años, al parecer en 1944. Mi padre, como tantas personas del pueblo, fueron perseguidas y tuvo que huir de Siétamo, cuando llegaron a él, aquellos anarquistas, que venían de Barcelona. En aquella conquista de los sindicatos obreros, murieron personas sin fin. Mi padre no me dijo nada, pero copió el escrito de Mosen Martín Cavero de Siétamo, que le escribió una carta al Duque de Ijar, para que no maltrataran a los trabajadores agrarios de Siétamo a los que castigó, dejándolos en una situación de hambre. Lo guardó entre sus papeles, y sufrió los males de la Guerra Civil y la dictadura de los funcionarios del Duque de Ijar.  
Excelentísimo Señor: Voz del Señor deben ser los Párrocos, y  ésta en acabando de sonar, dexa de ser: Dígolo, porque V. E. me honre, con la clemencia de oírme sin causarle admiración, verme introducido en asuntos seculares, y sabe Dios, si soy capaz de cumplir con los eclesiásticos, como los más sagrados de mi estado y obligación.
Algunos meses  ha que encierro dentro de mi corazón el sentimiento que me cuesta, la crítica y triste situación de estos vasallos de V.Xª. y feligreses míos; pues es tan grave, por las funestas consecuencias que amenazara, que huyéndose de mi juicio, sólo se concede a su dolor. El amor de próximo, y la obligación de Pastor, me precisan ya a romper el silencio, suplicando a  V. Xª, se digne atenderme, porque también es equidad en los Grandes Señores permitir al dolor algún desahogo.
No es posible, Excelentísimo Señor, que la amable clemencia de V. Xª, esté verdaderamente noticiosa de los trabajos y preocupaciones que padece este Pueblo por su Administrador D. Josef Irigoyen; porque a saberlo, no podía suceder el  convertirlo, y mucho menos V.Xª. que siempre amante de la equidad y justicia, jamás supo volver los ojos a la razón de mandar ejecutarlo.
 Todo observante y nada compasivo pretende Irigoyen labrar sus aciertos a costa de rigurosas y atropelladas execuciones, hijas de su propia edad y fogosidad de su genio. SI la indigencia de un pobre jormalero le obliga al socorro de un fajo de leña del Carrascal, y sin causar daño alguno en él, inmediatamente lo delata al Subdelegado de Huesca, y tiene que contribuir con la pena rigurosa que le impone, muy superior a sus débiles fuerzas. Este y otros hechos que omito a V.Xª., por no serle molesto, han dado motivo a una juventud inconsiderada, con el mayor sentimiento de lo principal del Pueblo y señaladamente del Exponente, que conoce y sabe mejor que otro alguno las funestas consecuencias, que de necesidad se han de seguir, a hacer demostraciones de venganza contra el dicho Irigoyen con piedras y con el escaño a las Puertas del Palacio. Yo que soy testigo de estos desórdenes, lo soy también del Recetor y quatro Fusileros que acaban de llegar a  este Pueblo de Orden de la Sala, y a instancia del dicho Irigoyen, con  tolerancia o consentimiento de su cuñado Don Pedro Bezares Administrador    General de V. X., para su justificación de los hechos que acabo de exponerle, y para proceder a las pensiones respectivas de los Reos, que de ella resulten. Yo no sé, si los citados Bezares e Irigoyen que pretenderán a hacerse singulares, conseguir la duración de sus empleos, la perpetuidad de sus intereses perpetuos, hablando y obrando del modo que agradan, y no como sienten. Si esto pudieran lograr sin conocida destrucción y alboroto de estos vasallos de  V. Xª, y feligreses míos, yo sería el primer coronista de sus aciertos: Pero, Señor Excmo.:¿puede ser en ningún tiempo buen sevicio de Dios, ni de V. Xª” la total desolación que amenaza a este Pueblo, la evidente desolación de sus vecinos?, la congoja de las familias?.¿Y bien con qué  ánino podrá trabajar un Labrador sabiendo que su vida le fatiga y no aprovecha?.¿Qué amor a V.Xª, podrá engendrarse en el corazón de un Vasallo que diariamente experimenta los tributos penales de una leve culpa, y de un administrador dominado de un  espíritu vengativo?.  
Señor Excelentísimo, es evidente, que la antigua nobleza de Vuestra Casa, y las pingues rentas que goza, dependen del sudor del jornalero: pues ¿por qué: habiéndole de limpiar la piedad, le ha de sofocar el rigor?.
Bástale al infeliz su desdicha, sin quererla duplicar con el desprecio y abatimiento, y así Excmo. Señor, espero firmemente que la piedad de V.Xª, ha de dar crédito a esta espera de mi reverente  buena ley, y humilde  amor a V.Xª, tomando las providencias que fuere servido para el remedio y que mediante él, quedó tranquilo el piadoso y magnánimo corazón de V.Xª, el de estos sus amados vasallos y feligreses míos y el de Irigoyen. V.Xª, no tenga por desembarazo la realidad de mi explicación,  sino créala, pues es eco preciso de la Voz de quien más le reverencia, y desea el mejor  servicio de Dios, la mayor gloria de su V.Xª, y menos fatiga de estos sus cadentes vasallos. A este fin aplico mis oraciones y sacrificios, y en todos pido a Nuestro Señor quarde a su excelentísima persona más años.
                                                   SIETAMO y FEBRERO 11 de 1. 807.-
A su poder de V.Xª
Firma. Martín, Retos de Siétamo.
Excelentísimo Señor Duque de Ijar, Conde de Aranda mi Señor.



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