miércoles, 2 de diciembre de 2020

Despedida de alcalde, a los veintitrés años de alcaldía.-

 


                                  

Dicen, señoras y señores, que despedirse de la alcaldía es morir un poco y tenía razón el primero que lo dijo, porque el adiós último, va precedido de múltiples adioses; aunque el adiós, que tan amablemente hoy me dedicáis, quiera Dios que podamos intercambiarlo entre nosotros muchos años, pues no consiste en un adiós definitivo. Nos veremos debajo de la garrofera, contemplando el paso de los forasteros, en las fuentes, la de los siete caños y en la vieja y moderna, sombreada por copudos chopos; caminaremos juntos muchas veces a la Cruz de San Pedro para pedir la lluvia; seguiremos unidos en la Cruz que el Jueves Santo, nuestras sufridas gentes llevan sobre sus hombros y al son de las campanas tristes, alguna vez y alegres en las fiestas, rezaremos a una en nuestro templo. Subiremos al Saso y a la Sarda, bajaremos al río y a los huertos. Nos veremos en Liesa, en Castejón de Arbaniés ,en Monflorite y en Huesca, nos diremos adiós y cada vez que lo digamos, habremos muerto un poco, pero digámonos adiós, que nos hará más dulce y llevadero el llegar al Adiós Definitivo.

Por todo eso, os agradezco vuestra despedida y aunque resulte nostálgica, es dulce como es dulce la morriña galaica, la saudade portuguesa y la “crosira” aragonesa, porque si bien e cierto que me voy, “ me voy, pero no me voy” y aunque me voy, no me marcho.

Más triste está el puente del río, porque despide de continuo el curso de las aguas que bajan por el río y él se queda eternamente con sus aguas bajando constantemente. SIÉTAMO es el puente y nosotros el agua y pasaron por él nuestros antepasados, amigos y vecinos, pero tenemos suerte de estar en la badina hasta que llegue la ríada de la muerte. Comamos como pasta el ganado en sus orillas, bebamos como las golondrinas lo hacen en su rasante vuelo, cantemos igual que canta el grillo y las ranas en verano, nademos como las madrillas y los barbos, juguemos como juegan las polletas de agua y las verdes libélulas, trabajemos que es el sino que nos dio el Señor. Y entre tragos, comidas, diversiones y trabajos, digámonos ¡Adiós!.

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